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CRÓNICa | LA IKASTOLA DE SARTAGUDA CUMPLE 25 AÑOS

Los euskaltzales se enfrentan a la nieve para garantizar el futuro de Ibaialde

Los euskaltzales llegaron de todas partes, pero mermados. La nieve frenó a más de 40 autobuses, sobre todo en gipuzkoa y en el norte de Nafarroa. La fiesta para salvar a Ibaialde estaba pensada para 15.000 personas, pero solo unos 5.000 lograron llegar hasta la cita de sartaguda.

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Aritz Intxusta

La nieve dominaba prácticamente la totalidad de las rutas por las que se accede a Sartaguda. Solo alguna gente de Lizarraldea y los que subieron desde Tutera se libraron de unas carreteras que, por la mañana, no invitaban coger el coche. Más de 40 autobuses anulados y, sobre todo, tristeza en el primer balance. El mal tiempo enseguida trajo a la mente de muchos el ejemplo del Nafarroa Oinez de Irunberri, cuando llovió tanto que, al final, se decidió no seguir adelante. Entonces, el trauma fue tan grande que se abrió un número de cuenta y dicen que la oleada de solidaridad que se generó superó con creces los resultados económicos de cualquier edición del Nafarroa Oinez. La fiesta de los 25 años de la ikastola Ibaialde, pudo ser mucho más, pero el frío intenso y la nieve lo frenó. A falta de que los responsables del centro hagan las cuentas y miren cuánto han conseguido, el número de cuenta sigue abierto (3035 0153 46 1531026051). «Llevo tres días sin dormir y ahora solo tengo tristeza y pena. Haremos público todo en unos días», confesó Ana Mendizabal, la presidenta de Ibaialde.

«Siento una inmensa alegría por los que están y me da mucha pena por los que no han podido venir», aseguró Juan Luis Martínez uno de los que más peleó por sacar adelante la ikastola de Sartaguda. «Ahora lo que falta es unir fuerzas. La única forma de tirar con esto para adelante es salir de aquí todos más unidos que nunca», continúa el primer presidente de la ikastola. Al final confiesa el por qué de su esperanza en que el centro continuará abierto: «Mira, los de aquí somos muy cabezones y nos hemos empeñado mucho en que aquí tiene que haber una ikastola y, por eso mismo, la vamos a seguir manteniendo».

Martínez ve complicado conseguir -mientras continúe la zonificación lingüística- que el centro tenga una viabilidad, pero no ve otro futuro que no sea que Ibaialde siga abierta. «¿Dónde vamos a llevar a nuestros hijos? ¿Dónde aprenderán euskara? ¿Qué pasará con el edificio? ¿Se lo damos al Ayuntamiento de Lodosa para que ponga pollos?», se preguntaba Martínez.

La andereño y sus alumnos

La jornada de ayer era una mezcolanza de alegría y tristeza. Maria Paz Iturbe, la primera andereño de la ikastola de Sartaguda, lo vivió con esperanza y melancolía. «Una celebración así, de los primeros 25 años, siempre da mucha felicidad, pero sería mucho más feliz si todo fuera viento en popa», aseguró Iturbe. Pero también, ver a toda la gente que acudió a arropar a este centro en dificultades, le llenaba de ánimo. «Esto demuestra que el euskara sigue vivo y que hay gente que lucha por él. La federación ha venido y estará ahí, con nosotros».

Como andereño orgullosa, Iturbe se acercó a sus primeros cinco alumnos (Beatriz Martínez, Aritz González, Iker Martínez, Lara Burgos y Eva Martínez) para que fueran ellos los que hablen por su ikastola. «Estos son el fruto del ayer y la semilla del mañana. Aunque han sido muy costosos los pasos, solo con verlos se nota que ha merecido la pena», los presentó.

«Como nos pasó a nosotros, la ilusión de los padres por sus hijos supera cualquier barrera. Si se pudo antes, se podrá ahora», sostuvo Aritz González. «Antes sí que no teníamos nada y salimos para adelante. Cada día hay más gente que nos apoya, saldremos de esta», aseguró el exalumno. Su compañera de clase, Beatriz Martínez, ha dado el paso de ser exalumna de esa protoikastola de Sartaguda, a ser madre del nuevo centro Ibaialde. «Yo tuve la oportunidad de estudiar en euskara y pienso pelear porque mi hijo la siga teniendo», confiesa Martínez.

La ikastola Ibaialde cumple una función clave para la recuperación del euskara en esa orilla del Ebro. Aun con el centro trabajando a destajo, las posibilidades que tiene el euskara en esa zona son absolutamente precarias. De los cinco primeros alumnos, solo Iker Martínez, completó la secundaria en lingua navarrorum. Ibaialde es una isla dentro de un panorama lingüístico monocolor apuntalado por las leyes de zonificación lingüística. Es el único centro de enseñanza en euskara en 40 kilómetros a la redonda y eso es lo que frenó a cuatro de los cinco alumnos que estudiaron con Iturbe. Aunque algunas veces sus padres le llevaban y le traían, el resto de los días Iker Martínez tenía que ir en autobús de línea hasta Lizarra para estudiar secundaria en euskara. Empezó con esos viajes con 12 años y todavía los recuerda. «Me cobraban 360 pesetas a la ida y otro tanto a la vuelta», asegura. Con el tiempo, esta situación se sigue repitiendo y las mejoras son pocas. «En Ibaialde sólo se imparte hasta sexto y la única ventaja es que ahora en Lizarra se puede estudiar en euskara en la red pública o en la privada», dice Martínez.

