José María Chacón 2012/2/9
Víctimas y Presos, monedas de cambio para una victoria política
IzaroNews.com
(...) En primer lugar, se trata de destacar el poderoso contenido político de todo este despliegue político-informativo generado alrededor del perdón solicitado por miembros de ETA (...) sin parase a pensar por un segundo por qué «los otros» victimarios, los que asesinaron y torturaron en nombre de España, incluso los pocos que fueron condenados por ello, no llevan acabo catarsis similares con sus víctimas o sus familiares.
La respuesta, digo, está en la lectura política de esta iniciativa. ¿Quién tiene que pedir perdón? El que eligió la causa equivocada, la causa malvada. Quien asesinó por la causa equivocada tiene que pedir perdón porque las muertes que produjo, precisamente por lo erróneo de su causa, son crímenes. Sin embargo, los que asesinaron en nombre de la que se pretende imponer como «causa justa», la sagrada unidad de España, no tienen que pedir perdón, precisamente, por la pureza de su causa. A estos asesinos no se les exige, día sí y día también, que reconozcan el daño causado y pidan perdón a sus víctimas, del mismo modo que a estas víctimas no se las considera en ningún momento, por parte de quienes han orquestado toda esta opereta política -PSOE y PP-, «la base sobre la que hay que construir el futuro de este país (Euskadi) en paz y en libertad».
El sufrimiento de quienes padecieron en sus carnes la violencia de los defensores de la unidad patria española no es la base sobre la que construir nada, según los partidos políticos españoles. (...) Estas víctimas han de ser ignoradas y olvidadas, porque de lo contrario su recuerdo y su elevación al estatus de víctimas injustas implicaría, ineludiblemente, que la causa que impulsó a sus asesinos, la unidad de la patria española, también era una causa malvada, y eso es «inaceptable». Por esto el Partido Popular se niega en redondo a que estas víctimas sean tenidas en cuenta y recordadas por el Parlamento vasco, porque, según dicen, eso supondría «equipararlas» a las víctimas «del terrorismo», o sea, de ETA según su particular lenguaje político. (...)
El hecho de que me haya centrado en la posición del Partido Popular no significa que la del PSOE sea distinta o mejor. El PSOE sí está dispuesto a reconocer que habido víctimas del nacionalismo español, pero siempre que sus crímenes sean endilgados a entidades fantasmagóricas, como el GAL o el Batallón Vasco Español, que, precisamente por la aparente imposibilidad de identificar a sus miembros, liberan de cualquier responsabilidad al Estado español en sus crímenes (...).
Si durante los años de actividad de ETA los presos sufrieron un tratamiento excepcional por parte del Estado español como parte de la lucha antiterrorista, ahora están siendo tratados como rehenes en nombre de la victoria política de ese mismo Estado sobre ETA y su causa. No hay otra valoración posible para la exigencia, exclusiva para los presos etarras, de reconocer el daño causado y pedir perdón a sus víctimas -con la obligada presencia de los amanuenses mediáticos de los vencedores, que ofrezcan la oportuna interpretación de tales momentos- si quieren que las autoridades españolas dejen de aplicarles sus medidas excepcionales de encierro y comiencen a tratarlos como los presos «normales» que dicen que son. De presos de excepción a rehenes políticos mientras los asesinos de la causa española jamás han pisado la cárcel.