Martxelo Díaz Periodista
Aquí tampoco hay calefacción
Menuda se ha montado en València por la falta de calefacción en los centros educativos! Aunque algunos parecen haber descubierto ahora que la Policía española golpea con saña a los estudiantes de institutos (quien tenga dudas que vaya a Iturrama, por ejemplo, a preguntar), los estudiantes valencianos han tenido coraje para salir a la calle a defender sus derechos.
Más de alguno en la Conselleria de Educación de la Generalitat se estará preguntando si no habría sido mejor no haber recortado tanto y dejar a los alumnos calentitos en sus aulas. Aunque el PP valenciano tiene la misma capacidad auditiva que UPN-PSN. Ninguna. Hacen oídos sordos a cualquier reivindicación popular, por muy básica que sea. Por un oído les entra y por el otro les sale.
En Iruñea también hay sitios en los que se trabaja sin calefacción. El supermercado Caprabo situado en el último piso del mercado de Santo Domingo es un ejemplo de ello. No se sabe si hace más frío en la calle que en su interior. Y eso que hemos padecido temperaturas bajo cero. Hacer la compra todavía se puede aguantar, aunque el aceite de oliva lleve semanas en estado sólido. Pero quienes verdaderamente sufren son las trabajadoras, obligadas a vestir forro polar en el interior del establecimiento durante su turno laboral. Da igual que estén en la caja o reponiendo en las baldas, el forro es imprescindible. El frío es tal que han tenido que recoger firmas entre los compradores para pedir que les arreglen la calefacción.
Lo primero que viene a la cabeza es que la falta de calefacción se debe a uno de los recortes del Ayuntamiento de Iruñea. Pero no, el responsable es Eroski, propietario de Caprabo, que no arregla la calefacción que se estropeó. Quizá sea una manera de intentar rebajar costes ante la anunciada llegada de la competencia de Mercadona, de origen valenciano y caracterizada por sus bajos precios, logrados entre otros elementos por las precarias condiciones de sus trabajadores. Quizás los responsables de la cooperativa vasca tengan que mirar a València para ver qué ha pasado por no tener calefacción.