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Entrevista a Enrique Urbizu, director de «no habrá paz para los malvados»

«Se podría hablar de cine vasco con una industria más constante»

Enrique Urbizu (Bilbo, 1962) se estrena hoy como aspirante a los Goya por su guión y su trabajo detrás de la cámara en «No habrá paz para los malvados». Desde el estreno de «Tu novia está loca» en 1988, el director vasco ha desarrollado una prolífica carrera orientada hacia el thriller.

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Alberto PRADILLA | MADRID

Enrique Urbizu llega a los Goya con la aspiración de convertir a Santos Trinidad, el policía alcohólico y autodestructivo que protagoniza «No habrá paz para los malvados», en uno de los antihéroes más galardonados del cine en el Estado español. La película, con 14 nominaciones, compite por convertirse en film del año con «La piel que habito», el último largometraje de Pedro Almodóvar, que opta a 16 premios. A Urbizu, con un cuarto de siglo en su cámara, no le preocupa. Recibe a GARA en su despacho en Madrid, donde espera a Michel Gaztambide para encerrarse a pergeñar una nueva historia. «Siempre hay que poner la pizarra a cero», dice el cineasta, que destaca el atractivo de la gran pantalla para los creadores vascos y recuerda, rememorando el Bilbo de los 80, que los tiempos de crisis son también de expresión.

Tiene una amplia carrera a sus espaldas que, sin embargo, nunca había sido reconocida por la Academia. ¿Las 14 nominaciones a los Goya son una consolidación?

Es la primera vez que estoy nominado y la sensación es muy agradable. Sobre todo, porque se reconoce el trabajo de todo el equipo. Luego ya veremos cuáles nos dan, si es que nos dan alguno, pero sin estrés. Los Goya son una fiesta colectiva. Está muy bien ganar o perder, pero hay que participar. Es cierto que se puede ver como la consolidación a nivel de reconocimiento, pero yo prefiero no hacerlo. Esto es un maratón y siempre estás haciendo la primera película. Me pilla con una edad, he subido muchas colinas. Además, ha costado casi ocho años volver a hacer un largo, por lo que estoy muy tranquilo. La consolidación es el trabajo bien hecho, que la película guste y la recompensa es verla con público y comprobar que suscita cosas. Enseguida tienes que limpiar la pizarra y ponerte a escribir la siguiente.

Estos Goya se plantean como un duelo entre usted y Pedro Almodóvar. ¿Cree que le perjudica el regreso de este último a la Academia después de tantos desencuentros?

No creo, no lo he pensado. Estar en competición directa con un cineasta de la categoría de Pedro Almodóvar es un honor, pero no excluyo a Benito Zambrano ni a Mateo Gil, que han hecho dos películas muy potentes.

¿No resultar premiado lo vería como un fracaso?

Llevo 25 años de carrera casi sin comerme nada y nunca me he considerado un fracaso. Ni ganar un premio es un gran éxito, ya que por definición son siempre injustos, ni perderlo tiene que sentarte mal.

En un momento de crisis, la oferta cinematográfica en el Estado español está creciendo.

Se está abriendo el abanico. Nacho Vigalondo ha hecho una cosa que se llama «Extraterrestres» y que mezcla ciencia ficción y comedia. Borja Cobeaga, unas comedias estupendas sobre el «galán» actual. Hay un western, una de ciencia ficción... Cualquier intento de reducir el cine español al arquetipo choca con la producción. Todos los años se amplía el catálogo.

En su caso, y aunque sea de forma elíptica, la película aborda los atentados del 11-M a través de un thriller policíaco.

A Gaztambide y a mi nos interesan los sucesos, el mundo del crimen, todo aquello que delata los fallos del sistema. Queríamos explorar las preguntas que nos hacíamos sobre el 11M. ¿Cómo es posible que sea tan fácil, entre comillas, que la líen así? ¿Qué hacemos mal nosotros como sociedad? ¿Qué fallos tiene nuestro sistema de seguridad, qué descoordinaciones entre los departamentos? Esta es una ficción, no una película sobre el 11M. Eso te da más libertad, ser más didáctico a la hora de mostrar las relaciones. La intención era hacer un thriller potente, de esos que te mantiene el culo pegado al asiento. A través de la película, descubrir que hay gente que hace mal su trabajo, que existen comportamientos individualistas y subjetivos que impiden que el engranaje sea eficaz, que la desidia o la vagancia de un pequeño funcionario puede ocasionar una catástrofe.

