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CHAMPIONS LEAGUE Octavos de final

Superioridad absoluta para acabar con los maleficios

Un gran Ibrahimovic condujo al Milan a la goleada, que sentencia la eliminatoria.

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MILAN 4

ARSENAL 0

A.U.L.

Cruzaban los dedos en Milán. Desde que alzara su última Orejona, el cruce con un equipo inglés en octavos de final se había convertido en una condena. Pero sobran las supercherías cuando la diferencia entre dos equipos es tan abismal como la que ayer separó a los italianos del Arsenal. Ni el más laborioso de los sortilegios habría evitado, no ya la victoria, sino la goleada del equipo milanés.

O no pudieron o no les dejaron, pero fue sonar el pitido inicial y desaparecer los gunners del campo. Y no volvieron a dar señales de vida hasta mediada la segunda parte. Tiempo suficiente para que el Milan, comandado por un Zlatan Ibrahimovic sublime, dejara la eliminatoria sentenciada.

Los rossoneri tuvieron, además, la fortuna -pese a la lesión de Seedorf, que a los diez minutos ya tenía que dejar el partido- de adelantarse pronto. Al cuarto de hora, concretamente, cuando Boateng convertía un buen servicio de Nocerino en un zapatazo imparable.

Sin especulaciones

Si alguien pensaba que el Milan iba a aprovechar la tesitura para aferrarse a su ventaja y especular con los nervios del rival a la espera de un error que le permitiese sentenciar, se equivocó de cabo a rabo. El equipo de Massimiliano Allegri se supo superior y no quiso dejar un solo resquicio al Arsenal que, por otra parte, tampoco se veía muy capaz de reaccionar. Mejor para el espectador que, salvo fobias concretas, disfrutó con el meneo de los italianos. Que, aún así, tuvieron que esperar casi hasta el descanso para ampliar ventajas. Esta vez fue Ibrahimovic el que dibujó, por banda izquierda, y Robinho el que aprovechó su centro y la deserción de la zaga gunner para cabecear el 2-0.

Era ahora Arsène Wenger el que buscaba amuletos para hacer frente al conjuro. Pero la entrada de Thierry Henry en el descanso tampoco evitó la debacle de su equipo, del que no se pudo despedir como habría querido. El encuentro siguió con color exclusivamente local. Y el marcador volvió a moverse de inmediato, de nuevo con la firma de Robinho.

Solo entonces apareció el Arsenal. Aunque fue poco más que eso, aparecer. Suficiente, de todos modos, para que Abbiati tuviera que lucirse ante un remate de Van Persie -clarísimo perdedor en su esperado duelo de killers con Ibrahimovic-. Y para que el Milan se percatara de que un solo gol podía complicar la cosa, con noventa minutos en el Emirates por delante. Se recompusieron los italianos, siguió insistiendo Ibrahimovic y, a diez minutos del final, encontró, por fin, lo que merecía. Aunque fuera de penalti, provocado por el propio ariete sueco.

Ahí acabó el partido. Y la eliminatoria. Aunque Wenger recurra a todos los hechiceros del norte de Londres.

El Zenit se impone en un choque vibrante

Todo lo que no aportaron la temperatura, gélida, y las condiciones del campo, penosas, lo hicieron el Zenit de San Petersburgo y el Benfica, que disputaron un choque vibrante, saldado del lado de los rusos (3-2), presentes por vez primera en su historia en los octavos de final del torneo.

En un primer tiempo intensísimo, la escuadra portuguesa se adelantó pronto, al aprovechar Maxi Pereira un mal rechace de Zhevnov tras duro disparo de Cardozo. Reaccionó el Zenit y pronto obtuvo recompensa, con una volea pegada al palo de Shirokov.

Pero el mejor gol de la noche, y quién sabe si de esta edición de la Champions, estaba por llegar. Lo consiguió Semak, que saltaba al campo en el descanso, a veinte minutos del final. Kerzakov cedía de tacón para que Fayzulin dejase en el punto de penalti y Semak anotara el 2-1 de espuela.

Con el Petrovsky como un patatal y los contendientes agotados, parecía que el choque acababa, pero la emoción se redobló en la recta final. En el 87, Cardozo restablecía el empate aprovechando otro mal despeje de Zhevnov y solo un minuto después, Shirokov anotaba el definitivo 3-2. GARA

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