La repentina subida de las temperaturas de Belgrado provocó la descongelación de parte del Danubio y, como consecuencia, decenas de barcos atracados en la capital serbia sufrieron importantes daños. Algunos de ellos incluso se hundieron tras ser golpeados por grandes bloques de hielo que ahora flotan sueltos y arrastra la corriente.

Las temperaturas pasaron de los -20° a los 10° del domingo. Tras semanas de congelación por la ola de frío que afectó a gran parte de Europa, el hielo del Danubio, de más de 30 centímetros de espesor, comenzó a derretirse y a liberar grandes bloques.

En el puerto deportivo de Kapetanija, situado en el barrio de Zemun, algunas personas intentaron remolcar sus embarcaciones. «Estamos intentando salvar todo lo que podamos, solo un puñado de barcos siguen intactos de los alrededor de cien que había en el puerto» explicó Mihailo Svilaric, propietario de una embarcación.

El dueño de otro barco, Dragan Jovanovic, dijo que «el hielo se movió tan rápido que no se pudo hacer nada por impedir» los destrozos, valorados en «cientos de miles de euros». Los restos de las embarcaciones dañadas eran visibles a lo largo de caso dos kilómetros sobre la superficie del río.

Además, algunos restaurantes flotantes también sufrieron cuantiosos daños cuando el aumento del nivel del agua y la fuerte corriente los arrastró una veintena de metros río abajo.

Las autoridades utilizaron rompehielos en el Danubio, y en los ríos Sava y Tisa, para hacer frente al hielo, aunque finalmente el tráfico fluvial quedó suspendido el 8 de febrero.

Al menos unas veinte personas han muerto en el país en las últimas semanas a causa de la ola de frío que, según cálculos de economistas, sumará un coste total de quinientos millones de euros.

El Gobierno serbio estudia levantar el estado de emergencia que aprobó para tratar de ahorrar energía y permitir que los equipos de rescate comiencen a abrir carreteras y a llevar suministros a las 70.000 personas que aún siguen aisladas en zonas rurales.