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Aquel soporífero partido de los «leones» en Moscú

Un millar de seguidores vizcainos acompañaron a los rojiblancos en 1973 hasta la capital rusa para medirse al Torpedo de Moscú, en el primer y único partido que el Athletic ha disputado en Rusia en toda su historia.

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J.VIVANCO

«Parecíamos aldeanos en el sentido real de la palabra, porque íbamos muchos jugadores con txapela», confesaba Carlos Ruiz, el último `Pichichi' rojibanco, en una reciente entrevista donde rememoraba aquel primer y único viaje del Athletic a Moscú -hasta la fecha- en sus 114 años de historia. Fue un 20 de setiembre de 1973 y el rival era el por entonces equipo de la Fábrica de Automóviles de la capital rusa, el Torpedo de Moscú, cuya época dorada en el fútbol soviético había quedado atrás, en los años 1960-65. ``Un hueso moscovita',' titulaba la previa el diario catalán ``Mundo Deportivo''.

Y hasta allá se fue la plantilla rojiblanca bajo la batuta del serbio Mirolad Pavic y acompañado por nada menos que un millar de aficionados vizcainos -unos 500 se esperan esta vez-, y eso en 1973. Se trataba del mayor contingente de aficionados desplazados para un partido en el extranjero de los leones, encabezado por el presidente de la entidad José Antonio Egidazu.

«La Plaza Roja parecía el Arenal», se lee para describir aquel viaje en el libro ``Historia del Athletic'' (Ed. La Gran Enciclopedia Vasca, 1998). «Las bufandas y gorras rojiblancas pusieron color a una gran ciudad donde la tristeza se palpaba al doblar cada esquina. Los mayores -prosigue- nos miraban asombrados; los pequeños nos seguían pidiéndonos chicle».

Aquella histórica cita tenía como escenario el mismo terreno de juego de hoy, entonces denominado Estadio Lenin. «A todos los expedicionarios bilbainos les dieron entrada del mismo sector, una especie de tendido taurino, y se dio la paradoja de que un sector estuviese lleno y los otros 99 prácticamente vacíos», se narra. Y eso que, según la información previa en el ``Mundo Deportivo'', entre los aficionados moscovitas había gran expectación por la presencia entre los rojiblancos de su portero Iribar, que tan buenas actuaciones había gestado ante la URSS, y que se prodigó en autógrafos tanto en el aeropuerto moscovita como en el hotel.

Precisamente, el Chopo iba a reaparecer en este partido en el que el objetivo del Athletic, según titulaba el ``Mundo Deportivo'' el día previo, era el de ir «a por un empate», y poder resolver luego en San Mamés en el partido de vuelta. Y con ese fin saltaron al césped moscovita, con una temperatura de cinco grados, el once formado por Iribar, Sáez, Astrain, Zubiaga, Guisasola, Rojo II, Lasa, Villar, Arieta, Uriarte y Rojo I.

En el segundo tiempo y a los 18 minutos Igartua sustituyó a Uriarte y a diez minutos del final, Carlos hizo lo propio con Lasa. «La verdad es que no tuve ninguna oportunidad. Me pasé todo el rato corriendo, aunque no fuera más que para no quedarme congelado. Al acabar el partido lo pasé bastante mal porque tuve un proceso de broncoespasmo producto del frío y del ejercicio que me provocó tos y ganas de vomitar», contaba el propio Carlos.

El Athletic resolvió en la vuelta

«El nivel del juego fue tan vulgar que en diversos momentos parecía imposible que estuviesen disputando el encuentro los respectivos campeones de Copa de la URSS y España. El peloteo fue insulso y carente de profundidad», relataba una crónica. Partido soso y sin ninguna emoción, soporífero, con más trabajo para Iribar que para el portero ruso, pero con un 0-0 final «esperanzador», como titulaba el ``ABC'' del día siguiente.

El propio técnico rojiblanco, Pavic, se mostraba satisfecho por el resultado, pero no «por el juego que han hecho mis hombres. Debieron haber jugado la pelota en largos pases y desplazamientos y no en corto, con tantos pase y repase». Su rival en el banquillo, Valentin Ivanov, alabó, por contra, al Athletic: «Me ha gustado, en especial su juego defensivo».

El empate a cero dejaba la eliminatoria en manos de los bilbaínos, que vencieron 2-0, el 3 de octubre, en San Mamés, con goles de Astrain y Lasa. Luego tocó viajar a Bulgaria, para medirse al desconocido y remoto Stara Zagora, donde los periodistas debían guardar cola en el teléfono situado en la cocina del único hotel de la ciudad para enviar sus crónicas. Se perdió 3-0, tras un viaje que hoy nos parecería tercermundista, y en la vuelta los bilbainos solo pudieron recortar el marcador con un solitario gol de Lasa. Confiemos en que la aventura del Athletic esta temporada dure más.

El día en que el Dinamo de «La araña negra» jugó en San Mamés

El Torpedo de Moscú no fue el primer equipo ruso al que se midió el Athletic en su historia. Dos años antes de aquella eliminatoria, en el verano de 1971, San Mamés acogió el I Torneo Villa de Bilbao, en el que los rojiblancos se enfrentaron por el tercer y cuarto puesto al Dinamo de Moscú, en cuya portería se acababa de retirar el gran Lev Yashin, `La araña negra', uno de los mejores guardametas de la historia. Un evento que fue aprovechado para reunir sobre el césped de La Catedral una imagen sin igual. El público bilbaino ovacionando a tres mitos: el citado Yashin, José Ángel Iribar y el gran Ricardo Zamora. Dicen que aquel fue uno de los días más felices del arquero ruso por poder conocer a Zamora. Pero también tuvo palabras para el Chopo: «Iribar es fenomenal». Ganaron los rusos a penaltis, con fallo incluido de Iribar en su lanzamiento. J.V.

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