
Fermin Munarriz Periodista
Artemio
Se nos ha ido Artemio. Y tal como lo he pensado y dicho en vida, no tengo remilgos en hacerlo tambi�n en su muerte: Artemio Zarco era uno de los mejores escritores vascos en lengua castellana. Admitamos que contaba con una cierta ventaja: su propia vida podr�a inspirar p�ginas sobrecogedoras, jocosas o desbordantes de imaginaci�n. Pero solo los artistas saben convertir el delirio de la raz�n en emociones.
Como tierno infante conoci� la c�rcel visitando a su padre en Ondarreta, y tambi�n como ni�o corri� bajo las bombas en Durango, fue fumigado en un campo de concentraci�n de Burdeos o huy� por pies de los nazis. Toda una carrera la del chaval para llegar a ser abogado y luego vetado, encarcelado y desterrado, pero tambi�n para defender a los reos del Proceso de Burgos entre otros muchos presos pol�ticos. Y por el camino, arruinar la carrera de un gobernador civil, amenazar en su propio despacho al torturador Manzanas con �la espada de la ley� o dar un bofet�n a un polic�a en la mism�sima comisar�a; hecho este, por cierto, del que sent�a particular orgullo por �lo que tiene de autoafirmaci�n y de rebeli�n social�, seg�n contaba entre chanzas este quijote �crata para el que la utop�a sirve, ante todo, �para orientarse en la vida�.
Pero Artemio era adem�s un excelente orador en la tribuna de los togados y un magn�fico escritor. Su vast�sima y polifac�tica formaci�n cultural le hac�an un personaje renacentista y hasta exquisito. Pero eso no le restaba empat�a con la gente corriente ni acidez -y hasta rencor- contra todas la expresiones de la autoridad, el poder, las instituciones y los convencionalismos burgueses, y la estulticia. �Los tontos son los seres m�s peligrosos si esa tontez se combina con el ejercicio del poder�. Disparaba su rifle de guerrillero solitario y por libre con munici�n de grueso calibre: s�tira, humor, iron�a y sarcasmo. La literatura era lanzar mensajes en botella al mar, pero tambi�n era divertirse. Y lo transmit�a muy bien. Hasta la hilaridad. Como buen rabelesiano.
Artemio, hac�a honor a su nombre: irradiaba integridad moral. Sus art�culos de prensa son una muestra de ello.
Es triste ver c�mo la naturaleza se va llevando poco a poco a una generaci�n brillante de intelectuales y activistas. Artemio nos deja adem�s con una inc�gnita: c�mo un tipo tan grande se met�a cada ma�ana en un cuerpo tan peque�o.