A pesar de que había voluntariosos que trataban de estirar cada minuto, el visitante que llegaba a Tolosa era consciente de que el Carnaval agotaba sus últimas horas. Si ese mismo visitante escogió el frontón Beotibar como alternativa de ocio, el partido que le ofrecieron Olaizola II-Beroiz y Arretxe II-Begino no hizo sino adelantarle esa vuelta a la rutina de la que trataban de escapar aquellos que aún tenían fuerzas.

Y es que, los líderes del Parejas solventaron la papeleta y su pase a semifinales ayer como aquel que el lunes vuelve a su puesto de trabajo, ya sea en una oficina o un taller. En un partido sin ningún brillo ni reminiscencia festiva, con más errores de lo habitual por parte de Mikel Beroiz, los ganchos y remates de Aimar Olaizola, que parece tenerlos automatizados, bastaron para hacer no sólo el día, sino los trabajos por esta primera fase.

Ya desde antes de que comenzara el partido, pero especialmente tras el 5-0 inicial a favor de colorados, los corredores colaboraron en extender esa sensación generalizada de que la de ayer era una jornada de esas sin nada especial que había que sacar adelante de cualquier forma.

Mejoría azul

De todos modos, cualquier jornada laboral puede esconder alguna trampa que otra que puede complicar una faena aparentemente plácida. Ayer en Tolosa hubo un momento de esos, en los que los corredores se levantaron de los asientos que habían ocupado ante la falta de actividad, cuando los azules llegaron a acercarse 12-9.

Se juntaron que Mikel Beroiz tuvo un día de esos tontos en los que no pudo mantener el nivel brillante de otras tardes, con despistes que se concentraron en una fase del partido muy concreta. Además, poco a poco Aritz Begino ya está comenzando a soltar esos derechazos -Beroiz evitó con una volea un rebote en un frontón largo como el tolosarra- que le llevaron a proclamarse campeón en la anterior edición.

Sin embargo, el año pasado contaba con un rematador de la talla de Aimar Olaizola, que esta temporada todavía ha mejorado su eficacia, y este año está con un Iker Arretxe incapaz de ver huecos, ni siquiera cuando el de Auza domina.

Ahí estuvo la principal diferencia ayer en Tolosa, que mientras a Iker Arretxe le costaba terminar un tanto, Aimar Olaizola los conseguía como aquel que pone el precinto de garantía a un producto acabado. Además, para colmo, en esa fase en la que pudo haberse complicado el partido, el de Goizueta tuvo la suerte a favor, como en el resto de escapada con el que hizo tanto y solventó una jornada que pudo complicarse.