Camps y Costa rechazan un acuerdo que implique asumir su culpabilidad
El ex presidente de la Generalitat Francisco Camps y el ex secretario general del PPCV Ricardo Costa rechazaron un acuerdo de conformidad que implicaría asumir su culpabilidad. Camps, que se negó a responder a la acusación particular, afirmó que nunca utiliza tarjetas de crédito y que suponía que sus conciudadanos querrían que siempre fuera «bien vestido». Dijo que jamás pide el ticket de compra, ni siquiera en caso de que deba devolver la prenda.
GARA | VALENCIA
El ex presidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps se declaró «completamente» inocente en la segunda sesión del juicio que se sigue en su contra por un supuesto delito «continuado de cohecho pasivo». Junto al ex secretario general del PPCV Ricardo Costa se negó a aceptar un acuerdo de conformidad, lo que implicaría asumir su culpabilidad.
A preguntas de la Fiscalía, sostuvo que sus conciudadanos querrán que vaya siempre «bien vestido» y que nunca pide los tickets o facturas de compra ni paga con tarjetas de crédito.
«No he pedido nunca ticket de nada, ni cuando he cogido taxis ni cuando voy a comer a restaurantes con amigos», señaló.
Según explicó, no pide facturas «por dos razones fundamentales: porque esta petición responde a una voluntad de desgravación de tipo fiscal o porque una persona cobre dietas». Ante la pregunta de que si ni siquiera lo hace ante la posibilidad de que tuviera que devolver la adquisición, apuntó que no. El ex jefe del Consejo valenciano reiteró que siempre paga en efectivo porque, salvo cuando viaja fuera del Estado español, «nunca jamás utilizo la tarjeta de crédito. Puedo haber pagado algo yendo con mi familia porque mi mujer no tuviera la tarjeta a mano, pero debe haber sido algo súper esporádico».
Sobre los trajes, indicó que entró en la tienda Milano de Madrid porque eran la mitad de caros que los de El Corte Inglés, donde solía confeccionárselos, «porque uno tiene el sueldo que tiene e intenta ajustarse».
El ex presidente, que aseguró que abandonó la Generalitat con un patrimonio menor al que poseía cuando entró, aceptó que el sastre José Tomás le enviara a su casa cuatro trajes, pero, según dijo, decidió devolverlos porque no le venían bien. Después de intentar arreglarlos y ver «que no funcionaba», uno de sus escoltas fue a la citada tienda de Madrid, los devolvió y su relación con Milano «se acabó para siempre». Señaló que conoció, por primera vez, el nombre de la empresa Orange Market, cuyo responsable es Álvaro Pérez, apodado «el Bigotes», cuando empezó «todo este lío» y que mantuvieron una relación «cordial». Pérez, que se encargaba del diseño de los actos del PP, se «vinculó» al PPCV tras las elecciones de 2004.
Camps subrayó que cuando llegó a jefe del Consejo valenciano en 2003 y en Navidad recibió diversos regalos de diferentes empresas, se marcó «una raya» para que todo aquello que pasara de un determinado valor fuera devuelto. «Y esto está documentado», agregó. Camps se refería a un supuesto escrito que desde la Generalitat remitieron a las empresas que mandaron los regalos para agradecerles el gesto pero para decirles que los presentes no le correspondían. En este punto, la fiscal preguntó por qué nunca ha hablado de este documento durante la instrucción del caso. «He estado viviendo un proceso de tres años en el que se ha roto el secreto de sumario en el que no he podido defenderme. Nunca he podido contestar a esta pregunta», replicó enfadado.
Tras contestar durante casi dos horas a las cuestiones de la Fiscalía, Camps se negó a responder a las preguntas de la acusación popular, representada por el PSPV.
La portavoz adjunta del grupo socialista en las Corte Valencianas Carmen Ninet subrayó que, si bien el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, «intenta contraprogramar a su antecesor, la foto de hoy -por ayer- es la de Camps y Costa sentados en el banquillo de los acusados».
La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, defendió ayer nuevamente la «inocencia, integridad y honorabilidad» de Camps y su derecho a volver a la política si es absuelto. En su opinión, «la sociedad se lo deberá».