El Ejército sirio se refuerza en Damasco ante la cercanía de los sublevados
Tanto los escenarios como el armamento dan cada vez más imagen de una guerra abierta en Siria. El Ejército ha reforzado sus posiciones en torno a Damasco ante la cercanía de las tropas sublevadas a la capital. Los combates tienen lugar alrededor del aeropuerto y en varios de los suburbios que rodean Damasco. El Gobierno aceptó la mediación de Rusia para buscar una salida pero la oposición la rechazó de plano.
GARA | DAMASCO
El Ejército sirio intentaba ayer consolidar el recuperado control de los suburbios de Damasco, que los combatientes sublevados habían tomado con anterioridad. En las últimas horas, los combates se desarrollan a escasos kilómetros del centro de la capital y en torno al aeropuerto y dan cada vez más la idea de una guerra abierta, tanto por los escenarios, cada vez más relevantes, como por el armamento empleado por ambas partes.
Los suburbios, una franja de localidades predominantemente suníes conocida como Al Ghoutta, son residencia de buen a parte de los tres millones de habitantes de Damasco y su área metropolitana, y las tropas del Ejército Libre Sirio -fuerza militar creada alrededor de soldados desertores- han conseguido crear en ellos algunas bolsas de resistencia.
Varias de las localidades en la carretera que conduce al aeropuerto -Harasta, Duma o Saqba- eran escenarios de combates o se encontraban en estado de sitio. Puestos de control cada 300 metros, barricadas con sacos de arena, disparos o tráfico de blindados forman la imagen de las afueras de la capital.
A cinco kilómetros del aeropuerto, las fuerzas armadas empleaban ametralladoras, tanques y helicópteros. Por su parte, el denominado Ejército Libre Sirio (ELS) aseguraba que sus hombres están equipados con armas ligeras y tuvieron que llevar a cabo una retirada táctica por el despliegue del Ejército leal al presidente Bahar al Assad. Pero su avance da idea de que cada vez se encuentra mejor armado. El ELS ha encontrado refugio en Turquía y asegura contar con 40.000 soldados. También ha encontrado el apoyo financiero y material de la oposición del denominado Consejo Nacional Sirio CNS, que cuenta con el respaldo de las monarquías del Golfo como Qatar y de la propia Turquía, apoyos manifiestos que han precedido a la ofensiva de las tropas desertoras.
Las fuerzas armadas no han conseguido desplazarlos totalmente después de varios días de combates y los desertores afirman que esperan en las proximidades para reanudar los ataques. Duma ha sido una de las localidades que ha cambiado de manos tras ser ocupada por las tropas desertoras, que tuvieron que retirarse por la ofensiva del Ejército sirio.
Controles
Rami, un arquitecto de Damasco afirmaba que «la semana pasada fui sorprendido por un control del ELS, que controlaba el tráfico en el barrio de Ain Terma», cerca de Duma. «La región escapa parcialmente a la autoridad del Gobierno», afirmaba. Un habitante de Hasrata explicó que los insurgentes se esconden por el día y atacan por la noche». A uno y otro lado de la autopista, el entramado urbano deja a menudo espacio para campos y cultivos que facilitan la fuga de los desertores.
A la vez, se multiplican los controles del Ejército controlando el paso de vehículos y la identidad de los pasajeros. Según activistas y residentes, las tropas sirias controlaban Hamuriye, uno de los varios distritos donde usaron blindados y artillería para repeler a los rebeldes, que llegaron a tan solo ocho kilómetros de Damasco. De acuerdo con un activista, el ELS ha llevado a cabo ataques diseminados contra las tropas gubernamentales que avanzaban en el distrito de Saqba, que habían tomado los rebeldes hace unos días. «Está habiendo combates callejeros desde el amanecer», indicó, precisando que los tanques avanzaban por la principal avenida.