El centro de primaria sí que ha cambiado sustancialmente desde que daba clases Iturbe a la actualidad. Si antes había cinco alumnos, ahora hay más de setenta. Y también se ha trasladado, ya que la ikastola abandonó Sartaguda para implantarse en la localidad vecina de Lodosa, en la carretera que une ambos pueblos. Ayer, ese centro pasó algo desapercibido, puesto que la fiesta tuvo lugar en Sartaguda. Pese a ello, desde uno de los balcones, se colgó una pancarta que rezaba «Mila esker».

El arranque de hace 25 años fue un tanto insólito y, en él, tuvo un mérito terrible la figura de Alejandrina Moreno. «Si hoy estuviera aquí, se la llevaría el aire. Era muy poquica cosa», asegura Oscar Santiago Martínez, otro de los impulsores que jugó un papel clave poniendo en contacto a todos los que participaron en el nacimiento de la primera ikastola. «Alejandrina era la dueña de la casa donde nos instalamos la primera vez. A sus hermanos los mataron cuando la guerra. Ella tuvo la entereza de no dejarse llevar por el qué dirán. Nos dejó un cuarto e hicimos un baño. Así empezamos», recuerda Martínez, que subraya el papel de Juan Luis Larraza (entonces presidente de la Federación de Ikastolas) y de los pioneros de la ikastola de Viana, cuyo ejemplo fue el que tomaron los primeros padres de Sartaguda. Según recuerda, «Alejandrina era una mujer en extremo hospitalaria. En este pueblo, todas las que sufrieron la represión o las dejaron viudas se convirtieron en las `tías' de todos. Cuando te veían por la calle siempre te llamaban `hijo'. A mí me costó darme cuenta de que en los demás sitios no era así», asegura este fundador.

25 años de consolidación

En estos 25 años, la ikastola ha superado la fase del qué dirán. Ayer, la actual presidenta del centro Ana Mendizabal, quiso dar las gracias a los Ayuntamientos de Sartaguda, Andosilla y Lodosa. El actual consistorio de Sartaguda está gobernado por UPN y, sin embargo, todo han sido facilidades para la fiesta e incluso ha realizado una aportación económica para mantener la ikastola abierta.

Esta actitud contrasta con la falta de voluntad que ha mostrado el Gobierno navarro y la polémica suscitada después de que la Diputación de Gipuzkoa sí que decidiera mojarse por Ibaialde. Este era uno de los temas más comentados entre la gente que le ganó la batalla al frío y la nieve, para colaborar con el centro de Lodosa.

Xabier Sáenz Aramendia llegaba con un grupo de personas de Oteiza y Zirauki. «Había que venir sí o sí. Para mí, esto es tan importante como un Oinez», afirmó. «Me río yo de que Barcina diga que es una intromisión. Yo lo veo como una ayuda a una catástrofe o un terremoto. Solo que la catástrofe aquí no es natural, sino que la tenemos en la gestión política del euskara en Nafarroa: lo está aniquilando», afirma el solidario. «Estoy viendo muchos de Lizarraldea, creo que gente de más lejos se ha quedado con las ganas, si no, no destacarían tanto», confesó.

Tino García y Juan Luis Arraras consiguieron llegar desde Lasarte y Andoain. «Hay que darle un impulso fuerte al euskara en esta zona», dijo García, que confesó haber sufrido en la carretera para poder llegar. Su compañero fue algo más listo y, decidió acercarse desde el viernes para no tener que pelearse con el hielo. «Está muy bien dar ayudas al Amazonas y todo eso, pero el euskara es lo primero», sentenció esta pareja de guipuzcoanos en ropa de montaña. Ambos confirmaron también que el tiempo había desanimado a muchos de sus conocidos. «Mi hijo tenía pensado venir esta tarde, pero no sé si al final podrá llegar. Mi hija, al final ha desistido, ella vive en Gasteiz y le ha dado miedo la carretera porque tiene un hijo pequeño», comentaba Arraras.

Alfredo e Isabel sí que llegaron con el pequeño Hodei hasta Sartaguda, pero desde Iruñea, y con un poco de miedo. «Algún patinazo hemos tenido, pero había que estar aquí para apoyar a Ibaialde. Muchísima gente que conocemos no ha podido venir. Estaba realmente complicado», explican.

Desde Tutera apareció, junto a unos amigos, Javier Urdin. «Hemos venido todos a lo mismo, a dejarnos la pasta que tenemos en la ikastola», comenta. «La política del gobierno con la zonificación es una jodienda, mientras que siga así, tendremos que seguir adelante con cosas de estas. Está claro que el euskara tiene que ser oficial en todos lados y punto. Es la única forma de que no tengamos que venir con nieve o con lo que sea».

En el plano más institucional, el grupo parlamentario de Bildu acudió casi al completo (faltó Maiorga Ramírez que se encontraba en Sevilla en un Congreso), también estaba la diputada Uxue Barkos y varios de los parlamentarios de NaBai, como Nekane Pérez, que sufrió para acudir desde Bera. Tasio Erkizia también buscó la forma de llegar. Además, superaron la nieve la presidenta de la Federación de Ikastolas y representantes de los 14 centros navarros.

El mal tiempo de ayer sirvió para demostrar que hay gente anónima que, pase lo que pase, está dispuesta a darle el empujón a Ibaialde. Ahora toca trabajar en una solución más política y confiar en que, como en Irunberri, todo tenga final feliz.

 

UN OINEZ EN MINIATURA

Sartaguda había preparado un Nafarroa Oinez en miniatura, capaz de albergar a 15.000 personas y con música y espectáculos. El mal tiempo no sólo afectó al número de visitantes, sino que también anuló algunas dde las actuaciones.

LA DIPUTACIÓN, FRENADA

Entre los más de 40 autobuses que no pudieron salir se encontraba el que había contratado la Diputación de Gipuzkoa. El estado de las carreteras paró una ola de solidaridad que iba a acudir desde ese herrialde, uno de los más sensibilizados.

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