Amparo LASHERAS | Periodista
Y mientras, como parias a la intemperie
Gracias a los turbios asuntos de Urdangarin y a los procesos del juez Garzón, los recortes sociales, la reforma laboral y la detención de Patxi Gómez se han metido en casa sin hacer ruido y con mucho sigilo mediático. Ambos personajes, Iñaki y Baltasar, se han adueñado de la actualidad y la ciudadanía se ha distraído más de lo debido en unas discusiones prefabricadas, que recuerdan a la serie mejicana de 1979, «Los ricos también lloran», o la estadounidense del 76 «Hombre rico, hombre pobre». Ni Garzón ni el yerno del rey tienen nada que ver con el argumento de estas dos producciones, pero las traigo a colación porque tienen el mismo objetivo de equivocar, desentender y alejar a la mayoría del pueblo de lo que verdaderamente importa. En los 70 estas series enseñaron a compadecer a los poderosos y a ser unas oprimidas satisfechas, mientras la CIA ponía y quitaba dictadores que asesinaban, torturaban y se hacían millonarios, ellos y sus amigos, llorando a lágrima viva. Una parte de la opinión pública lleva semanas indignándose con Iñaki Udangarin pensando que «más vale ser pobre pero honrado». Otra parte disfruta dando un corte de mangas a Garzón y diciendo que «a todo cerdo le llega su San Martín». Y mientras (siempre existe un mientras maligno) nos perdemos en los artificios. Rajoy y Guindos van de duros por Europa y con sus políticas sociales solo para ricos, su reforma laboral solo para empresarios y su empeño en llenar las cárceles, nos han dejado como parias a la intemperie y a Patxi en prisión. Lo triste es que cuando todo pase Urdangarin continuará siendo un jeta muy rico y Garzón el Tomas Moro de los progresistas.