A la vez que la lucha en el entorno de la capital va aumentando su dureza, también en las zonas epicentro de la revuelta seguían los combates. Así, en Homs, el ELS aseguró tener bajo su control los barrios de Bab Amro y Bab al Sabea, así como una plaza de la ciudad de Idleb. También dijeron controlar varios distritos de Al Rastan, en la misma comarca.
En la carretera de Hirak, en la provincia de Deraa, seis agentes de seguridad murieron en el ataque de los desertores a un minubús. Localidades más al sur, como Kharbet Ghazale, Saida y Nassib, ya en la frontera con Jordania fueron también escenario de combates
Las tropas regulares, por su parte, entraron en Rankus, una ciudad que los sublevados se vieron obligados a abandonar después de seis días de combates. El CNS dijo temer «una masacre» como represalia contra la población. El aumento de los combates ha incrementado también el número de víctimas. Según la oposición, el domingo fueron más de ochenta y ayer superaron los sesenta-entre civiles y militares- en los diferentes frentes.
Rusia intenta mediar
La guerra en el interior de Siria se extiende a la vez que la presión de los países occidentales contra el Gobierno de Damasco. Rusia intenta mediar y ayer propuso a las dos partes acoger conversaciones informales a la vez que intenta frenar la resolución contra Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU.
«Hemos propuesto a las autoridades sirias y a la oposición que envíe sus representantes a Moscú para mantener contactos informales sin condiciones previas en los plazos que convengan», indicó el ministerio ruso de Asuntos Exteriores. Moscú insiste en la alternativa del diálogo para «acabar con el derramamiento de sangre y la confrontación social».
Damasco respondió aceptando ese diálogo que se encontró con el rechazo frontal del opositor Consejo Nacional Sirio. El Consejo que reúne a varios movimientos opositores en el exilio excluyó toda negociación mientras el presidente no abandone. «La dimisión de Assad es una condición para toda negociación sobre la transición a un gobierno verdaderamente democrático en Siria», declaró el presidente del CNS, Burhan Ghalioun.
El rechazó a la iniciativa rusa también llegó desde la oposición interior, concretamente el Comité de Coordinación para el Cambio Democrático (CCCND) se opuso «toda negociación o encuentro» con representantes de Al-Assad. Frente a estas negociaciones, insisten en defender el plan que los países europeos han elaborado y que Marruecos ha presentado ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, basado en el informe de la Liga Árabe. Este plan prevé que Al Assad ceda el poder a su vicepresidente, en la línea de lo ocurrido en Yemen, y se forme un gobierno de unidad nacional.
Presión occidental
Pero Rusia ya ha anunciado su oposición a esta propuesta que mañana examinará el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. «El proyecto occidental actual no está lejos de la versión de octubre y, por supuesto, no lo podemos apoyar», declaró el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Guennadi Gatilov.
«No es un documento equilibrado y deja la puerta abierta a una injerencia en los asuntos sirios», subrayó. «No sólo traspasa nuestras líneas rojas, que son la indicación de sanciones y la imposición de un embargo de armas, sino que también incluye puntos inaceptables, como la idea de imponer cierto desenlace al diálogo político cuando éste ni siquiera ha empezado», criticó el embajador ruso en la ONU Vitaly Churkin.
Rusia y China, que acusan a EEUU de querer aplicar en Siria el guión libio -sanciones internacionales, embargo aéreo, intervención militar occidental y cambio de régimen-, ya rechazaron e octubre la resolución de condena contra Damasco y Moscú ha presentado su propio proyecto, que condena el uso de la fuerza tanto por parte del Gobierno como de los sublevados.
Los estados occidentales se emplearán a fondo en las discusiones del Consejo, y se sumarán la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, y los ministros de Exteriores francés, Alain Juppé, y británico, William Hague, además del secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, y el primer ministro catarí, Hamad bin Jassim al Thani.
