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Crónica | Amaia Goikoetxea perderá el piso

Helados, por fuera y por dentro, a cuenta de Kutxabank-BBK

Helados. Así se quedaron una docena de miembros de Stop Desahucios, LAB y la izquierda abertzale al conocer que Kutxabank-BBK se negó a buscar una solución para evitar el desahucio de Amaia Goikoetxea y su hijo de 5 años. Se topó con una entidad que, como denunciaron los presentes, cada vez tiene menos de social y más de banco.

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Los termómetros de la Gran Vía de Bilbo, a la altura de la sede central de Kutxabank-BBK, apenas llegaban a los cinco grados centígrados. Un grupo de personas, entre los que se encontraban miembros de Stop Desahucios, de LAB y de la izquierda abertzale, arropó a Amaia Goikoetxea que, con casi toda probabilidad, perderá su vivienda de Santurtzi este próximo viernes cuando el Juzgado de Barakaldo ejecute el desahucio.

Acudió a la reunión con los responsables del servicio jurídico del banco que preside Mario Fernández, en un intento de alcanzar un acuerdo para que el piso, cuya hipoteca no puede pagar desde que se divorció, pasara a manos de BBK y ella pagara un alquiler social para poder mantenerse allí con su hijo de cinco años.

Juanjo BASTERRA

Al contrario que el pasado viernes, las puertas de Kutxabank estuvieron cerradas y custodiadas por los vigilantes de seguridad para evitar que la docena de solidarios traspasara las mismas. No hubo «ni pan ni agua» para los opositores. Mario Fernández, quien en un día en plena vorágine de integración de Kutxa y Vital apellidó al nuevo banco de social, no tuvo compasión. Ni con Amaia y su hijo, ni con quienes en más de un momento tiritaron en plena Gran Vía. Sólo los pitidos y los gritos pidiendo una salida y poner fin a los desahucios «calentaron» el ambiente enrarecido. Quienes se mantuvieron frente al frío, sabían que la decisión inicial de Kutxabank no iba a resquebrajarse. Y no fallaron, por desgracia.

Una hora más tarde, más o menos, después de que los presentes lanzaran pitidos, proclamas y todo tipo de arengas a quienes circulaban muertos de frío por la Gran Vía, apareció Amaia Goikoetxea, junto a dos abogadas, con lágrimas en los ojos. Esa escena delató que no había acuerdo. De repente, más de uno recobró ese mal sueño que les tiene atrapados desde hace meses, porque no pueden hacer frente a las hipotecas que cerraron años atrás. «Se niegan a llegar a un acuerdo y no quieren que este caso sirva de precedente», dijo la abogada, quien recordó que el servicio jurídico de Kutxabank prohibió a quien va a perder su piso «hablar», debido a que en algún momento del pasado viernes explicó que el piso que ella perderá, podría tener dueño para estas horas.

Kutxabank-BBK sólo permite a Amaia y a su hijo permanecer durante dos meses más a partir de que este próximo viernes el juzgado se pronuncie a favor del desahucio. «Es el plazo que dan para que busque un piso donde vivir», añadió una de las abogadas que, en estos momentos, siguen intentando buscar alguna salida más razonable que «no deje en la calle a una madre con su hijo».

Una vez más, el banco que preside Mario Fernández ha vuelto a «dar la espalda a la sociedad», se quejaba Marta Uriarte, del colectivo Stop Desahucios. Desde Bildu, que contará con una representación importante en la asamblea de compromisarios una vez se establezca, «se ha pedido por activa y por pasiva a Kutxabank que paralice los desahucios y busque soluciones». Pero la respuesta de la entidad bancaria hasta la fecha es no.

 

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