La Casa Real española ha querido sacudirse el escándalo -lo verdaderamente escandaloso es que en el siglo XXI todavía haya Casas Reales y que mientras tanto mucha gente no tenga una casa de verdad- de los dudosos negocios de Iñaki Urdangarin mandando a paseo al yerno deportista, y algunos periódicos no han tardado en cantar alabanzas a los borbones. En «La Razón» ayer le dedicaban al tema el editorial, titulado gráficamente «Acierto de la Casa del Rey», y afirmaban que esta «ha reaccionado de modo irreprochable ante el `caso Iñaki Urdangarín'». Por supuesto, faltaría más. Servidora no se imagina al diario de la derechona reprochándole nada a la monarquía, la verdad.

En la misma línea aduladora, el editorialista se refiere a la decisión de hacer públicas las cuentas de la Casa Real, no lo olvidemos, engrosadas por el erario, y señala que «nada es más saludable para las instituciones que la información puntual y transparente. Por eso no podemos menos que aplaudir la decisión de hacer públicas las cuentas de la Casa Real, cuyas partidas principales serán colgadas en la web oficial». Reprochando no, pero aplaudiendo hasta romperse las manos sí me los imagino. Pero no se crean que la monarquía española es solo trasparente y de actuación irreprochable, sino que además es austera. Vean si no lo que dice «La Razón»: «En comparación con otras monarquías parlamentarias o con otras jefaturas del Estado, la española es de las menos onerosas para el erario público y una de las más austeras. Los poco más de 8 millones de euros que le asignan los Presupuestos Generales del Estado están muy lejos de los casi 50 que recibe la monarquía británica, los 40 de la holandesa o los 28 de la noruega. En todo caso, el presupuesto de La Zarzuela es bastante ajustado para pagar los sueldos del personal y las numerosas actividades oficiales que desempeñan todos los miembros de la Familia Real». Viene a decir algo así como que, comparado con lo que roban otros a los fondos públicos, estos no afanan tanto. Presupuesto ajustado dicen... Lo que no explican es por qué las trabajadoras y trabajadores de esos estados, incluyendo las vascas y vascos del sur, debemos seguir pagando su sueldo.