En una nueva carta dirigida a Colombianos y Colombianas por la Paz, las FARC reiteraron su disposición a continuar con las entregas unilaterales de efectivos de la fuerza pública que todavía mantiene en su poder. El anuncio coincidió con las manifestaciones realizadas en varias ciudades de Colombia, Latinoamérica y Europa contra los secuestros.

En la carta, datada el 1 de diciembre, la guerrilla expresó su intención de seguir «explorando» con sus destinatarios «todas las vías» que los conduzcan «a este noble propósito» y a la concreción de «la liberación unilateral de los prisioneros de guerra».

Las FARC también se pronunciaron sobre el último rescate militar que acabó con la vida de cuatro de los cinco rehenes que iban a liberar como respuesta a la petición que les hicieron Colombianos y Colombianas por la Paz en una carta en agosto.

«Deploramos profundamente que cuatro de los seis prisioneros de guerra que íbamos a liberar unilateralmente en respuesta a su petición hayan muerto en un irracional intento de rescate militar», subrayaron.

«Por las malas o las buenas»

Olga Amparo Sánchez, de Colombianos y Colombianas por la Paz, subrayó que las liberaciones dependen ahora de que el Gobierno facilite las condiciones, pues no ve que halla posibilidades si siguen «con los operativos militares en marcha».

La respuesta del presidente Juan Manuel Santos, en cambio, caminó en sentido contrario. Tras insistir en los rescates militares, aseguró que logrará la paz «por las malas o por las buenas». Aseguró que no habrá un canje humanitario, tal y como exigen las FARC, y que seguirán los combates. Recordó que, desde su llegada al Ministerio de Defensa, «han ido cayendo uno tras otro» los miembros de la dirección de la guerrilla.

En un tono algo más calmado, dijo estar dispuesto a facilitar «los términos para la liberación de los once secuestrados, la liberación unilateral como gesto de paz en la dirección correcta», aunque no cesará las operaciones militares.

Preguntado sobre un posible proceso de diálogo, comentó que está barajando la posibilidad de reinstaurar la figura del Alto Comisionado para la Paz «cuando las circunstancias lo ameriten», pero sin ningún «show mediático» internacional. Su antecesor en el cargo, Álvaro Uribe, abortó la mediación del presidente venezolano, Hugo Chávez, y de la entonces senadora Piedad Córdoba.