Cuando uno accede por la puerta 26 al museo del Athletic en San Mamés se encuentra una frase de Mr. Pentland, que reza: «En el deporte hay algo más profundo y noble que la victoria misma». Con independencia del resultado de la eliminatoria, el partido de esta tarde en La Catedral aúna todos los ingredientes necesarios para que se aliñe un gran espectáculo futbolístico, de esos a los que este estadio centenario es tan dado y tanto agradece. Un choque europeo con el que San Mamés quiere evocar otras gestas no tan lejanas y aún en la memoria reciente, como la del incontestable 4-0 a los polacos del Lech Poznan en 1983 con goles de Goikoetxea, Sola, Noriega y Urkiaga tras un decepcionante 2-0 en la ida; o la de aquel 3-0 al Anorthosis chipriota en 1994 con tantos de Guerrero, Goikoetxea y Andrinua para levantar un 2-0; o aquel ya mítico gol de Ziganda al Newcastle de Alan Shearer del mismo año como respuesta al 3-2 en suelo inglés; o aquel 2-0 al Tranbzonspor turco de 2004 con goles de Yeste y Ezquerro para remontar un 3-2. Hoy, el Athletic espera ese San Mamés, aquel en el que, como diría Pep Guardiola, parece que las cosas pasan dos veces.

El técnico luso del Lokomotiv, José Couceiro, en las ruedas de prensa previas al encuentro, argumentaba que su equipo ha marcado en sus cuatro salidas de esta Europa League y le respondía minutos después el capitán rojiblanco, Andoni Iraola, que también ellos acumulan un buen saco de muescas a favor en casa en sus últimos encuentros -19 goles en los últimos 6 partidos en casa-. Enfatizaba el técnico portugués que «no podemos pensar en defender el resultado de la ida; venimos a marcar», y le replicaba Marcelo Bielsa que «si hacemos un gol, tenemos que ir a buscar el segundo y así sucesivamente».

Será un partido enorme, a priori, «para nosotros y para la gente», dijo Iraola. «Y para nosotros es una ventaja jugar en San Mamés», añadió. «Bilbao es una ciudad que goza del fútbol, tenemos que estar contentos por disfrutar de un ambiente así, sabiendo que al Athletic le van a apoyar desde el primer al último minuto», no reparó en loas el preparador portugués, simpático y distendido. «Tenemos que luchar contra el rival y contra el ambiente», reconoció el delantero ecuatoriano Felipe Caicedo.

Iraola: «Jugar a un nivel alto»

Lo que ambos técnicos dejaron patente es que ninguno se conforma con el marcador de la ida. Bielsa ve a su equipo «con muchos deseos de jugar el partido» y, fiel a su visión del fútbol, no imagina la actitud del rival, sino la suya propia: «Nosotros estamos mentalizados para ganar».

Ni él, ni sus jugadores, aclaró, tienen la cabeza en el `Teatro de los Sueños' de Old Trafford, como le sugirió un periodista ruso. «De ninguna manera damos esta partido por ganado. Ninguno piensa en qué va a pasar más allá del día de mañana».

El planteamiento que Bielsa disponga será el sabido. Sin embargo, Iraola, que no quiere saber nada de los malos recuerdos del Anderlecht y Austria de Viena, sí dio una de las claves para superar al complicado equipo del Ferrocarril más allá del riesgo de encajar algún gol: «Tenemos que dar un nivel alto para pasar» y pasa por «dar la imagen de la primera mitad allí».

No lo pondrán fácil los rusos, que llegan a Bilbo con la intención de «buscar la victoria y no ir a por el empate», como dijo su capitán Dmitri Tarasov. «No nos hace felices el resultado, pero estamos al 50% de probabilidades», valoró. «Sabemos lo que nos espera y sabemos a lo que hemos venido», insistió su compañero Caicedo. José Couceiro reiteró la idea de que «no podemos pensar en defender el resultado», porque «si vamos a por el 0-0, perderemos».

No quiso dar pistas el luso sobre su once, ante la baja del delantero Maicon, pero básicamente podría ser el mismo de la ida, sustituyendo al brasileño por Obinna, cambiado de banda, o Grigorjev, si prefiere meter a un mediapunta derecha. La inclusión del central portugués Da Costa sería la otra novedad, al que incluso puede acompañar el veterano eslovaco Durica. Modificaciones que a Marcelo Bielsa le dan lo mismo. «Jugaremos igual que siempre», corroboró.