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CUMBRE FRANCO-ALEMANA

Una reforma basada en la disciplina contra el déficit y las sanciones

Disciplina, disciplina y disciplina. Y para el que rebase los límites de déficit impuestos, sanciones, sanciones y sanciones. Son los pilares en los que se sustenta la propuesta de reforma del Tratado de la UE que presentarán Merkel y Sarkozy en la cumbre de esta semana.

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Imanol INTZIARTE | DONOSTIA

El Estado francés y Alemania esbozaron ayer su propuesta de modificación del Tratado de la Unión Europea (UE) para incluir sanciones automáticas contra los países que superen los límites de déficit y deuda previstos en el Pacto de Estabilidad (3% del PIB).

Las dos economías más potentes de la eurozona presentarán su plan mañana al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y lo pondrán sobre la mesa en la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que arrancará pasado mañana en Bruselas.

El objetivo es sacar adelante la propuesta «a marchas forzadas», concretamente para el próximo mes de marzo, a las puertas de las elecciones presidenciales francesas.

Al término de un encuentro celebrado en París con la canciller germana Angela Merkel, el presidente galo, Nicolas Sarkozy, aseguró que aspiran a que esta reforma cuente con el respaldo de los 27 estados de la UE, si bien dejó la puerta abierta a que sean sólo los 17 socios de la eurozona quienes se comprometan con las nuevas normas, sin cerrar la puerta a futuras incorporaciones.

Como paso preliminar, el eje franco-alemán demandará la aprobación en todos los estados de una «regla de oro» que limite el déficit, y que tendrá que ser «reforzada y armonizada». Será el Tribunal de Justicia europeo quien verifique que la «regla de oro» de cada estado se ajusta al nuevo Tratado.

Una vez incluido ese punto en las respectivas constituciones -algunos, como el Estado español, ya lo han hecho- quien sobrepase el límite establecido sufrirá sanciones automáticas. Lo que no podrán hacer las instituciones comunitarias será revisar los presupuestos de cada estado miembro, una opción rechazada de plano por Sarkozy.

Las decisiones se aplicarán una vez que sean aprobadas por «una mayoría cualificada del 85%» de los países del euro. No hará falta unanimidad. «No queremos que unos bloqueen los avances de otros», explicó la canciller alemana.

Europeos «de fiar»

Merkel declaró que lo fundamental es «restablecer la confianza», y enmarcó estas propuestas como una respuesta a quienes se preguntan si los estados europeos son «de fiar». «Hacen falta modificaciones estructurales, no podemos hacerlo en el marco de los tratados existentes», agregó.

Respecto a otros puntos del debate, París y Berlín defendieron que se adelante a 2012 la implementación del fondo de rescate permanente, prevista inicialmente para 2013. Al hilo de la crisis de la deuda y de los países en apuros, ambos gobernantes resaltaron que el caso de Grecia es «particular y único», y que en el futuro sólo se pedirá a la banca que asuma pérdidas sobre los bonos de la eurozona en casos excepcionales.

«No podemos comparar una gran economía como la economía italiana o la economía española, con lo que ha pasado en Grecia. Lo que queremos es decir a los ahorradores del mundo entero que en Europa la regla es que se reembolsan las deudas. Se reduce el déficit, se vuelve al crecimiento y se reembolsan las deudas», remarcó Sarkozy.

«Hay que dejar claro que una emisión de un estado de la zona euro no es menos segura que una emisión de otro estado del mundo. Hay que convencer de que se trata de una inversión segura», insistió Merkel.

Preguntados por los eurobonos, el presidente francés cedió a las posiciones de la dirigente germana y mostró su rechazo a los mismos como instrumento para contrarrestar las presiones que sufren las deudas soberanas de los países de la eurozona. «Los eurobonos no son en ningún caso una solución a la crisis», sentenció.

Además, ambos manifestaron su apoyo a la «independencia» del Banco Central Europeo y anunciaron que propondrán que durante el tiempo que dure la actual crisis se celebren reuniones mensuales en las que participen los jefes de Estado y de Gobierno.

Los socialdemócratas apelan a la solidaridad europea

Mientras los dos líderes conservadores que gobiernan en Alemania y el Estado francés se reunían en París, sus opositores hacían lo propio en Berlín con motivo del Congreso Federal del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). El veterano ex canciller Helmut Schmidt, de 92 años, puso en pie a los asistentes el domingo con sus duras críticas a Merkel por su falta de solidaridad con sus vecinos europeos. Schmidt aseguró que la actual canciller «saca de quicio» con sus lecciones de austeridad incluso a quienes le son más cercanos, alertó del peligro de que Alemania sea percibido como el «matón» de la UE y recordó que su país tiene «el deber de responder a la solidaridad recibida».

Ayer fue el turno de François Hollande, candidato del Partido Socialista a las próximas presidenciales francesas -en la primavera de 2012- e invitado al Congreso del SPD. «Si podemos ganar en nuestros respectivos países, será el corazón de Europa el que cambie», manifestó antes de rechazar «la creación de un directorio que gobierne Europa» y defender en su lugar un «proyecto federal». GARA

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