Ros Casares 98

Unb Obenasa 61

Era misión imposible y así se demostró cuando las líderes decidieron ponerse las pilas para evitar una sorpresa que hubiese resultado mayúscula. El resultado final deja bien a las claras la diferencia de calidad de ambas escuadras en un envite que no debe minar la moral de las navarras, quienes se juegan la vida en otra liga diferente a la que disputa la escuadra valenciana.

El eventual equilibrio que se vivió en el primer cuarto sólo fue un mero espejismo sin valor alguno tras lo que aconteció después. Ese intervalo y el último, en el que ya todo el pescado estaba vendido, fueron los únicos en los que Obenasa pudo tutear a un contrario intratable.

Las diferencias quedaron marcadas en el segundo y tercer cuarto, con distancias iguales o superiores a la quincena de puntos, que generaron la treintena sobrada del final del choque. Para el descanso, las locales ya casi doblaban en el electrónico a sus invitadas.

Sólo Dennett y Seguí estuvieron en números dobles, con especial aportación de la pivote estadounide en el rebote, sumando hasta seis lances. Por el lado valenciano, fue el trío mortal formado por Wauters, Yacoubou y Lyttle -sumaron más de la mitad del cómputo puntuador de su equipo- quien desequilibró la balanza.