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El conflicto vasco en los programas audiovisuales

El conflicto vasco, en su representación televisiva, está presente en esta 25 edición del Festival Internacional de Programas Audiovisuales de Biarritz. La selección oficial ofrece «El precio de la libertad» y en Fipatel se puede ver «Al final del túnel». El miembro del jurado Manuel Gutiérrez Aragón también ha tratado el tema en «Todos estamos invitados».

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Idoia ERASO | BIARRITZ

«El precio de la libertad» de Ana Murugarren ha creado gran expectación en Fipa gracias a su participación en la selección oficial y al gran interés internacional que existe en este momento sobre el conflicto vasco. Pero entre los vascos, como esta última ya ha sido presentada en ETB, es la última película de la trilogía de Eterio Ortega Santillana «Al final del túnel. Bakerantza» la que está suscitando mayor curiosidad. Ambas tratan el conflicto, pero desde ángulos totalmente diferentes, incluso en su género, ya que la primera es una serie de ficción y la segunda un documental.

«Al final del túnel. Bakerantza» recoge los testimonios de varias personas que han vivido el conflicto en primera persona. «Esta es una serie de personas que reflejan el mundo nacionalista, es una obra coral que lo refleja», explica el director del documental Eterio Ortega Santillana. Se trata de la última obra de una trilogía sobre el conflicto en la que el realizador ha estado acompañado por Elías Querejeta. En las anteriores obras retrató la muerte de Fernando Buesa y la situación de las personas que vivían amenazadas por ETA.

«El precio de la libertad» cuenta la vida de Mario Onaindia durante su época en la cárcel como miembro de ETA y su posterior postura crítica hacia la organización, así como el comienzo de su militancia exclusivamente política. «Yo creo que la gente ha reconocido lo que pasó. Teniendo en cuenta que todo es subjetivo, pienso que la serie ofrece una visión bastante objetiva porque cuenta hechos que han ocurrido», declaró la realizadora. Y añadió su punto de vista sobre la lucha de Onaindia: «Después de que muriese Franco, fueron momentos muy turbios y difíciles. Creo que la lucha por la democracia y la libertad estaban por encima de otros motivos, aunque él fuera también nacionalista».

Manuel Rodríguez Aragón ha sido invitado como miembro del jurado de esta 25 edición, ya que fue galardonado por el Fipa en dos ocasiones por dos obras que realizó sobre «El Quijote». En su trayectoria como director de cine también ha tratado el tema del conflicto vasco en la película «Todos estamos invitados», en donde habla sobre una persona que está amenazada por ETA y un miembro de la organización que después de resultar herido pierde la memoria.

Se trata de una obra que fue muy criticada por su visión españolista, a lo que el director respondió: «Sí, seguramente tienen razón. Yo tengo una visión absolutamente contraria al terrorismo, y no es una visión global, sino tan partidista como la contraria».

Una forma de entender la realización que no comparte Ortega Santillana: «Yo tiendo a acotar y decidí contar la película desde el punto de vista nacionalista, porque el otro lado ya lo he hecho en las otras películas y no quería volver otra vez a lo mismo. Me parece que la del nacionalismo es una parte bastante desconocida para la sociedad en general».

Momentos de esperanza

Estas obras llegan en un momento político lleno de esperanza, y comparten ese espíritu los trabajos presentados en Biarritz, según sus directores. «Yo lo veo muy pertinente, ahora mismo creo que es el momento más adecuado. Esta película acaba con la entrega de las armas de ETA político-militar en 1982 y treinta años después ETA ha anunciado que finaliza la lucha armada, todavía digamos que no se ha acabado del todo, pero ahí está. Está bien que treinta años, y por fin, hayamos llegado al mismo punto», declaró la directora.

Ortega Santillana opinó por su parte que «hay gente que dice que es una película un poco oportunista, pero llevo mucho tiempo con esta película, la empezamos a trabajar hace cinco años. `Al final del túnel' es un título que se incorporó a última hora, y que representa evidentemente la salida de la violencia, pero hace referencia también a las cuestiones estéticas que me gusta tratar dentro de la película. Se sitúa dentro de ese viaje que se realiza por todo el País Vasco en donde hay lugares y paisajes maravillosos».

Aportar a la solución

«Yo creo que mi película puede aportar sobre todo para los jóvenes», explicó Murugarren sobre lo que estos programas pueden hacer por la resolución del conflicto. «Los jóvenes desconocen mucho toda esa parte de la transición, y creo que les ayuda a ser más tolerantes con todo. Les ayuda a ver que la gente tuvo muchas dificultades y también por lo que tenemos que estar agradecidos. Por eso hemos hecho la película, esta libertad que tenemos, es muy de agradecer».

El director del documental habló incluso de motivación para la creación: «Había una intención clara de aportar algo positivo, de querer hacer algo que sirva para algo, que aporte algo a lo que es el proceso de paz». Habló también de la pluralidad como elemento positivo: «Hay visiones personales de un aspecto de la realidad, y evidentemente la mía es una visión parcial, personal, pero habrá otros que harán otras, con otras visiones y que permitirán que se conozca mejor la realidad».

