Castigos, agresiones, cacheos indiscriminados o traslados que hacen más inaccesibles las visitas siguen conformando el relato que traen de las cárceles españolas y francesas los familiares de los presos políticos vascos.

Son la constatación, según denunció ayer Etxerat, de que los estados español y francés «están dando pasos hacia atrás» que chocan con el clima político abierto en clave de resolución y van en sentido contrario a la demanda de la mayoría social vasca para acabar con las medidas excepcionales que se aplican a los presos políticos.

Etxerat se refirió, en este sentido, a la decisión de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias de denegar las peticiones individuales cursadas por los prisioneros el pasado 10 de diciembre, para que en aplicación de la legalidad española sean repatriados a cárceles de Euskal Herria y se libere a los presos enfermos o los que ya han cumplido las tres cuartas partes de la condena.

«El haber negado esas peticiones elementales muestra la voluntad que tiene el Gobierno español de seguir con la misma política penitenciaria que causa graves vulneraciones de derechos», manifestaron en euskara y castellano Nitxi Aranburu y Ane Miren Ganboa, en representación de la asociación que agrupa a familiares y allegados de los presos políticos vascos. «El Gobierno español muestra, una vez más, su voluntad para seguir jugando con nuestras vidas y las de nuestros familiares», resaltaron ambos.

Aranburu subrayó que «este pueblo ha hecho una apuesta por una solución democrática» ante la que «es absurdo persistir en políticas que no llevan a ninguna parte, a no ser la confrontación o la venganza, que no traerán ni la paz ni la justicia a este pueblo».

18 días en huelga de hambre

Etxerat puso sobre la mesa algunos de los últimos sucesos recogidos en las cárceles españolas y francesas y resaltó, en particular, la situación de Rubén Ribero e Ibon Goieaskoetxea, que serán trasladados a la prisión de Villefranche sur Saône, un destino aún más inaccesible para los familiares y amigos. De hecho, Etxerat destacó ayer que «la situación de nuestros familiares y allegados en las cárceles del Estado francés está empeorando constantemente».

Recordaron que Goieascoetxea y Borja Gutiérrez llevan 18 días en huelga de hambre, junto a Joseba Fernández, que mantiene la protesta mediante otras iniciativas. Se detuvieron, asimismo, en la situación en Dijon, donde la presa de Bilbo Itziar Moreno y la santurtziarra Oihana Garmendia «sufren castigos, provocaciones y problemas con las visitas continuamente».

Desde Etxerat apuntaron que que Moreno fue agredida por un funcionario en Dijon, al igual que Xabier Arina, quien sufrió una agresión por parte de los funcionarios y de un guardia civil en la cárcel de Almería.

En el capítulo de las agresiones se refirieron, asimismo, a los cacheos a los que están siendo sometidos en los últimos tiempos familiares y amigos, que calificaron como «duros y severos». A este respecto destacaron especialmente el cacheo al que fue sometida una familiar menor de edad de Xabier Alegría o el practicado a los familiares de Iñaki Fagoaga, a los que les obligaron a firmar un documento autorizando el propio caheo para realizar una visita con cristal, sin contacto físico con el preso.

Etxerat denunció que estos comportamientos sólo buscan «asustarnos», a lo que respondieron que «vamos a seguir haciendo miles de kilómetros y esquivando sus ataques».