CRíTICA teatro
Gran espectáculo total
Carlos GIL
Podría parecer una historia nostálgica, pero el motivo de arranque de este espectáculo musical es la reunión de actores, coreógrafos con el productor de un teatro porque se va a derruir y se va a construir un garaje. Escrita en 1971, viene al pelo, hoy. Desde esta partida se organiza una obra en donde se cruzan historias de amor, se rinde homenaje a un tipo de teatro, el de variedades que durante años fue el lugar del entretenimiento y del descubrimiento de estrellas del escenario y el celuloide, y que transcurre con una sabiduría dramatúrgica que excede a cualquier concepto de musical, de ópera contemporánea: es un espectáculo total, donde cerca de cincuenta artistas y técnicos, entre músicos que tocan en directo, un coro que canta y baila y un elenco de actores que deben cantar y bailar, desmenuzan una bella historia que se convierte en una proclama desenfrenada, el perfecto alegato de amor al propio teatro.
Mario Gas reincidente con Sondheim, logra, además, convertir este magnífico trabajo en una suerte de testamento, de posible despedida, ya que da vida a Dimitri Weismann, el productor que en la frase última del espectáculo, cuando se van a apagar todas las luces y las puertas se van cerrar para siempre dice: «Si algo sé es cuando las cosas se acaban». Su labor al frente del Teatro Español está siendo cuestionada.
Pero si el material del que parten, el libreto, la música, las canciones es muy bueno, no cabe duda de que existe un gran trabajo de adaptación y traducción, y hay sobre las tablas tanto talento que es difícil destacar a nadie. Pero es inconmensurable, como siempre, la calidad interpretativa de Vicky Peña, tanto en los diálogos, como cantando, perfectamente secundada por Carlos Hipólito. Hay dos mujeres que logran emocionar más allá de lo coyuntural: Asunción Balaguer, viuda de Paco Rabal, que a los ochenta y seis años canta, baila e irradia energía positiva a raudales, y una canción interpretada por Massiel, cuyo contenido parece ser autobiográfico, que la devuelve a su lugar de gran intérprete y levanta de sus asientos al público. Todo funciona, es una grandísimo espectáculo, total en el sentido de que todos los géneros, todos los elementos escénicos concurren a la escena para deparar tres horas de gran teatro.