Cuando los ceramistas abren esa caja de sorpresas que es el horno...
Desde que se presentó con el montaje «EKG plazara» en 2004, el colectivo de ceramistas vascos trabaja para dinamizar este arte que tanto le apasiona. Esa caja de sorpresas que es el horno da muchas alegrías, algunas tristezas, y una gran ventana de opciones.
Maider IANTZI
La muestra «Hurbiletik» (De cerca), que se puede visitar en la casa de cultura de Barañain hasta el 2 de marzo, es la última iniciativa del colectivo Euskal Keramikagile Garaikideak (EKG). Es un trabajo de ocho ceramistas -Javier Berasategi, Inés González de Zarate, Jone Urain, Koro Martínez, Loli Pinedo, Maite Salutregi, Ramón Berraondo y Txaro Marañon-, que son los que componen la organización. Tal como explica Marañon, otras veces sí que se han ajustado mucho al título de la exposición, pero esta vez han optado por mostrar cada uno su proyecto personal, lo último en lo que está trabajando. Sin embargo, quieren dar una visión cercana y dejar claro que están a disposición de cualquier interlocutor para contestar a cualquier pregunta. Desvelan los entresijos o la motivación que les lleva a ahondar en un tema, con la intención de acercar un poco más la cerámica a la sociedad, no solo con la obra artística, incluso con el diálogo con los espectadores o haciendo visitas guiadas, un recorrido por la obra de cada uno con el ceramista presente, algo que no es habitual. De ahí viene el nombre de la exposición, «Hurbiletik».
Presentan murales y esculturas, que son básicamente de barro, pero también tienen otros materiales añadidos, esa es precisamente la característica que los ceramistas contemporáneos están impulsando. «Hay barro con hierro, barro con plástico, con cristal... Son mini-instalaciones», describe Marañon. La obra que esta ceramista que desarrolla su trabajo en Gasteiz ha llevado a Barañain se llama «Tumore lagunkoia» (Tumores amigables). «Son piezas de barro reflactario con un módulo, un trozo de plástico extraído de elementos cotidianos, lo mismo de una cafetera, una batidora o de tapones de botellas. De ahí viene el adjetivo `amigable': son cosas que usamos todos los días. El tumor viene de introducir el plástico en el barro, lo que considero casi sinónimo de la tierra». Es una serie que todavía no está acabada; la artista sigue recolectando trozos de plástico de utensilios caseros.
En vez de partir del barro y añadirle plástico, también ha hecho el proceso inverso, trabajando con el plástico y cubriéndolo con unos pequeños módulos de barro. «Formalmente son semillas gigantes, como si dijéramos que el plástico ya ha superado todos los niveles, pero no obstante todavía está ese intento de que lo más natural pueda ganarle el terreno». Es una instalación que va cambiando de medida y se titula «Ajuaj» (jauja, al revés). Tiene una historieta y dibujos; «los ceramistas estamos ya muy chulos -dice entre risas-, eso sí, reivindicando siempre el material que nos caracteriza, la cerámica».
Ramón Berraondo tiene varios frentes abiertos en el estudio de materiales y técnicas: investiga con materiales de alta y baja temperatura, así como con diferentes técnicas para aplicar a la cerámica. «Todavía se puede hacer mucho; es un arte muy completo en el que no solo participa la vista, sino que también son importantes el tacto y, a veces, hasta el olfato», señala. Ha construido unas series que son estelas, otras que son bandejas hechas con distintas técnicas... Un pequeño muestrario de lo que hacen estos artistas y del potencial que tiene la cerámica saliendo de los cánones tradicionales. «¡Es una carga que es imposible que nos quitemos de encima! El concepto de cerámica tradicional es tan fuerte que la gente no sale de ahí. Hablas de cerámica y ya están pensando en el botijo. Y solo es una parte mínima. Si te fijas, todos los grandes artistas, empezando por Picasso, han tocado la cerámica».
Berraondo investiga tanto las pastas como los esmaltes para esas pastas y las formas de trabajarlas, porque considera que la cerámica tiene un «problema», un elemento que pesa, y es que es frágil, durísima pero muy frágil. Es un tema que le gusta estudiarlo para intentar quitarle peso a esa pasta y, de paso, darle elasticidad. «Que gane propiedades, sin perder su esencia», como las pastas que se trabajan con fibra de papel, que ganan en plasticidad y disminuyen en peso. Cuando, al igual que sus compañeros, abre la caja de sorpresas, el horno, con toda la pasión del mundo, se le dibujan infinidad de caminos que recorrer.
Exposición: «Hurbiletik» (De cerca), de EKG, el colectivo de ceramistas contemporáneos vascos.
Lugar: Casa de cultura de Barañain.
Fecha: Hasta el 2 de marzo.