Crónica | Detenciones en Andoain
Del nuevo tiempo al tiempo atrás
Las detenciones de Iñaki Igerategi e Inaxio Otaño «Ttintto» han paralizado el reloj del nuevo tiempo en Andoain, donde sus vecinos intentan asimilar un operativo al que pocos encuentran respuesta razonable alguna.
GARA
La incomprensión es, a día de hoy, la palabra exacta que refleja el sentimiento de la mayoría de los vecinos de Andoain ante las detenciones de Iñaki Igerategi e Inaxio Otaño Ttintto en la madrugada del martes. La irrupción de Bildu en el Consistorio de la localidad y la declaración histórica de ETA que anunciaba el cese definitivo de su actividad armada han aflorado en los últimos meses tanto en Andoain como en otros muchos municipios de Euskal Herria un sentimiento esperanzador y positivo que se ha contagiado entre un amplio espectro de la representación política.
El resultado aplastante del PP en las pasadas elecciones estatales y su llegada al Gobierno español creó reticencias y reavivó miedos y temores entre muchos ciudadanos, aunque pocos -o solo los más escépticos- presagiaban un operativo como el registrado en la madrugada del martes.
Las detenciones han caído literalmente como un jarro de agua fría entre los habitantes de Andoain, que han revivido sin esperarlo los momentos más tensos del conflicto político de este país. Un duro golpe para el círculo abertzale, pero también para muchos vecinos de diferentes sensibilidades políticas.
El arresto de Igerategi y Otaño -personas muy conocidas en el municipio- no casa para muchos habitantes con el nuevo tiempo que vive un país que intenta encaminar su futuro hacia un escenario de democracia real y plena.
«¿Esto, a qué viene?»
GARA ha consultado con comerciantes, trabajadores y vecinos de Andoain para conseguir una amplia imagen del sentimiento que ha dejado esta operación policial entre los vecinos que, entre la consternación y la incomprensión, intentan encontrar respuestas a unos interrogantes que deberían estar a medio enterrar en este nuevo escenario: las detenciones, la incomunicación y el riesgo que ello conlleva sobre los derechos de los detenidos.
«¿Esto, a qué viene?», es la pregunta que más resuena en boca de las personas que han recibido con asombro este hecho y que no comprenden «ni a nivel personal ni a nivel político» la motivación de los arrestos. El «sinsentido» es una reacción generalizada entre los vecinos, incluso entre los más prudentes en cuanto a opiniones políticas, aunque también hay quien prefiere mantenerse al margen de lo ocurrido. Sin embargo, la mayoría denuncia que «es al Gobierno español a quien no le interesa que la paz llegue a Euskal Herria».
La sensación es la misma entre los compañeros de trabajo, donde se han sucedido las muestras de apoyo y solidaridad en las últimas horas.
Fiel reflejo del impacto que han causado estas detenciones en diferentes círculos de la localidad es la imagen que ilustra este texto. Se trata de la masiva rueda de prensa que ofrecieron ayer decenas de familiares, amigos y compañeros de trabajo de Igerategi y Otaño en el centro cultural Bastero de Andoain, donde mostraron su preocupación por la incomunicación de los arrestados y exigieron la libertad de los mismos.
Demasiadas interrogantes aún abiertas, por tanto, ante unos acontecimientos que hacen parar el reloj del nuevo tiempo –o que intentan hacerlo– a pesar de que la barrera social construida en un momento histórico como el actual parece inquebrantable, inamovible y sin intención de volver atrás.