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Juan Mari Zulaika Vocal de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Bilbo

¿Cómo nos hacen la ciudad?

Aquí aplicaría yo lo del «efecto Miribilla»: pretenciosa urbanización joven que tiene de todo menos escuela, ambulatorio y centro social. Es la pauta dominante en las nuevas urbanizaciones

El Ayuntamiento de Bilbo se dispone a revisar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), tras 17 largos años de vigencia. ¿Para qué un Plan de Ordenación, si la ponen luego de montera y hacen de la capa un sayo? Dicho Plan ha sufrido más de 200 modificaciones y todas sin cumplir la preceptiva fase de participación ciudadana. Es una historia de improvisaciones, de incumplimientos, de total opacidad, de motivaciones económicas por encima del interés social. Y ahora, sin esperar a la revisión, se lanza una seria amenaza sobre la calle Juan de Garay, acceso principal a Bilbo.

Es de dominio público el viejo proyecto de la estación Intermodal de Abando, contemplado en el Plan desde 1995. No hace más de dos años, Fomento aseguraba que junto a la estación de las diversas vías ferroviarias, incluido el TAV, albergaría también la central de autobuses. Al año, el Ayuntamiento, animado por la experiencia del Termibus, decide trasladar ahí la central. Acaba de hacer públicos el plan en detalle, el presupuesto de 65 millones de euros y el plazo de ejecución de 27 meses.

El proyecto antiguo de Abando contemplaba un vial de acceso para autobuses que transcurría desde la autopista hasta la Intermodal de Abando, soterrado en tramos junto al colegio Iruarteta de Zabala y también por la trinchera ferroviaria de Cantalojas. Desde el principio este vial fue saboteado con la construcción de la rotonda a la entrada de Juan de Garay, que no respetó el trazado ni las cotas de aquel.

Hace dos meses, apremiado por la ampliación de la Escuela Iruarteta, el Ayuntamiento decide anular ese acceso vial tan estratégico, devolviendo la función de acceso a Juan de Garay. Y para más inri, plantea colocar una estación de autobuses en la trinchera de Cantalojas con entrada y salida por dicha calle.

Lo curioso es que esta sucesión de cambios ocurre en Bilbo impunemente, a espaldas del pueblo, sin que la oposición se inmute, a diferencia de la tangana mediática montada en Donostia contra el alcalde de Bildu por intentar ubicar la estación de autobuses en Riberas de Loyola en lugar de Atocha, como mejor ubicación. Lo mismo que en Bilbo, en Donostia dicha estación lleva implicada su conexión con el futuro TAV, proyecto cuestionado a su vez por Bildu junto a las famosas supraestructuras. Es lo que allí trae alborotada a la oposición, pese a que la crisis pide atemperar la apuesta por los megaproyectos.

En el caso de Bilbo, el último cambio ha transcendido y cuatro asociaciones de vecinos de la zona Sur han reaccionado y exigido al Ayuntamiento someter los cambios a exposición pública. Presentarán las alegaciones pertinentes. Otra cosa es que consigan que el asunto trascienda al dominio público y la ciudadanía reaccione ante los cambios en la ciudad que sufre en sus carnes.

Las asociaciones entienden que la estación de autobuses, al fondo de Juan de Garay, condena a esta calle urbana a ser un apéndice de la autopista. El derribo del puente Sabino Arana y el nuevo acceso por Olabeaga, junto a la apertura del ramal de entrada de Santander a Juan de Garay, hoy cerrado, agravarán la densidad del tráfico por ella a cotas de difícil tránsito, a la par que la contaminación acústica y ambiental que afectará a sus habitantes.

Debido a sus graves repercusiones, la modificación debería respetar un análisis global de la zona, estableciendo un marco normativo específico, como puede ser un PERI, más cuando está sobre la mesa la inmediata revisión del PGOU.

En cuanto a la ampliación del Colegio Iruarteta, nuestra opinión es que no resuelve en absoluto las carencias escolares de la zona, máxime si se desconocen todavía en qué va a consistir, si en abrir más líneas o en un centro de distinto nivel. Las asociaciones vecinales aceptan la ampliación como mal menor. Se ha llegado a esta situación alarmante por la pasividad de la Administración, negándose a acometer la descontaminación del terreno adjudicado a tal fin en Miribilla, a pesar de ser la zona de mayor crecimiento demográfico. Aquí aplicaría yo lo del «efecto Miribilla»: pretenciosa urbanización joven que tiene de todo, menos escuela, ambulatorio y centro social. Es la pauta dominante en las nuevas urbanizaciones.

Sigue en pie que el TAV llegará a la estación de Abando. Destrozados ya los más pintorescos valles del recorrido, se desconoce aún el itinerario de su acceso a la ciudad. Aparte de otros problemas implicados, como la hipotética conexión con la Variante Sur Ferroviaria para mercancías del puerto, ¿por dónde entrará a la ciudad el polémico convoy del TAV, matarile, rile, rile?

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