Una opinión totalmente contraria a la expresada por el director cántabro Manuel Gutiérrez Aragón: «Yo no pienso que las películas se hagan para ayudar a nada, yo hice un testimonio de un momento, de una época. Espero que pronto sea una historia del pasado, y se vea mejor, como algo que ocurrió. Las películas no creo que ayuden demasiado a nada, a ningún proceso. A eso ayuda la actitud ciudadana y los políticos, pero ni las películas, ni las novelas, ni los reportajes, no pienso que ayuden absolutamente a nada».

El conflicto en la televisión

Sobre el tratamiento que se hace sobre el tema vasco en los programas audiovisuales Ana Murugarren ve una clara insuficiencia: «Se ha tratado bastante poco, creo que hay muchas películas que hacer sobre este tema, ahora. De estos años de la transición se ha hecho bastante poco en general, pero de lo que es el tema vasco, nada. Últimamente se han hecho bastantes documentales, pero más sobre las víctimas. Sobre lo que fue el torbellino de los años de la transición y por qué no se dejaron entonces las armas no se ha hecho nada».

Por su parte, el director de documentales habla de la inmediatez que impide la visión profunda: «El conflicto se presenta de una forma muy sesgada de la realidad, y de una forma de ver muy inmediata. La mayoría de los documentales se plantean con una visión muy rápida, en donde uno analiza lo que está ocurriendo en una semana o semana y pico de rodaje».

Habló también de los productos dirigidos a sectores concretos. «Lo que sale de esa inmediatez son películas que están destinadas a un determinado público, para un determinado medio, en donde no hay una visión más amplia de las cosas. El trabajar de esta manera con una perspectiva de tiempo, de cuidado hace que las películas sean diferentes, más profundas. Lo que han hecho las televisiones para mí no tiene ningún interés desde el punto de vista informativo».

Frente a la especificidad del tratamiento el director de «Al final del túnel» habló de universalidad. «Yo siempre intento hacer documentales que los pueda entender todo el mundo, no solo la sociedad vasca, que podemos tener un conocimiento mayor; o de la sociedad española. Yo siempre pienso que un documental lo pueden ver en Latinoamérica, en Francia, Alemania o Estados Unidos. Busco un punto de vista más universal donde retrato perfiles humanos, y huyo de planteamientos de carácter político, aunque la política está detrás de eso inevitablemente».

Un criterio que comparte la directora: «Yo creo que esta historia puede interesar en cualquier lugar. Me parece que trasciende de lo que es nuestra pequeña historia. Se cuentan más cosas, es un cine político y una historia vital, unas vivencias que pueden interesar a cualquiera, aunque no conozca nuestra historia».

En lo referente a la realidad vasca el director de cine Gutiérrez Aragón mencionó la importancia del tiempo relacionado con su medio: «El cine tiene más sentido en la distancia temporal. Este tipo de cosas se contemplan mejor cuando pertenecen a la Historia. Cuando son de terrible actualidad, y generalmente una noticia sangrienta o muy catastrófica, es otra cosa, es una noticia. Seguramente para que esa noticia se convierta en una historia interesante para el cine necesita ser contada como se cuentan las ficciones, aunque sean reales».

NACIONALISMO

«Decidí contar la película desde el punto de vista nacionalista porque el otro lado ya lo he hecho en otras películas. Me parece que la del nacionalismo es una parte bastante desconocida para la sociedad en general», dijo Eterio Ortega Santillana.

«Al final del túnel» se podrá ver en las salas de Euskal Herria en febrero

En febrero o en marzo, el documental «Al final del túnel. Bakerantza» se podrá ver en las salas de Hego Euskal Herria, después de haber sido presentada en Madrid y su estreno este viernes en Barcelona. La presentación se realizará junto con la Filmoteca Vasca.

El documental está creando una gran expectación a nivel internacional y está teniendo una gran representación en los festivales. Estuvo en Zinemaldia y desde entonces en Barcelona ganó el premio a la mejor película en el Festival Internacional Nunes. También se ha presentado en los Festivales de Nantes y de Zaragoza. Acaba de ser invitada a los festivales de Lyon y de Olot en Catalunya. Esta semana está en el mercado de Fipatel en Biarritz. I. E.

NO AYUDA

«Las películas no creo que ayuden demasiado a nada, a ningún proceso. A eso ayuda la actitud ciudadana y los políticos, pero ni las películas, ni las novelas no creo que ayuden absolutamente a nada», declaró Manuel Gutiérrez Aragón.

PRODUCCIÓN

«Últimamente se ha hecho bastante documental, pero más sobre las víctimas. Sobre lo que fue el torbellino de los años de transición y por qué no se dejaron las armas no se ha hecho nada», afirmó Ana Murugarren.

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