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La guerra siria golpea Alepo con dos atentados con coches bomba

El conflicto sirio alcanzó la segunda ciudad del país, Alepo, hasta ahora relativamente ajena a la crisis que se desliza hacia la guerra civil. Dos atentados con coches bomba contra edificios de las fuerzas de seguridad dejaron al menos 28 muertos y más de 200 heridos. El Ejército Sirio Libre asumió el atentado para después desdecirse y acusar al régimen de su autoría, mientras el Gobierno lo atribuyó a «bandas terroristas» apoyadas por países occidentales.

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Dos atentados con coche bomba dejaron ayer al menos 28 muertos y 235 heridos en Alepo, la segunda ciudad siria, un ataque que fue reivindicado en un principio por el Ejército Libre Sirio (ELS) que combate contra el Gobierno de Bashar al Assad, aunque más tarde se desvinculó del mismo.

Las autoridades sirias imputaron los dos atentados, los primeros de este tipo que tienen lugar en Alepo, segunda ciudad siria y corazón económico del país, a las «bandas terroristas» a las que acusa de la violencia que sacude Siria desde marzo del año pasado, cuando comenzó la revuelta contra el régimen de Al Assad.

El atentado se dirigió contra una sede de la Agencia de Inteligencia de la Policía Militar, en el barrio de Nuevo Alepo, y contra un edificio de las fuerzas antidisturbios, situado en la zona de Al Sajur. Alepo había permanecido hasta ahora relativamente al margen de la revuelta y no había sufrido combates o atentados.

«Un terrorista se hizo explotar con su coche a cien metros de la puerta de las sede de las fuerzas del orden», afirmó la televisión oficial, mostrando el cráter provocado por la explosión así como imágenes de destrucción y de trabajadores sanitarios recuperando restos humanos de los escombros. «Esta es la libertad que reivindican» gritaba uno de los miembros del los equipos de rescate esgrimiendo un brazo hecho pedazos, en referencia a los opositores antirégimen. El Ministerio sirio de Asuntos Exteriores acusó a los países árabes y occidentales de apoyar a los autores de los atentados en sendos mensajes enviados a los secretarios generales de la ONU y de la Liga Árabe. «El crimen a sido cometido por partes respaldadas por países árabes y occidentales, que quieren dañar la seguridad de los ciudadanos sirios», señala el mensaje, enviado también al Consejo de Derechos Humanos de la ONU y a la Organización de la Conferencia Islámica.

El Ministerio acusa a estos estados de llevar a cabo «una campaña hostil a Siria bajo pretextos humanitarios al mismo tiempo que acogen a grupos terroristas y hombres armados sobre su suelo». «Siria es objeto de una injusta campaña financiada por ciertos países de la región e incitada por medios que apoyan a grupos terroristas armados que matan civiles, destruyen infraestructuras e instituciones públicas y privadas», añade. En estas condiciones, el Gobierno sirio defendió su «derecho a proteger a sus ciudadanos y a combatir el terrorismo y la violencia».

Reivindicación y rectificación

En un primer momento, el comandante en jefe del ELS, coronel Riad al Asad, dijo a Efe que «estas operaciones responden a los bombardeos del régimen contra Homs», uno de los bastiones de la oposición. El jefe del ELS explicó que se coordinaron con desertores que trabajaban en los dos edificios de las fuerzas de seguridad.

Pero posteriormente, el ELS se retractó de esta reivindicación y matizó el ataque, acusando al régimen de prepararlo y ejecutarlo «para desviar la atención sobre sus crímenes en Homs».

No obstante, reconoció que había atacado ambos edificios. «Grupos nuestros del ELS atacaron estos dos edificios, pero no estaba previsto el uso de explosivos, sino el de armas ligeras y lanzagranadas, porque no tenemos la logística para llevar a cabo un ataque de esa magnitud», explicó el «número dos» del ELS, Malek Kurdi.

En diciembre y enero ya se produjeron atentados suicidas en Damasco que, en conjunto, causaron 70 muertos y que, igualmente, las autoridades atribuyeron a «grupos terroristas».

Suleimán al Halabi, dirigente de la opositora Comisión General de la Revolución Siria, indicó que Alepo ha permanecido relativamente apartada de la protestas porque, aunque empezaron el pasado mes de agosto, ha sido muy difícil seguir «porque los grupos de «shabiha» (los sicarios del régimen) controlan la ciudad y reprimen las manifestaciones».

A juicio de Al Halabi, en los últimos meses esta localidad se ha convertido en refugio de activistas que escapan de la represión en otras ciudades, aunque su mensaje no ha calado en la población de Alepo por las dificultades que tienen para difundirlo por el control de las autoridades y la falta de cohesión social. En ese sentido, el opositor precisó que en Alepo viven muchas personas procedentes de otras ciudades que tienen más vínculos con sus lugares de origen.

Por su parte, Rusia expresó su confianza en que la oposición siria condene el doble atentado cometido ayer. «Esperamos que muchos representantes de la oposición condenen los atentados de Alepo. Así lo esperamos, ya que así debe ser», afirmó Mijail Bogdanov, viceministro de Exteriores ruso, citado por la agencia Interfax.

Entran los primeros carros de combate en un barrio de Homs

Los atentados de Alepo coincidieron con la entrada de tanques en el barrio de Inchaat, en Homs, la tercera ciudad en importancia de Siria y que lleva una semana sometida a un intenso bombardeo por parte del Ejército. Los soldados registraron casa por casa de este barrio, según la oposición, que afirmó que ayer se produjeron al menos 12 muertos que se añaden a los más de 450 registrados desde el comienzo de la ofensiva del Ejército. Los ataques continuaron contra el resto de barrios donde la insurgencia tiene mayor presencia, como Bab Amro, donde la oposición denuncia que la situación está provocando una grave «crisis humanitaria».

Además, dio cuenta de que cinco soldados del ELS murieron en combates en Dmeir, al noreste de Damasco, y un soldado del Ejército regular en Deraa. También continuaron los combates en Zabadani. En total, contabilizó 37 muertos, 29 de ellos civiles.

Además de los atentados y los combates, la jornada de ayer estuvo marcada por las manifestaciones del viernes, que en esta ocasión denunciaron el veto ruso a la resolución contra Siria en la ONU. Hama, Idleb, Damasco y algunas zonas de Homs fueron los escenarios de las protestas, que, sin embargo, contaron con una menor participación. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos lo atribuyó al «desplazamiento masivo de fuerzas de seguridad para impedir las manifestaciones». En Damasco, el OSDH denunció que las fuerzas de seguridad abrieron fuego para dispersar una manifestación en el barrio de Mazzé. GARA

 

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