Una reforma a la medida de la patronal
El Gobierno español aprobó ayer una nueva reforma laboral, la segunda en apenas año y medio, y como la anterior esta responde también a los intereses de la clase empresarial, y no a la de los trabajadores y trabajadoras. El PP ha pergeñado un marco a la medida de la patronal, con una rebaja sustancial del coste de los despidos, una ampliación de los supuestos de despido objetivo y un paquete de subvenciones a la contratación que, en la práctica, es una transferencia de fondos públicos a las empresas. Asimismo, la negociación colectiva queda seriamente comprometida, ya que se da todo tipo de facilidades a los empresarios para hacer caso omiso de lo pactado en los convenios.
El ministro de Economía había prometido al comisario alemán Olli Rehn -la imagen de servilismo y sumisión de Luis de Guindos en Bruselas ha dado la vuelta al mundo- una reforma «extremadamente agresiva», y así ha sido. Si la reducción de un tercio en la indemnización por despido improcedente es un claro retroceso en los derechos laborales, la generalización de los supuestos de despido objetivo constituye una afrenta a la clase trabajadora. No puede calificarse de otra forma el hecho de que se justifiquen los despidos solo por una caída de ventas o ingresos, aunque se siga obteniendo beneficios, o porque se prevean pérdidas a futuro.
La reforma aprobada por el PSOE -con la inestimable ayuda del PNV- supuso una merma en los derechos laborales y las condiciones de trabajo, sin que se haya avanzado en materia de desempleo, excusa utilizada para llevarla a cabo. Hoy hay muchos más parados que en 2010, y estos tienen una menor cobertura social, mientras la situación de quienes conservan su empleo ha empeorado de forma evidente. Con esta nueva reforma, se acentúa la desprotección de los trabajadores, a quienes no les queda más remedio que seguir combatiendo un sistema que les aboca a la precariedad y la pobreza. Y, al mismo tiempo, es urgente que este país se haga dueño de su propio destino, que pueda decidir sobre las políticas económicas y sociales, y deje de depender de quien solo le ofrece retroceso y ruina.