«Tabu» de Miguel Gomes parece ser la cinta indiscutible de la Berlinale nº 62, de hecho el Fipresci ya es suyo. Pero además de «Tabu» (que esperamos ver entre las perlas de Zabaltegi en septiembre), ha habido otras cintas reseñables, entre ellas destaco aquí la producción alemana «Barbara» de Christian Petzold. Un director que ya había participado en otras ocasiones en la Berlinale (con menos fortuna) y que esta vez, convierte su última película en un extraordinario ejemplo de la máxima «menos es mas». Pocos personajes, contados espacios, paisajes vacíos de gentes, calculadas palabras, ningún tipo de malabarismo en el montaje... Aun así todo es inquietante en esta cinta, queremos saber más, esperamos impacientes cada gesto, palabra o movimiento de la protagonista y centro indiscutible la trama. La cámara observa de cerca al personaje y nosotros la acompañamos. «Barbara» habla de la historia de una mujer, una doctora, que sobrevive a su castigo, alejada de Berlín, en la antigua RDA durante los años ochenta. Lejos de realizar una reflexión maniquea del contexto sociopolítico del momento, Petzold nos habla de aquello que alimenta el día día de las personas, del amor como necesidad primaria, de la solidaridad... Temas que van transformando al personaje principal interpretado por la soberbia Nina Hoss y que harán cambiar su rumbo a medida que interactúe con sus convecinos. La película es sobria pero inmensa, de esas cintas que estimulan la inteligencia. Lo último del director de «Yella» nos lleva de viaje a una Alemania que regresa a su pasado más reciente para hacer cuentas con su historia. Una historia creada con una red de pequeños y grandes relatos... Es un filme para saborear su esencia y, de por sí, es ya una ganadora.