La Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la Unión Europea, ha abierto un procedimiento legal contra Hungría en relación a su controvertida legislación referente al Banco Central, la protección de datos y su sistema judicial. El Primer Ministro, Viktor Orban y su partido, el conservador Fidesz que ostenta los dos tercios del Parlamento, tienen ahora un mes de plazo para responder a la Comisión. Esta nueva fricción llega tras la marcha atrás y las enmiendas a la controvertida Ley de Prensa que Orban tuvo que hacer tras las advertencias de la Comisión Europea. Y todo hace indicar que en este caso también, la polémica no será más que una tormenta en un vaso y que todo quedará en un tortazo a Hungría, pero un tortazo suave.

Cualquier otro escenario a una solución de compromiso no parece viable en un país cuya deuda total ha subido un 82% en relación a su producto, y su moneda, el florín húngaro, está en mínimos históricos en relación al euro. Hungría necesita el crédito europeo y del FMI, y la amenaza de suspensión de los fondos de cohesión parece que será efectiva. Así son los tiempos que corren.