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Triunfo rojillo en El Sadar

Candados, angustias y emociones

Osasuna consiguió su segunda victoria consecutiva en un partido al que no le faltó de nada. Hizo falta paciencia para superar a un Betis ultradefensivo, se sufrió de lo lindo tras la transformación verdiblanca y la emoción explotó con el gol en el descuento.

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OSASUNA 2

BETIS 1

Amaia U. LASAGABASTER

Se dice que noventa minutos en el Bernabéu son muy largos. Y es cierto. Pero el estadio merengue no es el único en el que hora y media puede parecer una vida entera. La que transcurrió ayer en El Sadar, desde luego, lo pareció. Y no fue por los tres minutos de descuento, o al menos no exclusivamente, aunque también dieron para mucho.

Concretamente, para confirmar la segunda victoria consecutiva de Osasuna, que enlaza triunfos por primera vez desde el pasado mes de mayo. Entonces fueron tres (Valencia, Zaragoza, Sevilla); ahora, después de que la semana pasada superara su principal asignatura pendiente en Cornellá, ya son dos. Para lograrlo, necesitó 93 minutos muy, muy largos.

Consecuencia de la bipolaridad de un Betis que lamentó primero que Pepe Mel diera su brazo a torcer ante las recomendaciones de los jefazos verdiblancos y plantara un equipo ultradefensivo en El Sadar. Pero también del desacierto de los delanteros rivales -aunque Andrés, con una actuación sensacional, también tuvo mucho que decir- cuando, recuperado un planteamiento que les es más habitual, acumularon ocasiones. Consecuencia también, claro está, de la actuación del propio conjunto navarro, al que le costó menos abrir candados que cerrarlos. Un Osasuna que tuvo que tirar primero de paciencia, aguantar luego el chaparrón resguardándose en un guardameta inspirado, y tirar del genio de Nekounam en última instancia para hacer explotar la grada y quedarse con los tres puntos. Lo dicho, de todo.

Había cierta curiosidad por saber hasta qué punto eran válidas las declaraciones previas de los dos entrenadores. José Luis Mendilibar temía un exceso de confianza de sus jugadores y sus penosas consecuencias. Pepe Mel, por su parte, aseguraba tener la clave para acabar con la lamentable racha del Betis que, con la de ayer, acumula ya nueve derrotas en diez partidos.

Renuncia bética

O no acertó el vizcaino o su trabajo de mentalización fue excepcional porque Osasuna saltó muy puesto. De lo de Mel mejor ni hablar. Renunció a su idea habitual y, aunque aguantase muchos minutos, lo pagó caro; con el marcador en contra, recuperó un equipo mucho más reconocible y, aunque los puntos se le acabaron escapando, los tuvo mucho más cerca.

Y es que los rojillos se encontraron con un rival ultraconservador. Cinco hombres atrás, un doble pivote muy defensivo y, el peligro, Roque Santa Cruz arriba esperando balones largos para provecho de Pereira y Sevilla -protagonista, por cierto, del primer susto de la tarde, con una falta que se estrelló en el palo-. No había otra, tocaba tirar de paciencia para abrir los siete candados que había dispuesto el equipo andaluz.

Y para asumir, de paso, otro inconveniente en forma de lesión, cómo no, en la defensa. Esta vez fue Rubén el que abandonó el campo al sufrir un pinchazo en la parte posterior del muslo izquierdo. Problemas para el futuro, aunque no en aquel presente, en el que los zagueros rojillos apenas tenían trabajo. Sin caer en la desesperación, los navaros fueron probando, estirándose, buscando el balón parado con el que, por fin, cayó el séptimo candado. Fue Miguel Flaño el que cabeceó un córner a gol en el segundo palo, a cinco minutos del descanso.

A sufrir

Pintaba muy bien la cosa. El melón abierto, un Betis presa de los nervios... Pero, desafortunadamente, 45 minutos y un gol en contra fueron suficientes para que Mel se diera cuenta de su error. En el descanso aligeró su defensa, dando entrada a Rubén Castro, y poco después Beñat se vestía también de corto.

La paciencia se trastocó en sufrimiento. A Osasuna no le duraba el balón en los pies, ante un rival que presionaba mucho y arriba y, lo que es peor, parecía multiplicar efectivos en cuanto se acercaba al área. Mendilibar reaccionó moviendo igualmente banquillo, pero aquello no tenía remedio.

La pelota no se movía de las inmediaciones de Andrés, que acabó erigiéndose en el héroe del partido. No pudo evitar que Castro empatara en el 80, pero sí se lució impidiendo que fructificara un chut de Cañas, envenenado tras tocar en Nekounam, que despejó junto al larguero. O una asistencia a Santa Cruz en boca de gol, otro remate de Jonathan Castro a bocajarro, un chutazo de Jonathan Pereira, una falta durísima de Beñat, un disparo raso de Santa Cruz... Así una, y otra y otra vez, porque el único equipo que existió sobre el césped durante muchos minutos fue el Betis.