Otra de las conclusiones es la imposibilidad de la redención.

Esa es la diferencia entre el thriller europeo y el americano. Este último siempre saca al espectador confortable. Nosotros queríamos que saliese pensando que las cuatro bombas siguen colocadas. Que nos ha salvado un loco peligroso que ni él mismo es consciente. Lo que más miedo me da es que dependemos del caos, de la fortuna. El azar es muy importante como elemento constitutivo de la película. Un actor que leyó el guión me vino a decir: «esto lo que quiere decir es que estamos vivos de milagro, ¿no?» Es una de las mejores definiciones.

Dejando al margen la película, en una entrevista publicada hace casi una década rechazaba la idea de un cine vasco, contraponiéndola a la cantidad de vascos presentes en la gran pantalla. ¿Sigue pensando lo mismo?

No creo que exista un cine vasco que se pueda establecer como categoría. La mayoría de los vascos que empezamos a hacer cine en los 90 no hablábamos euskara, hacíamos cine en castellano y, salvo excepciones, todos estamos inmersos en la industria en Madrid. Por otro lado, tampoco ha cuajado una industria continua y constante allí. No obstante, se están haciendo unas películas estupendas, como «Bertsolari» o «Bi Anai». Ahora va a estrenar Iñaki Elizalde, y Telmo Esnal también está haciendo cosas. Sigue habiendo un algo en el cine que atrae mucho a creadores vascos. Se podría hablar de cine vasco si hubiese una industria más sólida, más constante en Euskal Herria. Mi generación Julio (Médem), Álex (De la Iglesia), Juanma (Bajo Ulloa), (Daniel) Calparsoro, yo... tenemos muy poco en común para constituirnos en algo generacional.

Como vasco, quizás haya tenido la tentación de rodar una historia sobre el conflicto. Las películas con esta temática, salvo excepciones, se han caracterizado por su escasa relación con la realidad. Teniendo en cuenta el histórico momento que se vive en Euskal Herria, ¿cree que puede llegar un día en el que se puedan proyectar films que abarquen otras perspectivas?

Intenté adaptar a Atxaga a mediados de los 90 y me resultó imposible encontrar financiación. Ahora tengo dudas sobre si es el momento de acercarse al tema o si estamos en un punto tan importante de transición en el que igual hay que esperar. Actualmente, el cuerpo no me lo pide. Igual necesito más tiempo, más años, igual no lo hago nunca. Quizás surge una buena historia de repente. El lado humano sería el más interesante para construir una ficción. Pero ahora mismo tengo la cabeza en muchas partes. Quizás los jóvenes cineastas que viven allí deberían intentarlo.

Ha mencionado que espera a Gaztambide para idear una nueva historia. ¿Qué proyectos tienen entre manos?

Estoy en un momento de empezar a construir. Me imagino que seguirá siendo un cine contemporáneo, que escarbe en cómo somos y cómo vivimos. No creo que ande muy lejos del thriller. Hay varias cosas por ahí, todas un poco oscuras. Me gustaría hacer una buena peli de aventuras, un western. Quizás ahora no toque todavía, pero no se nos quita de la cabeza. No quiero estar solo haciendo thrillers. También hay que esperar a que el material te ordene. Muchas veces manda la historia, no tú.

Enrique urbizu

director de «no habrá paz para los malvados»

consolidación

«Prefiero no ver las nominaciones como una consolidación. La recompensa es ver la película con público y comprobar que suscita cosas»

azar

«Lo que más miedo me da es que dependemos del azar, de la fortuna, y ese es un elemento constitutivo de la película muy importante»

conflicto

«Tengo dudas sobre si es el momento de acercarse al conflicto vasco desde el cine o estamos en un punto de transición tan importante que hay que esperar»

cine vasco

«Actualmente se están haciendo unas películas estupendas, como «Bertsolari», «Bi Anai», el próximo estreno de Iñaki Elizalde o el trabajo de Telmo Esnal»

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