La confianza se gana con movimientos
La histórica manifestación del sábado dejó claro, además del respaldo masivo de la sociedad vasca a los presos y presas políticos, que los ciudadanos van bastante por delante de los políticos. Cuando nadie duda de que el respeto a los derechos de los presos supone también un paso imprescindible para avanzar en la resolución del conflicto, PP y PSOE -también PNV- miran hacia otro lado o remarcan que no hace falta correr. Ayer, tras una marcha cuya magnitud nadie ha podido negar ni ha negado, les tocaba adecuar el discurso a quienes venían haciendo ostentación de las posturas más inmovilistas y confiando en que el grueso de la sociedad se empapara de su discurso oficial. Algo que, como quedó claro en la movilización, no ha ocurrido.
En esa reconversión apresurada, destaca el mensaje de políticos y medios de la órbita de PP y PSOE afirmando que manifestaciones como la del sábado son contraproducentes y suponen una presión excesiva para Rajoy. El argumento no superaría la categoría de boutade si no proviniera de quienes proviene. Todos los que el sábado llenaron las calles de Bilbo, y con ellos la mayor parte de la sociedad vasca,tienen claro cuáles son las actitudes contraproducentes para la consecución de un escenario de democracia y paz, y por eso reclaman pasos a quienes no han efectuado el más mínimo movimiento hasta el momento. Llama poderosamente la atención que precisamente estos pidan confianza a la ciudadanía.
En política la confianza es para quien se la gana, y agentes como Patxi López o Mariano Rajoy tendrían muy fácil lograrla si comenzaran por desactivar las situaciones más extremas, no permitiendo que ningún preso o presa tenga que llegar al estado al que llevaron al ondarroarra Ibon Iparragirre, hoy en situación de prisión atenuada, o a la que aún sigue padeciendo Txus Martin; liberando a quienes por ley deberían encontrarse en libertad; terminando con una política de excepción que jamás debió entrar en vigor pero que hoy ya no tiene excusa alguna. Simplemente cumpliendo la ley. Algo que, curiosamente, hoy día reivindican los abertzales y eluden cumplir los poderes españoles.