Pero, como el tópico de los noventa minutos, también el de los perdones y los lamentos acostumbra a cumplirse. Y el fútbol, en ese sentido, fue doblemente injusto con el equipo sevillano. Porque la tropa de Pepe Mel no sólo no se llevó una victoria que, al menos por ocasiones, bien pudo merecer, sino que acabó regresando a casa de vacío. Recién cumplido el tiempo reglamentario, Osasuna se encontró con una de esas faltas ideales para estirar el descuento y salvar un punto con el que los navarros podían darse por satisfechos, visto el estado de las cosas. Nekounam decidió que aquello podía dar más de sí, su pie respondió colocando el balón en la escuadra, y la respiración contenida durante tres cuartos de hora se convirtió en una explosión de júbilo.

Mendilibar recurre al santoral para explicar un triunfo sumamente afortunado

La suerte hay que currársela, pero luego está en su mano acudir a la llamada. La de Osasuna debió tener muchos decibelios porque, cuando el empate parecía un tesoro difícil de mantener, los rojillos se encontraron con el triunfo.

Hasta José Luis Mendilibar tuvo que recurrir al santoral para explicarlo. «San Francisco Javier ha estado con nosotros», admitió el técnico, consciente de que tras un «primer tiempo bueno, hemos hemos hecho un desastre de segunda parte. Nos han metido un meneo que para qué. Pero Andrés ha parado todo», recordó. Y eso también cuenta.

El zaldibartarra insistió en la trascendencia de la fortuna, agradecido porque supuso un triunfo que sabe «bien» y está «de maravilla», pero como aviso, consciente de que es una veleta. «A veces se ganan así los partidos y éste es el primero de la temporada que, sin merecerlo, hemos sacado los tres puntos. Alguna vez tenía que ser. Pero hay que valorar lo que ha pasado porque te puede pasar una vez pero seguro que no nos pasará más». Y es que el técnico tiene claro que «hemos sido una banda en el segundo tiempo. No podemos jugar otra vez así, poniendo las cosas tan fáciles al rival -añadió-. Tenemos que jugar más juntitos; nos tenemos que agrupar. Cuando el contrario está jugando bien y no puedes robar el balón, es cuando te tienes que juntar con la defensa. Hoy no nos hemos puesto de acuerdo», añadió.

De las sonrisas y el alivio de unos, a la frustración de los otros que, además, veían como se repetía la historia que la semana pasada ya les había llevado a perder en el descuento frente a la Real. «Ya fue cruel la semana pasada. Fue casi un calco. No se puede explicar. Me acaba de decir el presidente de Osasuna que en su vida ha tenido tanta suerte», explicó Pepe Mel, que podría ser destituído en las próximas horas. «Era un partido de 2-5 y hemos perdido 2-1» lamentó, satisfecho por el juego y contrariado por la «falta de suerte». GARA

El homenaje a Patxi Puñal fue completo

Patxi Puñal se convirtió ayer en el jugador de Osasuna que más partidos, 351, ha disputado en Primera. Ayer entró en la historia del club y se llevó el homenaje correspondiente. Patxi Izco le hizo entrega de una placa y Javier Castañeda, el hombre que ostentaba el récord hasta ayer, de un roble. Tres niños de la cantera rojilla lo recogieron después para llevarlo a Tajonar, donde será plantado el 16 de diciembre. La tarde fue completa para Puñal porque Miguel Flaño le dedicó el gol, ondeando una camiseta con su nombre y el número 351, y además celebró el triunfo.

«Ha sido muy emocionante y muy bonito -admitió Puñal-. Me he metido en el partido, pero no os voy a decir que no he escuchado a la gente corearme. Estoy muy agradecido a todos los que han formado parte de este pequeño homenaje». «Me siento superquerido y supervalorado», añadió. GARA

Quinta amarilla para Damià y Nekounam

Damià y Nekounam vieron ayer su quinta amarilla, por lo que se perderán el encuentro frente al Málaga. Un choque para el que los problemas en forma de bajas pueden volver a multiplicarse, después de que Rubén se retirara ayer lesionado. En el equipo, al menos, hay confianza en que Marc Bertrán y Sergio sí se hayan restablecido de sus lesiones para la próxima jornada.

El equipo vuelve al trabajo en Tajonar

Osasuna regresa hoy mismo al trabajo en Tajonar (10.00). Descansará mañana para iniciar el miércoles la preparación del tramo final del año, que le llevará disputar cuatro partidos (Málaga y Villareal en Liga, la eliminatoria frente al Almería en Copa) en apenas diez días.

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