Las protestas y la caída electoral llevan a Putin a un escenario más complicado de lo previsto
Las protestas y las denuncias de irregularidades en las elecciones parlamentarias rusas del pasado domingo no han bajado en intensidad con el paso de los días, al contrario, las movilizaciones han aumentado y se ha ampliado el número de ciudades afectadas. A pesar de la represión de la que han sido objeto los manifestantes, con centenares de detenidos, para el próximo sábado ha sido convocada una gran manifestación en Moscú. Además, a las críticas generalizadas en todo el espectro de la oposición, se le ha sumado la actitud de los Estados Unidos, siempre presto a desestabilizar a su antiguo rival, y de personalidades cercanas a Occidente, como Mijail Gorbachov, que ha pedido repetir los comicios.
Todos estos movimientos han creado un cierto clima de inestabilidad en Rusia, que si bien es muy limitado gracias al férreo control que Vladimir Putin mantiene sobre los aparatos de poder, ha complicado el escenario a quien en la última década ha actuado como amo y señor del gigante euroasiático. Putin tiene cada vez más contestación interna, y ese es el primer paso para un cambio que hasta hace poco parecía una quimera y hoy parece cuestión de tiempo.