En puestos europeos
Fútbol orgía en La Catedral
Los rojiblancos se dan un baño de voracidad ofensiva en un partido cuya victoria les catapulta al quinto puesto, gracias a tres goles anotados de cabeza y a la imperial pareja de centrales que ayudó a mantener la puerta a cero por cuarto encuentro consecutivo.
ATHLETIC 3
LEVANTE 0
Joseba VIVANCO
Lo de ayer tarde en La Catedral fue, como dijo una vez el presidente de un equipo inglés, «fútbol orgía, porque el otro equipo sabe que se la van a meter, pero no quién ni por dónde». Enumerar las veces que los rojiblancos desarbolaron en defensa al Levante, las ocasiones de marcar que sumaron, los desbordes por banda izquierda y derecha, los remates a puerta, los zig-zag de Muniain, resumir, en definitiva, la voracidad atacante desplegada por los leones, sería demasiado hasta para el ordenador personal del siempre meticuloso Marcelo Bielsa.
Sin duda, la grada de San Mamés asistió al partido más completo de sus jugadores en casa en lo que va de temporada, más allá del derroche de casta y osadía del día ante el Barcelona. No solo el hambre de gol permanece intacto entre los de Bielsa después del 4-0 en Copa, sino que el rendimiento físico sigue siendo óptimo, el cerrojo a la portería se mantuvo inalterado por cuarto partido consecutivo y, por fin, sí, este Athletic ya duerme en puestos europeos por vez primera en esta Liga. Decía César Luis Menotti que «el fútbol es un estado de ánimo». Pues este equipo está por las nubes. Y que dure.
Ayer se vieron tres goles como tres soles, pero hubo mucho más. Un Fernando Llorente pletórico que se ganó la ovación de la tarde cuando fue cambiado; un Iker Muniain pegado con la red, entre ansioso e individualista por momentos, desacertado en algunos pases finales, pero que vuelve loca a las defensas rivales, detiene la respiración de la grada cuando enlaza dos, tres, cuatro dribilings seguidos y que no tiene jugador similar en toda la Liga; dos centrales que agotan los calificativos superlativos como Javi Martínez y Amorebieta, que no tienen nada que envidiar a los Piqué-Puyol o Ramos-Pepe; un Iraola que es la seguridad, la fiabilidad, el toque, el temple en persona; un Susaeta que lleva camino, por muchos detractores que tenga, de hacer la temporada de su vida...
Con ese estado de ánimo, ese viento de Levante a favor, con esos mimbres, con esa comunión entre equipo y afición, los levantinos tenían todas las de perder, por mucho que fueran un equipo que nunca perdió la cara al partido, que no se colgó del larguero, pero que, igualmente, apenas fue capaz de sostener el tú a tú ante un Athletic que sí que dejó demasiado vendida por momentos su faceta defensiva, pero afortunadamente vigilada bajo siete llaves por esa pareja de centrales.
Primera mitad de vértigo
A los cuatro minutos de encuentro se produjo el primer tímido choque entre Ballesteros y Llorente. A partir de ahí, el rojiblanco le ganó siempre la partido al levantino, una metáfora de lo que fue sobre todo una primera parte en la que los de Bielsa, como contra el Albacete, salieron de inicio imprimiendo un mayor ritmo al juego, sin marear ni sobar tanto la pelota, haciendo que sude, que corra, y, sobre todo, en vertical.
Explica el analista culé Martí Perarnau que el Barça es un equipo que transita con control y pausa hasta los últimos quince metros y ahí acelera. El Athletic de ayer se olvidó del control y la pausa característicos de su juego hasta la fecha, esos que por momentos exasperan a la grada, y aceleró cada vez que cruzaba el círculo central, sin esperar al área. Sobre todo por banda derecha, donde Iraola, Susaeta y De Marcos combinaron más que la Lotería Primitiva, con Del Horno y Juanfran limitándose a cantar las bolas.
El ritmo rápido y abierto en que se convirtió el partido en sus primeros compases, con el Athletic llegando y el Levante lanzando peligrosas contras -la que cruzó en exceso Koné-, pronto se decantó con el cabezazo sin oposición de Amorebieta, a la salida de un buen saque de córner, esta vez sí, de Susaeta.
Los de Bielsa cobraron ventaja y alas y de ahí en adelante la vorágine atacante en la que se envolvieron no se había visto esta temporada, a costa, eso sí, de en demasiadas ocasiones permitir el uno contra uno a los Koné y Barkero. Citar las jugadas de ataque, los remates, el partidazo de Llorente arriba en esos primeros 45 minutos, las ocasiones falladas, lo dejamos para el apartado estadístico. Lo tangible es que La Catedral se lo pasó en grande, sobre todo después de que con el segundo gol se rematara a los levantinos, que la habían tenido en la sutil zurda de Barkero, con un libre directo de ésos que se cantan gol desde el sofá de casa.
