San Mamés vuelve a encender la iluminación europea para recibir al Slovan de Bratislava, con cuya visita se cerrará la fase de grupos en el estadio bilbaino. Un encuentro que vio mermado ligeramente su interés tras la última jornada en la que el Athletic, con su victoria en Salzburgo, se aseguró la clasificación para la siguiente ronda, pero al que realmente no le faltan alicientes. Ni tangibles, ni intangibles.

El equipo rojiblanco, para empezar, y no es poco, puede certificar el primer puesto del grupo esta misma noche, tras haber firmado una trayectoria impecable hasta el momento. Para ello necesita sumar al menos un punto más que el Paris Saint Germain que, también hoy a las 21.05, visita al Salzburgo, al que ahora aventaja en tres puntos y frente al que despedirá la fase de grupos el próximo 14 de diciembre en la capital francesa.

Si el Athletic eleva su renta hasta los cuatro, los parisinos no tendrán ya nada que hacer. De cara al primer puesto, se entiende, porque si hoy pierden tendrían que luchar por retener la segunda plaza frente a un Salzburgo que en esa última jornada se mide con el Slovan. Claro que incluso si la ventaja de los bilbainos se prolonga, mantener el liderato seguirá resultando asequible: les bastará un empate o una derrota por la mínima -en San Mamés se impusieron por 2-0- en París.

Pero para que todas esas cuentas funcionen sin tener que mirar a lo que va acontenciendo en Austria, el Athletic debe imponerse a un Slovan que es toda una incógnita. Sobre todo porque resulta imposible saber cuál es la motivación real de un equipo al que sólo una auténtica carambola permitiría pasar de ronda. Así que es difícil saber si el equipo checo saldrá hoy a por todas u optará por encerrarse a cal y canto con la esperanza de propinar un susto a la contra o, cuando menos, firmar un resultado digno.

En ese sentido, el choque también puede ejercer de campo de pruebas para el Athletic, que trabaja en la manera de superar lo que los rojiblancos admiten como su asignatura pendiente: sobreponerse a los rivales que llegan a San Mamés con un planteamiento exclusivamente, o casi, defensivo. Por ahí llegaría, precisamente, la segunda recompensa de un triunfo, la parte intangible del premio. Los hombres de Marcelo Bielsa explorarían nuevas maneras de imponerse y verían, de paso, restañada su moral después de que precisamente un adversario de esas características, el Granada, acabara con su buena racha y explotase el globo que con tanto gusto había inflado la familia rojiblanca tras los espectaculares encuentros frente a Barcelona y Sevilla.

Un encuentro, ante los andaluces, cuyos efectos todavía colean. Y es que, interpelado el técnico rojiblanco, Marcelo Bielsa, sobre si hay un «plan B» para este tipo de choques, contrapuso que «uno no puede cambiar la idea con la que juega cuando merece obtener el triunfo largamente. Lo que hay que hacer es ser eficaz en concretar las opciones que uno posee».

Por otro lado, el preparador rosarino calificó el encuentro de hoy ante el Slovan como «vital» porque «el futuro de la competencia queda condicionado a favor de quien ocupe el primer lugar y, para ello, intentaremos ganar».