Un millar de campesinos, indígenas y representantes de organizaciones sociales llevaron su defensa del derecho al agua y su denuncia de la minería «abusiva y caótica» hasta Lima, símbolo de que en Perú no falta el agua sino infraestructuras que permitan conservar y hacer que esta sea accesible para todos. En 2012, dos de los más de ocho millones de limeños carecen de agua y muchos miles más solo tienen grifos que gotean.

La Marcha Nacional del Agua, que partió hace diez días de Cajamarca, llegó el jueves a la capital y ayer tenía previsto acudir al Congreso para presentar un proyecto de ley sobre la conservación del agua como derecho humano. Los marchistas reclaman al Gobierno un cambio en su política ambiental, minera y económica para que la minería se desarrolle de forma responsable. El exsacerdote Marco Arana, quien lidera la marcha, explicó a Efe que la protesta comenzó en unas lagunas de Cajamarca que serán drenadas para extraer oro si se lleva a cabo el proyecto minero Conga, que requiere una inversión de 4.800 millones de dólares y que se encuentra paralizado a la espera de un peritaje de impacto ambiental.

«Perú se encuentra al borde de la escasez de agua a pesar de que sus 159 cuencas podrían abastecer a toda la población», señaló a AFP Abel Cruz, de la ONG Los sin Agua, que añadió que lo que falta es invertir en infraestructuras para que pueda llegar a todos.

Su potencial de 1.500 millones de metros cúbicos de agua al año, le coloca entre los 20 países mejor dotados del mundo, pero el 50% de su agua se va al mar.