La tensión al norte de Kosovo complica las pretensiones comunitarias de Serbia
La estrategia de Belgrado de utilizar a la minoría serbia en el norte de Kosovo como fuerza de choque para impedir la consolidación del nuevo Estado le puede costar cara. El tema se le ha ido de las manos en vísperas de una decisión crucial sobre el futuro de Serbia en la UE.
GARA | BRUSELAS
Serbia y Kosovo celebraron ayer la última ronda de diálogo prevista este año. Sobre la mesa, la gestión de las fronteras comunes y el derecho de Kosovo a participar en los organismos y foros internacionales.
El que se trate de la última cita anual no tiene importancia desde que Belgrado accedió a sentarse en la mesa. Más decisivo es el hecho de que la UE debe decidir en su próxima cumbre el 9 de diciembre si otorgan a Serbia el estatus de candidato a la adhesión. Y los enfrentamientos provocados en la frontera por la minoría serbia del norte de Kosovo han complicado las aspiraciones de Belgrado.
El presidente serbio, Boris Tadic, reconoció que la crisis «ja provocado que hoy estemos más lejos de nuestro objetivo que ayer» e hizo un llamamiento a los serbios de Kosovo para que desmantelen sus barricadas en la frontera.
Los aludidos han respondido desafiando al presidente. «No vamos a desmantelar las barricadas. Si acaso levantaremos más. Las razones por las que las erigimos no han cambiado», advirtió el alcalde de Zubin Potok, Su homólogo de Kosovska Mitrovica se declaró sorprendido por la exigencia. «Los serbios del norte (de Kosovo) teníamos hasta ahora todo el apoyo» de las autoridades de Belgrado.
Alemania, único poder real en la UE, exigió a Serbia que use su influencia entre su minoría en vísperas de la reunión hoy de los ministros de Exteriores UE.
Bruselas propone una «gestión fronteriza integrada» de los pasos. Pristina está dispuesta a aceptarlo, pero recuerda que en todo caso eso supone reconocer que hay dos estados, algo a lo que Serbia se resiste con el apoyo de cinco países miembros de la UE, entre ellos España.
La crisis que asola a Europa está provocando una penuria de medios en la UE para asegurar sus misiones en el mundo, desde Kosovo hasta la lucha contra la piratería en el Índico.