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CRíTICA jazz

Ante el espejo

Carlos GIL

Un hombre desnudo, encerrado en una caja de metacrilato de dimensiones reducidas, esposado de manos y pies, nos relata su pasaje por el horror, por esos lugares de la infamia donde se tortura impunemente. El torturado se confiesa activista, con treinta años de lucha armada, con víctimas como consecuencia de su actividad, pero esa confesión se estructura de tal manera que se convierte en una denuncia del sistema. En un alegato, en un manifiesto político en donde se establece un debate sobre el uso de la violencia como elemento de lucha política.
 
No se establece este debate en un campo moral, aunque también, sino que nos impele a la reflexión sobre la propia historia reciente. Es un discurso universal, una mirada a todos los movimientos y actitudes de lucha frontal contra el sistema a base de acciones armadas con el fin, como mínimo, de alertar sobre el estado de las cosas, con una idea de cambio, de revolución que se va transformando hacia otros objetivos, según nos cuenta el propio protagonista.
 
El monólogo tiene fluidez, un cruce entre el ideario y el hecho de la práctica habitual de los malos tratos a los detenidos. La relación de los ideales con la obscenidad de la tortura; del juego sicológico entre un viejo militante y un astuto policía. Un entramado de métodos espeluznantes, un repaso a las prácticas más vejatorias contra la dignidad humana utilizadas por todas las policías y ejércitos del mundo, con chantajes realmente repugnantes en nombre de grandes palabras. La capacidad de resistencia de este José K. que aguanta hasta que la bomba por él instalada explota y causa una tragedia, a modo de epitafio.
 
Un texto vibrante, dialéctico, que penetra a modo de sirimiri, que encuentra en Pedro Casablanc, un actor que interioriza el texto, lo mastica, le infiere verdad y lo convierte en una joya escénica, ayudado por una excelente puesta en escena de Carles Alfaro, que utiliza la cámara de vídeo y su proyección como un elemento fundamental para dotarle de mayor capacidad de intención, con muchos más matices y eficacia. Teatro de ideas, de conceptos, sin aspavientos, muy bien hecho y que merece la pena ser visto, para pensar, reflexionar sobre un tema tan ardiente como el que nos plantea, y que el autor coloca una realidad ante un espejo para que se refleje sobre nuestros días.
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