Fukushima: enfrentarse a un monstruo que ellos crearon y ya no pueden controlar
Parecía haberse perdido del radar de la atención informativa, pero las últimas noticias que llegan desde Japón reflejan una cruda realidad: el desastre de Fukushima no es un hecho del pasado. Sigue ahí y ahí seguirá durante muchísimos años. Las tormentas no limpian el Cesio 137 o el estroncio, se necesitarán miles de años para ello. El arroz de Fukushima no es ni será en mucho tiempo comestible, pueblos fantasmas, los niveles de radiación de la zona multiplicarán los mínimos autorizados, miles de refugiados atrapados en la incertidumbre, golpeadas por la radiofobia, la severa ansiedad a la radiación, examinando constantemente sus tiroides... Ayer se dio a conocer otra noticia en la misma dirección: las bajas temperaturas agrietaron las tuberías de los sistema de reciclaje en Fukushima produciendo masivas fugas de agua contaminada. Poco, o nada, se dice de todas estas verdades. La estrategia informativa del poderoso lobby nuclear se esmera en traficar con mentiras, en tenerlo todo bajo control, en dar esa falsa sensación de seguridad.
Fukushima demuestra que ahora están enfrentándose a un monstruo que ellos crearon -la locura atómica- y ya no pueden controlar.