Al menos 19 civiles, entre ellos siete mujeres de una misma familia y cinco niños, murieron y otros cinco resultaron heridos ayer por la explosión de una bomba en la provincia de Helmand, en el sur de Afganistán, según informó el gobierno provincial. Las víctimas viajaban en una furgoneta cuando se produjo la explosión de la bomba, de fabricación artesanal. El incidente se produce un día después de la muerte de 59 personas en dos atentados. Uno de ellos, durante una procesión en Kabul, con motivo de la Ashura, una de las fiestas del islam chií mató a 55 personas. Casi simultáneamente, en Mazar-i-Sharif (norte), una bicicleta bomba hizo explosión al paso de un grupo de chiíes que se dirigían a un santuario, causando cuatro muertos entre ellos.

El presidente afgano, Hamid Karzai, anunció que discutirá con el Gobierno de Pakistán sobre los atentados, que fueron reivindicados por un grupo paquistaní. «Lashkar e Jhangvi (LeJ), con base en Pakistán, ha reivindicado la autoría de este ataque. Investigaremos el asunto con mucha atención y será discutido con el Gobierno paquistaní», declaró Karzai

Contra chiíes

Estos ataques con motivo religioso, poco comunes en Afganistán, tenían como objetivo a los musulmanes chiíes, que son minoría en el país.

Estados Unidos pidió a Pakistán que actúe contra el movimiento islamista al que acusa de los atentados y el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, confirmó que un estadounidense murió en los mismos. Toner aseguró que la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, pensaba en el grupo LeJ cuando en octubre reclamó al Islamabad que luche contra los movimientos extremistas.