13 de mayo de 2009. Ese día se ponía fin a 25 años de espera. El Athletic no conquistó la Copa, pero un cuarto de siglo después volvía a disputar una final. Ninguno de los que vivió lo sucedido aquel día en Valencia, en directo o desde la lejanía, podrá olvidarlo. Y ninguno quiere tampoco que haya esperar otros cinco lustros para repetirlo.

El Athletic quiere añadir otro capítulo a una historia que, aun brillante, ha ido perdiendo lustre con los años. El momento parece idóneo. Por las buenas sensaciones que ofrece el equipo, por el torneo inmaculado que viene protagonizando -cinco victorias, un empate, nueve goles a favor y ninguno en contra-, porque su rival en la ansiada final sería complicado pero batible -incluso este Barcelona más humano- y porque el último escollo parece asumible.

Con todos los respetos que se merece el Mirandés. Que se los ha ganado a pulso, no en vano alcanza las semifinales con una hoja de servicios tan brillante como la de su rival. O incluso más, pese a la mancha que supone su derrota en Cornellà. Y es que el camino de Carlos Pouso ha sido más largo -los rojillos tuvieron que disputar las tres rondas previas, en las que eliminaron a Amorebieta, Linense y Logroñés- y también más complicado que el de los bilbainos. No en vano estos han dejado en el camino a dos equipos de Segunda B y solo a uno de su categoría, mientras el Mirandés ha fulminado a tres rivales de Primera. Con la complicación añadida de disputar las tres eliminatorias a doble partido. Villarreal y Racing, que además disputaron el choque de vuelta en casa, no fueron capaces de ganar ninguno de sus dos encuentros. Sí lo hizo el Espanyol, en su estadio y con ayuda arbitral de proporciones considerables, pero después vio cómo el Mirandés volteaba encuentro y eliminatoria en Anduva.

Favoritos

Precauciones máximas, por tanto, las que debe tomar el Athletic ante un rival que solo ha sufrido tres derrotas en lo que va de temporada -esa frente al Espanyol, y ante Alavés y, este mismo sábado, Gimnástica Segoviana en Liga-, que apenas ha encajado 17 goles en 31 encuentros y que afronta la eliminatoria sin la más mínima presión. Pero frente al que los rojiblancos deben ejercer de absolutos favoritos. Que otros tres equipos de Primera no hayan hecho valer la diferencia de categoría no añade complicación por decreto a la eliminatoria.

No está de acuerdo Marcelo Bielsa, consciente de que «comparando potenciales, recursos, estructuras...» el Athletic es superior. Pero recuerda el rosarino que «el fútbol atrae no porque los favoritos confirmen su condición, sino porque los que no lo son, la alteran. No me siento cómodo asignando esa condición, ni cuando interiormente se la atribuyo al rival, ni cuando interiormente nos corresponde». El Mirandés, además, se ha ganado una consideración equivalente a la de cualquier rival de la élite. «Ha eliminado a tres equipos de Primera -recuerda Bielsa-. Le atribuímos el mismo nivel de dificultad que a los rivales a los que nos enfrentamos todos los fines de semana».

No es una cuestión exclusiva de resultados. Al técnico también le convence el juego de los rojillos. «Me parece un equipo aguerrido para defender y dispuesto a la elaboración cuando posee la pelota. Me parece un equipo compensado, que defiende con todos y en el que todos tratan bien el balón». Elogios que extiende a la figura de Carlos Pouso. «Es admirable lo que ha hecho. Las limitaciones de partida con las que cuenta su trabajo, comparando con las comodidades y recursos con los que nos manejamos nosotros agranda el respeto y la admiración por lo que construye -aseguró-. Además de la manera en que lo vive y se lo ha hecho vivir a sus jugadores, con moderación, poniendo los valores deportivos por encima de cualquier otro enfoque que se pueda hacer».

Con tanto respeto, no es de extrañar que Bielsa vaya a recurrir a su once de gala, lo que supone el regreso, confirmado, de Javi Martínez, Óscar de Marcos, Ander Herrera e Iker Muniain.

Una apuesta similar a la de Carlos Pouso, que reservó a varios de sus habituales en el último choque liguero y que esta noche presentará un once similar al que derrotó al Espanyol -se supone, porque el técnico vizcaino, poco dado a ofrecer pistas, cerró ayer el entrenamiento a miradas extrañas-, con la excepción del lesionado Mikel Iribas.

El entrenador rojillo reconoce la superioridad del Athletic, pero ya ha demostrado que la teoría no es suficiente para derrotar a su Mirandés. «Nadie nos ha regalado hasta ahora -recordó-. Otros tres equipos de Primera que creían que nos iban a eliminar ya no están en la Copa». «Si tenemos que morir, lo haremos matando», advirtió

Afición

El Athletic, por otro lado, estará acompañado en Anduva, pese a que ayer no se agotaron las entradas puestas a la venta en las taquillas de San Mamés. El alto precio de las localidades (90 euros), las bajas temperaturas -se prevén cero grados en Miranda para la hora de inicio del encuentro- y el hecho de que el encuentro sea televisado en abierto no han contribuído a animar a los aficionados.