Jon Odriozola Periodista
Brrr, ¡qué frío!
Que le pregunten a una persona acostumbrada al cierzo lo que es la «sensación térmica», concluía esta dama pelín molesta con tanta chorrada
Le comentaba a un amigo que estamos en invierno y, por lo tanto, tiene que hacer frío, como filosofara Pero Grullo. Sucede que enciendes la radio y, como ya intuyera el clarividente y lúcido Mariano Ferrer, te abruman cada media hora con información sobre el «tiempo», y ello ¡como si fuera noticia!. No sería noticia que el hombre muerda al perro, no, la noticia es que nieve ¡en invierno! Supongo que la primicia en verano será ¡que haga calor! Y no al revés, es decir, que nieve en verano, que es lo que cumple en cualquier manual de periodismo. O el gran scoop: ¡que nieve en el infierno! O que yo me corte las melenas.
Que se informe de que tal o cual puerto de montaña está cerrado al tránsito o que es necesario el uso de cadenas está muy bien, pero es suficiente, salvo que se quiera rellenar minutaje de programa y dé tiempo para fumar un cigarrillo.
Ahora está de moda hablar de «sensación térmica» dizque el mercurio marca equis grados pero, ah, la «sensación térmica» es otra. El otro día vi por la tele a una señora experta en la cosa meteorológica decir que la expresión «sensación térmica» es un «invento» (sic) de los weathermen norteamericanos, los «hombres del tiempo» y marianomedinas de los canales televisivos (privados) gringos, a principios de los años ochenta del siglo pasado. Que le pregunten a una persona acostumbrada al cierzo lo que es la «sensación térmica», concluía esta dama pelín molesta con tanta chorrada. En mi pueblo, cuando hacía frío, siempre decíamos esto socolor de pedestre: «hace un frío de cojones». Sin mirar el barómetro (bares por metro cuadrado), todo dios lo entendía, oiga, mirusté. Pero, ¿no habíamos quedado en que el planeta se calienta? ¿No se amedrenta al personal con el famoso «cambio climático»? No bastan las «vacas locas», en su día, o gripes aviares y otros males apocalípticos para que dé hasta por saco salir de casa a tomar unos potes tranquilamente. Resulta que no solo no hay «calentamiento global», sino que en invierno... ¡nieva! Cágate lorito...
Mal negocio para quienes andan detrás de estos armagedones climáticos: los promotores de las centrales nucleares. Incluso te dicen que el dióxido de carbono (CO2) es culpable o las ventosidades de las vacas que expulsan metano a la atmósfera. Todo mentira, ¡qué sería de la fotosíntesis! Cambios climáticos ha habido toda la puta vida. Lo que hay es lo contrario: enfriamiento global (y no calentamiento). Algo que cierta agricultura agradece, como el espárrago, al igual que el tomate precisa de calor en verano. Estos días ha nevado en el desierto del Sahara argelino. ¿Increíble? No, por cierto. Pero sí noticiable, porque es más excepcional que habitual y, sin embargo, no se nos dice nada cuando, curiosamente, vendría de perlas a los defensores del terrorífico «cambio climático». También nevó en 2005 en Melilla. Y en los valles de Kenia. ¿Diremos que es la mano del hombre la que daña y destroza la Naturaleza? Yo digo que es la rapiña del capitalismo quien lo hace y que encima, nos quiere acojonar con inventos como el «cambio climático» mientras la crisis galopa y corta el viento...