Al menos 49 personas, entre ellas un menor de edad, murieron y más de 600 resultaron heridas en el descarrilamiento de un tren cuando llegaba a la estación Once de Buenos Aires, una de las tres más concurridas de la capital bonaerense.

El siniestro, considerado el segundo más grave en la historia reciente argentina, ocurrió sobre las 8.30 cuando el convoy, compuesto por ocho vagones que transportaban entre 800 y 1.000 pasajeros desde la localidad bonaerense de Moreno, no pudo frenar al llegar a la estación e impactó contra los topes del andén. El mayor número de víctimas mortales se registró en los primeros vagones, que se encajaron unos en otros, según versiones oficiales.

«Hemos atendido más de 600 heridos», indicó Alberto Crescenti, del Sistema de Atención Médica de Emergencia. Según explicó, el grueso de las víctimas sufrían paros respiratorios, traumatismos y fracturas. Advirtió de que entre los heridos había «varios niños, algunos en estado delicado».

Daniel Russo, director de la Defensa Civil, calificó de «angustiante» la tarea de los bomberos para rescatar a los pasajeros atrapados en los primeros vagones de la formación porque «había cuerpos apilados».

El secretario argentino de Transporte, Juan Pablo Schiavi, calificó de «muy grave» el accidente. Indicó que el tren llegó a la estación a «26 kilómetros por hora» y que, al parecer tuvo «algún fallo en su sistema de frenos. Está todo filmado, lo que facilitará la investigación».

Denuncia de los sindicatos

Sin embargo, Rubén Sobrero, delegado de los trabajadores de la línea Sarmiento -en la que se produjo el accidente-, aseguró que los frenos del tren fueron revisados el martes por la noche en el taller de Castelar. «Por lo que tenemos entendido, esta formación salió ayer -el martes- del taller. La estuvieron revisando. Todo lo que tiene que ver con el sistema de frenos lo habían revisado». No obstante, mostró su asombro por la velocidad con la que entró en la estación. «Ha entrado muy rápido porque si no es imposible un choque así. Es muy extraño este accidente», resaltó. Aunque no descartó que el accidente se debiera a un fallo en los frenos, incidió en que el tren siniestrado pertenecía a un conjunto de máquinas Toshiba importadas hace 40 o 50 años y que no han tenido la necesaria inversión para su mantenimiento. «Venimos denunciando hace muchos años el estado del material rodante», remarcó.

«Más rápido de lo habitual»

Algunos de los pasajeros heridos aseguraron que el tren presentaba problemas en su sistema de frenado desde la estación de Haedo, donde tuvo que retroceder varios metros para quedar a la par del andén.

«En Moreno informaron de que el tren no iba a parar, pero después se decidió que sí y frenó en casi todas las estaciones. Al llegar a Once, el tren iba más rápido de lo habitual. De repente, escuché un estruendo y mucha gente se me cayó encima. Creo que tenía más de diez personas arriba mío, salí como pude y solo veía gente lastimada y escuchaba gritos», relató a Telam Esteban, uno de los viajeros.

Marcelo, que también iba en el tren, recordó que sintió «un estruendo y vi mucha gente con fracturas encima mío. Yo iba en el cuarto vagón y fue tan fuerte el impacto que cuando pude salir debajo de la gente que tenía encima, me di cuenta de que terminé en el tercer vagón». Al igual que Esteban, incidió en que el tren «venía más rápido que otros días».

Otro de los pasajeros que viajaba en el primer vagón comentó que «nos estábamos preparando para bajar porque el tren estaba disminuyendo la velocidad, y sentimos que frenó de golpe y el segundo vagón era como si se plegara sobre el primero. La gente se me venía encima, estaba aprisionado». Mientras, los familiares de los pasajeros se apilaban en las vías ferroviarias en busca de información. «En el tren viajaban mi mujer y mi hija. Estoy desesperado porque no sé nada de ellas», comentó Fabián Milán.

Santiago Meza intentaba localizar a su hija Natalia Beatriz. «No aparece en ningún hospital. Subió al tren en Merlo y ella siempre viajaba en el primer vagón, la llamo al celular pero no responde», manifestó.

«Hay que avisarse, si pasan todos los hospitales todas las listas ya está. Es una cuestión de sentido común», clamaba uno de los familiares de un herido en el accidente a las puertas de un hospital. Muchos se quejaban de la falta de información.

Los hospitales decretaron la situación de alerta, suspendiendo las consultas con cita previa para atender a los heridos.