Según la emisora de radio, la víctima, de 30 años, no pudo sobrevivir a la grave herida que la granada le causó en la cabeza y falleció poco después de ser ingresado en el servicio de urgencias del hospital local.

Kaolack y otras poblaciones de Senegal fueron escenario el viernes de violentos enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y manifestantes, que protestan por la polémica candidatura a las próximas elecciones del presidente del país, Abdoulaye Wade. Los incidentes comenzaron en Dakar, donde la oposición había convocado una manifestación pacífica en el barrio de Plateau en contra de Wade, pero las fuerzas de seguridad dispersaron la concentración con gases lacrimógenos y los opositores respondieron lanzando piedras y levantando barricadas. La violencia se extendió posteriormente a otras zonas de la capital y al interior del país, después de que un policía lanzara una granada en una mezquita cuando los fieles estaban orando.

Además de la víctima mortal de Kaolack, en las protestas se registró un número indeterminado de heridos entre los manifestantes, los profesionales de los medios de comunicación y las fuerzas del orden.

Al menos seis personas, entre ellas un agente, han muerto desde el inicio de las protestas en contra de la candidatura de Wade, que pretende seguir otros siete años como presidente, cargo que ocupa desde hace ya doce años. La oposición había convocado para ayer mismo otra manifestación en la Plaza de la Independencia de Dakar, en la que no se descartaban nuevos enfrentamientos.

Conforme a la ley electoral de Senegal, unos 23.000 militares y paramilitares que figuran en el censo votan entre ayer y hoy para que el 26 de febrero puedan dedicarse de lleno a vigilar las elecciones en todo el país.

La oposición senegalesa exige desde hace semanas la retirada de la candidatura de Wade, de 85 años y que, de ganar los comicios, se hará con un tercer mandato, lo que consideran una violación de la Constitución adoptada en 2001, que los limita a dos. Wade y sus partidarios opinan que esa ley no es aplicable en este caso, puesto que la Carta Magna fue adoptada un año después de que el actual presidente fuera elegido por primera vez, en 2000.

Abdoulaye Wade asegura que, bajo la nueva Constitución, solo ha ocupado la presidencia durante un mandato y no dos, por lo que tiene derecho a estar otros siete años al frente de la jefatura del Estado.