Pascual Tamburri, uno de los representantes de la derecha más extrema de Nafarroa, y que se quedó con el PP tras el divorcio con UPN, suele escribir en Elsemanaldigital.com, y lo hace siempre para soltar sus obsesiones y, sobre todo, defender la españolidad de Nafarroa. Y en su última entrega se le nota enfadado, porque los suyos, otra vez juntos, no han obtenido los resultados que esperaban el 20N, al contrario que el gran enemigo. «ETA triunfó en las elecciones y Rajoy tendrá que reventar sus planes», titula su última entrega. Empieza la columna citando las últimas declaraciones de Jesús Eguiguren, algo recurrente y poco original, todo hay que decirlo, para denunciar que «una parte del PSOE entra, ha entrado o desea entrar en el proceso de batasunización», para añadir que «del mismo modo que es muy difícil llamar mentiroso a Eguiguren (y llamárselo no impide que lo que cuenta sea una dolorosa verdad), la otra verdad es que todos los nacionalistas vascos, dirigidos física e intelectual- mente por la ETA y con el PNV sólo a rastras, han triunfado el 20-N. Avanzan ellos, y con ellos avanzan sin duda sus planes». Se ve que no le gusta lo que han votado los navarros.

Pero sus dolores de cabeza no acaban ahí: «Y no sólo es que ganaron: es que a sus rivales, PP en las provincias vascas y UPN y PP en Navarra, les fue muy mal. El crecimiento electoral de Rajoy no llegó aquí, y eso también hace más relevante el éxito de los malos». Vean cómo Tamburri hace como en las películas de John Wayne y deja claro que aquí hay buenos y malos. Antes este panorama, sostiene que «será una estrategia muy atrevida confiar la lucha contra ETA a los mismos que no creyeron a Mayor Oreja ni a Eguiguren, responsables además del avance de las ikurriñas en una Navarra que, dejada en verdadera libertad, las quemaría muy a menudo». Y él lo aplaudiría. Qué escalofríos dan cuando hablan de «en verdadera libertad». Pero Tamburri tiene la solución a sus desvelos: «No basta derrotar en las urnas a los batasunos, y menos aún si nos dirigen líderes intonsos y miopes hasta la ceguera: `contenerlos' no es solución. El nacionalismo, más aún el nacionalismo revolucionario izquierdista, debe quedar fuera del juego político, sus objetivos fuera de lo constitucionalmente imaginable (de hecho, ya es así) y su visión del mundo fuera de lo socialmente admisible». Algunos son más fachas que el 18 de julio.