La había fallado De Marcos en una jugada afortunada, minutos antes se había despachado con un autopase dentro del área granota al que no llegó, y fue a poco de llegar a la primera mitad, cuando el alavés le hizo otro pase por correspondencia al desfensor rival, colocó un centro-chut con el exterior del pie desde el lateral del área y en la misma línea de cal, emergió la cabeza de Llorente para remachar a la red, dos meses después. Jugadón. Era el golpe de gracia a un primer tiempo de borrachera ofensiva al que solo le faltó cerrarlo con un tercer tanto que casi anota un desafortunado, ayer, Muniain.
Bajón tras el descanso
Tras el descanso, Barkero volvió a avisar con un disparo seco que salió fuera por poco. Al Levante no le quedaba otra que salir arriba y en ello estuvo, o lo intentó. El Athletic, por contra, salió del vestuario como de bajón tras el subidón anterior. Y el encuentro cayó en un juego plomizo, sin ritmo, un dejarse llevar.
Un gol visitante podría haber puesto en aprietos el resultado, pero la seguridad de la zaga rojiblanca invitaba a la tranquilidad ante un Levante que hasta parecía poco convencido de sus reales posibilidades.
Y así las cosas, la grada se entretuvo vitoreando como debía a Llorente al ser cambiado por Toquero -por cierto, por primera vez en la historia de la liga, se enfrentaban dos delanteros centro, el gasteiztarra y Koné, portando el `2'-; haciendo lo propio con Javi Martínez tras una nueva galopada de las suyas como el Séptimo de Caballería; despedir como se merecía a un Muniain que fue felicitado por el de Aiegi y por Iraola al ser cambiado. Y en eso estaba el partido absorto cuando, a uno del final, otra zurda mágica, la de Iñigo Pérez, la volvió a poner desde el córner en la testa de San José, que la metió dentro. Es el segundo equipo que marca tres goles de cabeza en un mismo partido esta temporada -lo hizo el Real Madrid ante Osasuna-.
La inercia rojiblanca dio tiempo hasta para que la tuviera Toquero en el descuento, lo que hubiera sido ya no fútbol orgía, sino el despitorre total. Pero el mejor colofón fue ver a los jugadores devolver los aplausos desde el centro del campo. El Athletic es quinto. Sigue soñando.
Marcelo Bielsa valoró de manera positiva el hecho de que su equipo haya alcanzado la zona europea después de su victoria frente al Levante (3-0), si bien matizó que no lo entiende «como un indicador tan significativo». Su explicación pasa porque «ese tipo de posiciones hay que mantenerlas y consolidarlas», y es que el técnico argentino tampoco quiere extraer conclusiones de la mejoría ofensiva experimentada por sus jugadores, que les ha llevado a marcar siete goles en los dos últimos partidos.
«Hoy fue una producción ofensiva para valorar y hay una evolución en ese sentido, pero para ser consideradas verdaderamente ese tipo de tendencias tienen que extenderse en el tiempo más que dos partidos», volvió a poner los pies en el suelo el rosarino. Se mostró, sí contento, por el rendimiento de la pareja de centrales que han formado Javi Martínez y Amorebieta, mientras que sobre la actuación de Iker Muniain en los últimos partidos, el entrenador bilbaino respondió que «consigue lo más difícil, que es el desequilibrio inicial», aunque «le falta finalizar». Bielsa se explayó sobre el joven león, al manifestar que «a los jugadores que tienen esa capacidad de eliminar adversarios luego les resulta menos complicado terminar, y en su caso es al revés. No es tan difícil lo que tiene que corregir para volver efectivas sus intervenciones. Lo puede hacer si conserva la capacidad de desequilibrio». le aconsejó.
El entrenador del Levante, Juan Ignacio Martínez, reconoció, por su parte, que la victoria del Athletic ante su equipo había sido «justa» y lamentó las «adversidades» que, en forma de tarjetas y problemas físicos, le van a impedir contar con algunos jugadores la próxima jornada.
Martínez admitió que el Athletic «ha dominado las dos áreas» en la primera parte y fruto de ello ha marcado dos goles que le han puesto muy cuesta arriba el partido a su equipo.
«Esa pegada es lo que les ha hecho superarnos en el juego. En el descanso hemos comentado que teníamos que ser más contundentes en ataque y nos ha faltado ese golito que nos podía haber metido en el partido, aunque hay que reconocer que el Athletic ha podido meter algún gol más», explicó.