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Análisis | Carnavales de Bilbo

Azkuna tiene en su mano acabar con los dos desfiles carnavaleros

A un mes escaso para la celebración de los Carnavales, todavía se desconoce si Bilbo contará con un único desfile. A pesar de los pronunciamientos de diferentes agentes, la postura que puede adoptar hoy el alcalde se vislumbra como determinante para aclararla.

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Agustín GOIKOETXEA

La postura que adopten esta tarde en la Comisión Mixta de Fiestas los representantes del PNV puede dar paso a un nuevo tiempo en las relaciones entre el equipo de gobierno que dirige Iñaki Azkuna y las comparsas, más allá de los repetidos discursos llamando al consenso que no han acabado de cuajar en el último lustro. Desde 2004 no ha habido un Carnaval normalizado en la villa y año tras año Bilboko Konpartsak, y otros agentes que se han ido sumando, han venido reivindicando un desfile festivo único por la Gran Vía.

La cita es a las 18.00 en la casa consistorial. Allí se verán las caras los corporativos de las cuatro formaciones políticas con representación en el Ayuntamiento, los delegados de las comparsas, así como los de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo y de la Federación de Discapacitados, que conforman la comisión presidida por la jeltzale Itziar Urtasun. Sobre la mesa, la propuesta de Bilboko Konpartsak, avalada públicamente por los grupos municipales de Bildu y PSE, para que el sábado 18 de febrero se desarrolle un único desfile por la céntrica Gran Vía.

No será el único tema sobre la mesa de la comisión, aunque sí el más peliagudo. También serán designadas las personas que encarnarán a Farolín y Zarambolas. La Orden Botxera, que contribuye desde 1999 a realzar a estas dos figuras arquetípicas de las Carnestolendas bilbainas, propone como candidato a Farolín al dibujante y costumbrista K-Toño Frade Hijo y para Zarambolas al txistulari municipal emérito Mikel Bilbao.

Bilboko Konpartsak apuesta por una única comitiva festiva porque «es el momento» y así lo defenderán. La postura de las comparsas no es nueva, aunque el escenario político abierto en Euskal Herria la afianza aún más. «Es el momento e, incluso, la oposición lo está diciendo», señalan quienes entienden que no hay argumentos para negarse a organizar una bajada conjunta por Gran Vía. Al PNV, en concreto al equipo que rodea a Azkuna, le piden que expliquen los motivos para no dar por zanjada la división. «Si estos años celebrar dos desfiles no tenía ningún sentido, este año parece que todavía menos, porque la situación en el país es completamente distinta», apuntan.

Los agentes festivos advierten, y no es la primera vez que lo hacen, de que la ciudadanía «está un poca cansada de que haya dos desfiles porque, al final, los perjudicados siempre son los ciudadanos, que tienen que elegir entre uno u otro». «Presupuestariamente -añaden en su reflexión- también supone más gasto para la ciudad, por lo que, en este momento en que el Ayuntamiento está haciendo recortes, es todavía más doloroso».

Bildu y PSE están a favor del cambio mientras PNV y PP no. El nuevo tiempo abierto en Euskal Herria ha roto el discurso que mantenían todas las fuerzas políticas con representación en el Consistorio. El cambio más evidente ha sido el llamamiento expreso del portavoz del PSE, Alfonso Gil, a «empezar a trabajar» para que solo haya una bajada. Lo ponen como ejemplo de la «conquista» de las calles «para la convivencia». Y Bildu se suma a los argumentos de Bilboko Konpartsak de que no hay razones para impedir un desfile único por Gran Vía en el nuevo tiempo abierto.

El PNV ha sido el menos explícito, aunque en privado ha transmitido que el alcalde no está por la labor de variar su postura. El asunto lo lleva expresamente el primer edil y su equipo de colaboradores más cercano, y no la concejal delegada de Fiestas. Azkuna se siente cómodo y además alimenta así su imagen entre la parroquia conservadora y españolista, lo que sirve al PP para no moverse un ápice de su posición. Cabe recordar que fue la actitud provocadora de dos corporativos del PP y sus escoltas la que generó los incidentes en el arranque del desfile de 2004, en los pabellones de la antigua feria de muestras, por la presencia de fotografías de represaliados políticos en varias carrozas.

Hosteleros y comerciantes del Casco Viejo apuestan por el trabajo en común a favor de Bilbo y sus fiestas. Así lo reclamaron ayer en una comparecencia en la que abogaron por cambios en la relación entre el Ayuntamiento y las comparsas, que a su entender beneficiará al conjunto de la villa y, en particular, a sus negocios, castigados por la crisis económica. Subrayaron que el modelo festivo participativo trajo un sinfín de beneficios. «No tenemos más que recordar cómo estaba Bilbao en agosto antes de que comenzase Aste Nagusia», señalaron, antes de apostillar que los Carnavales fueron durante años otro buen ejemplo. «Recuperen el espíritu inicial de las fiestas en Bilbao y que estos Carnavales sean el ejemplo de un nuevo tiempo. Que sean -enfatizaron- unos Carnavales de los que disfrutemos todas y todos».

Sin duda, la pelota está en el tejado del alcalde, que tendrá que ponderar si apuesta por mejorar la situación o enrocarse en el conflicto sin un beneficio claro para la mayoría social. No es fácil un cambio de actitud para alguien que se ve arropado por una mayoría absoluta, aunque en la mano de todos está hacer su aportación para que ese nuevo escenario, al que tanto dice haber aportado su partido, se consolide. Hoy puede pasar que una mayoría de la Comisión Mixta de Fiestas apueste por el trabajo en común y el alcalde haga oídos sordos a este pronunciamiento.

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