Aunque la noche pudo complicarse en el tramo final, Osasuna despedirá 2011 con un apacible trámite. Lo contrario sobrepasaría la categoría de sorpresa, por muy habituales que sean en Copa, porque los rojillos dejaron la eliminatoria no ya encarrilada, sino solventada, en el Juegos del Mediterráneo. La efectividad de los navarros, plasmada en dos golazos espectaculares y un penalti, fue clave para decantar el choque de su lado.

Un encuentro que, tal y como cabía esperar, Osasuna encaró con un once renovado y rejuvenecido. José Luis Mendilibar sólo mantuvo en el equipo titular a cuatro de los jugadores que habían actuado de inicio frente al Málaga (Satrustegi, Flaño, Roversio y Timor) y lo completó a base de fondo de armario. Incluyendo a Roberto Torres que, tras sus veinte minutos de debut en La Rosaleda, disputó su primer partido como titular.

Fue precisamente una combinación entre los dos chavales, servicio de Satrustegi y recorte y zurdazo de Torres, la que abrió las hostilidades cuando apenas se cumplía el cuarto de hora. Casi de inmediato, Osasuna tomó la delantera en el marcador, con un centro de Cejudo que Lekic remató de forma espectacular, al colarse entre los dos centrales almerienses para soltar un voleazo desde la frontal.

Reacción efímera

El disgusto aguijoneó a un Almería que resultaba incluso más irreconocible que su rival -nueve cambios introdujo Lucas Alcaraz respecto al equipo quehabía empatado el viernes en Barcelona-. Y a punto estuvo de costarle un disgusto al cuadro iruindarra, que hasta entonces no había creado más ocasiones que la del gol, pero sí había acaparado posesión, dominio y ritmo, y que en los diez minutos posteriores registro más movimiento en el área que en los 35 restantes del primer tiempo. El exrojillo Soriano, Omar u Ortiz Bernal se encargaron de dar nombre a la inquietud visitante.

Si un gol había ejercido de detonante de la reacción andaluza, otro se encargó de finiquitarla. A la media hora, una combinación entre Annunziata y Lekic acabó en mano de Marcelo Silva, que se tradujo en tarjeta para el central y gol de penalti para Nekounam. Se le bajaron los humos al Almería, facilitando el control de los navarros, que apenas se volvieron a acercar a la portería de Diego García para anotar el tercero. Otro golazo, esta vez a cargo de Annunziata, que cazó un despeje en la frontal para colocar un potentísimo derechazo en la portería.

El descanso le sentó bien al Almería que, si no con claridad, sí atacó con cierta insistencia en el primer tramo de la reanudación. Su única recompensa, de todos modos, fue el enfado por una mano de Damià en el área que el árbitro no vio. El toque de gracia para los rojiblancos llegó cuando se cumplía la hora y Dani Bautista veía la roja, aparentemente por dirigirse de forma inapropiada al asistente.

Mejor si también hubiera decretado el final del partido. Porque la última media hora sólo sirvió para que el Almería sonrojase a los navarros anotando el gol de la honrilla -que, de todos modos, difícilmente le servirá de algo en El Sadar- y acumulando algunas ocasiones más, aun encontrándose en inferioridad. Para eso y para que los futbolistas acumulasen minutos en un final de año cargadito de compromisos. Aunque desde un prisma más positivo, también permitió que los meritorios rojillos buscaran el lucimiento. Lo consiguió, sobre todo, Annunziata, que bien pudo haber añadido algún otro gol a su cuenta.