Mientras Raül López siga con sus molestias en los abductores -ayer se volvió a quedar con solo 8 minutos de juego y casi sin participar en la segunda mitad-, el juego del Gescrap Bizkaia Bilbao Basket pasará por la velocidad y verticalidad en ataque y la agresividad en defensa, con Aaron Jackson como referente. Con sus virtudes y sus defectos, ése es el camino a seguir mientras que el base de Vic recobra su mejor tono físico. Si los rivales paran a Jackson y los suyos, habrá problemas. Si no, Bilbao Basket será como un vendaval.

Y el de ayer fue la versión de ciclón de los hombres de negro. Cierto es que el Valencia Basket echó mucho de menos a jugadores de la talla de Claver o Pietrus, no digamos ya Tiago Splitter, pero es que además su rival le pasó por encima en prácticamente 35 minutos. Los hombres dirigidos por Paco Olmos solamente respondieron en los cinco últimos minutos, más que nada porque Bilbao Basket se dedicó a contemporizar y a jugar con el resultado y el marcador, algo que, a falta de Raül López, le cuesta más hacer.

Porque mientras le dio alegría al juego, aquello fue un bálsamo para los de Katsikaris. Los hombres de negro debían ganar sin falta, y no había excusa para no hacerlo. De esta forma, se pusieron el mono de trabajo desde el salto inicial y aplicaron los preceptos básicos de su juego. En ataque, Jackson y los suyos buscaron la verticalidad a base de penetraciones -Bilbao Basket solo se jugó 13 triples, cuando por norma general lanza no menos de 18-, pases a las continuaciones -Fischer y Banic jugaron de maravilla estas circunstancias-, aparte de cobrar bastantes faltas personales -es cierto que el trío arbitral tuvo un día de «silbato rápido»-, con lo que pudieron lanzar un buen número de tiros libres.

Mientras, en defensa se jugaba con agresividad. Markovic, aquejado de molestias en un tobillo, no hallaba la forma de guiar con tino al Valencia Basket, mientras que De Colo y Rafa Martínez, muy intermitentes, hacían mucho menos daño del habitual, siendo únicamente Nik Caner-Medley capaz de perforar la cesta bilbaina, aunque abusando del triple.

Los taronja, además, hallaron que la retaguardia bilbaina dio un clínic de intimidación, con D'Or Fischer, que logró hasta 4 tapones, impidiendo que las penetraciones de los de Paco Olmos culminaran con éxito.

Aun y todo, el cuadro valenciano se mantuvo en la brecha hasta los últimos compases del segundo cuarto. A partir del 42-36, la defensa vizcaina experimentó una espectacular subida de líneas, que se tradujo en un parcial de 6-0 con el que se logró llegar al descanso con un ilusionante 48-36. Para postre, el arranque del tercer período sirvió para que ese parcial aumentara hasta un 11-0, colocando en el luminoso el 53-38.

De la euforia al susto

Con 15 puntos de desventaja, Valencia Basket ensayó una defensa zonal 2-3, pero fue en balde. Gescrap Bizkaia Bilbao Basket jugó con la paciencia de la que ha carecido en otros partidos, sin abusar del triple, y buscando que gente como Mavroeidis o Fischer rompieran el entramado zonal desde dentro. Asimismo, jugadores como Vasileiadis, uno de los cinco hombres de negro capaces de llegar a los 10 tantos, ayudaba a base de penetraciones. La renta de los de Katsikaris se instalaba en los 20 puntos, 68-48 al final del tercer cuarto, con un triple desde el centro del campo de De Colo, invalidado por lanzarlo fuera de tiempo.

La ventaja de Bilbao Basket llegó a una máxima de 23 puntos, 76-53. Ahí llegó el gran error local. Empezó a jugar con el reloj, y lo único que logró fue encajar un parcial de 4-17, con Rafa Martínez y De Colo maquillando sus números. Hubo hasta quien se asustó.

No había motivo, empero. Un triple de Mumbrú a falta de 56 segundos cerró un partido que mostró la senda que Bilbao Basket ha de recorrer hacia la Copa.