La relación cuerpo-mente es un tema complejo. Martínez está convencida de que la unión es más importante de lo que comúnmente se reconoce. Ella es psicóloga y trata a pacientes con dolor crónico o enfermos de fibromialgia a base de optimismo. Asegura que entre las secuelas de un dolor permanente se encuentra también la tristeza y la desesperación y que, para combatir ese dolor, hay que plantar cara a ese abatimiento. A fin de cuentas, la sensación de dolor se genera en el cerebro.
¿Se puede dominar el dolor?
Yo doy pautas para combatir el dolor crónico. El dolor puede venir de patologías mecánicas o de algo más emocional. Para mí, todo se relaciona con la mente. Los pensamientos crean emociones y, si no se liberan, pueden llegar a somatizarse. Es otra forma de hablar. Es muy importante atender al cuerpo, pero también a la mente. Cada vez pasamos más tiempo sentados, dandole vueltas a las cosas. Somos seres muy mentales y sin embargo apenas nos preocupa la inteligencia emocional.
¿Cómo hay que trabajar la mente para mantenerlo a raya?
Primero hay que saber qué te duele, dónde está localizado el dolor. Hay dos tendencias de trabajo: una es la psicología de la salud y otra que mira más los arquetipos. Yo trato de unir ambas disciplinas. En psicología de la salud se trabajan técnicas como la relajación, las técnicas de visualización, la respiración... Para que me entiendas, un cuadro de dolor, por ejemplo, lleva a distorsiones cognitivas y eso lo tenemos que erradicar.
¿A qué se refiere?
Hablo de formas erróneas del pensamiento. Un caso típico es la sobregeneralización. Hablo del «todo me sale mal» o «tengo muy mala suerte» en el que suele caer quien tiene un dolor permanente. A ese enfermo, aunque su dolor tenga un origen físico, hay que tratarle desde un punto de vista psicológico. Necesitamos traerle a la realidad.
Cuando me duele algo, suelo estar de peor humor y no me comporto igual. ¿Está diciendo que una persona con dolor crónico puede tener siempre el comportamiento alterado?
Exacto. Las personas con dolor crónico suelen tener muy mal genio. ¡Imagínate que siempre te esté doliendo una parte del cuerpo! Estas personas caen en ciclos de ansiedades bastante graves, se disparan los miedos y algunos derivan en cuadros depresivos. Del «todo me sale mal» se pasa a creer que no pueden hacer nada para curarse. Para mí es un síntoma más de su enfermedad.
De forma más concreta, ¿qué terapias se pueden aplicar a gente con fibromialgia?
Hay una muy gráfica. Le llamámos el termómetro del dolor. Antes de la sesión pedimos a los pacientes que indiquen cuánto les duele, del cero al diez. Al inicio de la sesión, muchos suelen decir: «A mí me duele un once, voy a romper el termómetro». Después trabajamos con ellos técnicas de relajación, tratamos distorsiones cognitivas, etcétera. Al terminar la sesión, volvemos a preguntar sobre su dolor... ¡Y la sensación siempre baja! Del once puede pasar al seis.
¿Qué es l0 que había cambiado?
Lo fundamental es que ellos ven que pueden mejorar. Salen de esa espiral de depresión e impotencia, que es terrible.
Quizá la mente no vence al dolor, pero sí puede arrinconarlo.
Nosotros podemos controlar lo que sea desde nuestra mente. Podemos hacer que nos duela menos. Hay otra técnica, «El saco de los recuerdos». Pedimos a los enfermos que introduzcan sus recuerdos positivos en un saco imaginario. Cuando, después, se encuentran en un punto álgido de dolor, vuelven a ese recuerdo del saco. Las emociones negativas bajan y te sientes mejor. Otra terapia es imaginar todo el cuerpo de color azul y la zona del dolor en rojo. Después, imaginamos que el dolor se va del cuerpo y que la zona roja se vuelve azul. Sirve de alivio.
Tengo entendido que el dolor se puede dibujar....
A veces pedimos que dibujen el dolor, para ver cómo lo sienten. Recuerdo que una mujer que decía que le dolía mucho y para dibujar su dolor, pintó un gigante. ¿Cómo se iba ella a enfrentar a algo tan grande? Era imposible. Después, le pedimos que dibujara su dolor como un enanito y la sensación bajó.
¿Hasta qué punto un pensamiento positivo puede afectar a un dolor que es físico?
Hay otra técnica, el biofeedback, que resulta impresionante. Consiste en una maquinita que recoge tu pulso y tus constantes vitales y las pasa en tiempo real. Yo suelo jugar con ella en casa y, pensando en cosas alegres o tristes, se puede ver cómo se altera el pulso, respiras distinto.... Mente y cuerpo están más conectados de lo que parece.