Putin promete una «nueva economía», sin corrupción, para afrontar las protestas
Vladimir Putin, primer ministro ruso candidato a la Presidencia y objetivo de una contestación sin precedentes en las calles, ha prometido una «nueva economía» en Rusia al admitir que está atrasada y corrompida, a pesar de haber gobernado el país durante doce años.
GARA | MOSCÚ
El actual primer ministro y expresidente ruso, Vladimir Putin, afirmó la necesidad de construir una «nueva economía» en Rusia, reconociendo que su prosperidad choca con una serie de problemas, como si él no hubiera gobernado el país durante 12 años. Putin, que intentó demostrar que sigue siendo la principal esperanza para lograr la estabilidad económica a pesar de las protestas en las calles, admitió que el país afronta una «corrupción sistémica» ahuyenta las inversiones, que existe un clima empresarial «poco satisfactorio» y una dependencia «inadmisible» de la exportación de la energía, y que las infraestructuras brillan por su ausencia fuera de las grandes ciudades.
El hombre fuerte de Rusia hizo esta promesa de una «nueva economía» para Rusia en un artículo publicado en el diario económico «Védemosti», el último de una serie de notas destinadas a mostrar su visión del futuro del país con miras a las elecciones presidenciales del 4 de marzo, en las que aspira a obtener un tercer mandato como inquilino de Kremlin.
«Tener una economía que no nos garantiza estabilidad, soberanía ni bienestar es inadmisible para Rusia», afirmó Putin, que fue presidente de 2000 a 2008 y hoy es jefe del Gobierno. «Necesitamos una nueva economía con una industria y una infraestructura competitivas, con un sector servicios desarrollado y una agricultura eficaz», dijo.
De esta forma pareció reconocer el fracaso del tan publicitado programa de modernización de su protegido, el presidente Dmitri Medvedev, al cual Putin desea suceder como jefe del Estado después de sus cuatro años en el cargo de primer ministro.
De hecho, señaló que la modernización iniciada por Medvedev para «mejorar el clima de negocios» no ha permitido «ningún avance significativo».
Falta de control
Como si fuera un recién llegado a la política rusa y no hubiera tenido ninguna responsabilidad de Gobierno, Putin sostuvo que «el principal problema es la falta de transparencia, la ausencia de control por parte de la sociedad sobre los funcionarios, las aduanas y los servicios fiscales, el sistema judicial y las fuerzas del orden». «Esto es corrupción sistémica, si llamamos a las cosas por su nombre», señaló.
Así, en un editorial sobre este artículo, «Védemosti» lamentó que Putin no considerara la necesidad de una «reforma institucional» para afrontar los problemas económicos y se pre- guntó «¿qué ha hecho él todos estos años?».
También Evseï Gourvitch, jefe del Grupo Económico de Expertos (independiente), se preguntó en el diario digital «gazeta.ru» «¿por qué no ha actuado» y cuál es su propuesta para cambiar de forma radical las cosas.
Favorito de cara a la cita del 4 de marzo, Putin abogó por aumentar la financiación para la investigación científica y para inversiones en industria de alta tecnología. A su juicio, «invirtiendo en la competitividad de los sectores de vanguardia, Rusia resuelve también un problema social global, el desarrollo de la clase creativa y su posibilidad de realizarse», porque son los representantes de esa clase «creativa» los que toman por decenas de miles las calles, en un desafío sin precedentes desde la llegada de Putin al poder.
El artículo fue publicado en el «Védemosti» unos días antes de otra manifestación prevista el próximo sábado por el movimiento de protesta contra Putin y por unas elecciones libres, que espera congregar a decenas de miles de personas en Moscú.
Para ilustrar la amplitud del fenómeno de la corrupción, Vladimir Putin aseguró que eliminar las comisiones ilegales sobre los pedidos de Estado permitiría ahorrar «entre el 5% y 10% del presupuesto federal, entre el 1% y 2% del PIB anual».
El movimiento de protesta contra Putin ha convocado una nueva manifestación para exigir su salida de la política y la convocatoria de unas elecciones verdaderamente libres, que espera congregar a decenas de miles de personas en Moscú.
La ONG rusa Golos denunció ayer la «desigualdad de derechos» de los candidatos presidenciales, dos días después de que las autoridades dejasen fuera de la carrera electoral al opositor Grigori Iavlinski, del partido Iabloko, tras invalidar gran número de sus avales.
Después de años de censura, la aparición de varios opositores en la televisión oficial rusa y en canales pro-Kremlin ha suscitado interrogantes entre los expertos sobre si responde realmente a un ejercicio real de libertad de expresión o es una nueva táctica del Gobierno para dar una apariencia más democrática a las elecciones presidenciales de marzo.
Algunas voces tachan lo ocurrido de «milagro», pero expertos rusos en medios de comunicación consideran que responde a una «orden del poder» para mostrar que en Rusia no hay censura y dar una imagen más democrática de cara a la próxima cita electoral, en respuesta a las protestas multitudinarias, o es el resultado de la presión de la sociedad rusa o de los propios trabajadores de esos canales, aunque se trata de una libertad de expresión «bajo estricto control del poder», apuntan.
«Ante los últimos acontecimientos, el Kremlin ha decidido levantar la tapa de la olla para retener el poder, una táctica muy efectiva», resumió el experto Daniil Dandoureï. GARA