El conflicto en Siria, así como la rivalidad entre Turquía e Irak, es reflejo de otra guerra por el dominio regional entre Ankara y Teherán, según varios analistas. Turquía, antiguo aliado de Siria, ha optado por apoyar la revuelta contra Bashar Al Assad hasta el punto de convertirse en la retaguardia de las tropas desertoras, y se ha visto así enfrente del Gobierno iraquí de Nouri al Malilki. Al igual que Irán, Irak está gobernado por líderes de confesión chií, mientras Turquía es mayoritariamente suní, como los opositores al régimen sirio. La orden de arresto de Bagdad contra el vicepresidente Tarek al Hachemi (suní) aumentó la escalada verbal. «Si inicia un proceso de confrontación en Irak en forma de un conflicto confesional, no es posible que sigamos callados», advirtió el primer ministro turco, Recep Tayyi Erdogan. Maliki calificó estas observaciones de «provocación». Turquía recela de la política de Maliki marginando a la población suní y de su apoyo a Damasco, según Mahjoob Zweiri, profesor de la universidad de Qatar. A su juicio, Teherán critica a Bahrein (Gobierno suní frente a oposición chií), apoya al Gobierno sirio y al de Maliki, lo que hace que su política parezca dictada por criterios religiosos, «pero en realidad la motivación real es jugar un rol principal en Oriente Medio», tras el vacío dejado por EEUU en Irak. El profesor Joseph Bahout cree que la crisis se dirige a «una gran trinchera suní-chií que va de Irak a Líbano pasando por Siria», y ante la que «Turquía debe posicionarse» . GARA
El fundador de la primera unidad de militares que desertó del Ejército sirio, el oficial Hussein Harmouche, fue ejecutado la semana pasada, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Harmouche huyó a Turquía donde fundó la «brigada de oficiales libres» con otros militares desertores. Según la oposición, fue secuestrado y trasladado a Siria, donde en setiembre apareció pidiendo perdón en televisión.
La tubería que transporta gas de la provincia de Homs a la de Latakia fue saboteada a la altura de la localidad de Tel Kalaj, cerca de la frontera con Líbano, según la agencia de noticias oficial Sana, que aseguró que el ataque causó una fuga de 460.000 metros cúbicos de gas.
El Gobierno sirio anunció que sus fuerzas recuperaron el control total de la periferia de Damasco y dijo haber eliminado «un gran número de terroristas equipados con los últimos modelos de armamento, incluido israelí y estadounidense»
Representantes de las comunidades kurdas en Siria se muestran divididos sobre la posibilidad de una intervención internacional en Siria para provocar la caída del presidente Bashar al Assad, según evidenciaron en una conferencia que durante el fin de semana reunió a casi 210 representantes kurdos llegados de 25 países en Erbil, en la región autónoma de Kurdistán en Irak. El comunicado final de la conferencia denunció «la violencia de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes» e insistió en la importancia de la «colaboración entre los kurdos del interior y el exterior de Siria».
Jawad al-Mulla, dirigente del Congreso Nacional Kurdo, favorable a un gobierno autónomo kurdo en Siria, apoyó sin ambages una intervención militar. «La intervención internacional es la única solución porque ya tenemos la experiencia de Saddam Hussein que nunca habría sido derrocado sin una intervención exterior», afirmó. Para Saadeddine al-Mulla, dirigente del partido al-Likiti (Democracia y lengua kurda), «ya hay intervenciones exteriores, sobre todo de Irán y de Turquía y el Consejo de Seguridad de la ONU debe tomar decisiones en base al capítulo VII de so Carta», que prevé diferentes medidas, entre ellas la intervención en ciertos casos. El recurso a la ONU es también la propuesta de Hamad Darwich, secretario general del Partido Progresista Kurdo de Siria.
En cambio, el Partido Democrático de Kurdistán en Siria se muestra más cauto y opta por «una solución nacional con una presión internacional en los terrenos político, económico,mediático y diplomático», según su dirigente Abdel Hakim Bachar. GARA