NUEVO TIEMPO PARA EUSKAL HERRIA
CONSTRUYAMOS LA PAZ EN EL PROCESO DEMOCRÁTICO
1.- La paz, un horizonte por alcanzar en Euskal Herria.
El firme compromiso democrático de la Izquierda Abertzale que culminó con el documento «Zutik Euskal Herria», y el propio desarrollo de dicha ponencia han tenido como uno de sus principales efectos la declaración de cese definitivo de la actividad armada por parte de ETA y la apertura de una auténtica oportunidad de terminar con décadas de conflicto y profundizar en un futuro democrático.
De esta manera, la Izquierda Abertzale ha realizado la aportación que le corresponde para poder construir la paz en nuestro país. Ha hecho todo lo que estaba en sus manos para posibilitar un nuevo tiempo. Sin embargo, este hecho, en sí mismo, no significa en modo alguno que la paz haya llegado a Euskal Herria, por cuanto que el cese unilateral de una de las violencias no es sinónimo de paz. Y es que existen otras violencias. Así, la política represiva de los Estados debe cesar para poder empezar a hablar de un escenario de no violencia y de auténtica democracia.
La transición que nos lleve desde un escenario de violencia y opresión a una paz justa y duradera en Euskal Herria está por hacer.
Los pasos unilaterales de la Izquierda Abertzale han puesto en marcha el Proceso Democrático, pero todavía es largo el tránsito del escenario actual a un escenario democrático que garantice la paz.
En este sentido, tal y como se ha dado en otros conflictos, necesitaremos de una justicia transicional que establezca un conjunto de medidas políticas y jurídicas que ayuden a desarrollar un proceso democrático que permita alcanzar la paz:
-Que sea instrumento para responder de forma positiva a la necesidad de superar las consecuencias del conflicto y eliminar las causas de injusticia de carácter estructural.
-Que promueva la reconciliación desde el respeto mutuo buscando la verdad y la necesaria reparación de todas las personas que han sufrido en el conflicto.
-Que deberá estar asociada a las dinámicas políticas y sociales que tienen por objetivo resolver los problemas derivados de un pasado de negación de derechos y violencia.
-Que no busque vencedores y vencidos, sino una solución de la que todo el país salga vencedor. Una justicia que aporte lo necesario para poder alcanzar la paz y la reconciliación.
En consecuencia, la justicia transicional es necesaria para:
2.1.- El cese de toda violencia
ETA ha dado por finalizada su actividad armada. Sin embargo, este hecho no ha traído consigo el fin de todas las violencias.
A este respecto, consideramos necesario que se termine con la actual política penitenciaria, totalmente inhumana. Así, tanto los presos y presas gravemente enfermas como quienes han cumplido las tres cuartas o las dos terceras partes de la pena deben ser excarceladas. Se debe dar fin a la dispersión -procediendo al traslado de los presos y presas políticas vascas a Euskal Herria- como paso previo al proceso que permitirá el regreso a sus hogares. La política de represión, acoso policial y detenciones contra militantes independentistas, así como los juicios y los encarcelamientos deben terminar definitivamente. Las políticas de excepción deben finalizar; y se deben garantizar el conjunto de derechos civiles y políticos de la ciudadanía vasca, entre los que destaca la imperiosa legalización de Sortu.
2.2.- Responder a las consecuencias del conflicto
Un país en paz no necesita de miles de personas armadas. Hay que comenzar a desmilitarizar nuestro país. Al terminar la estrategia de guerra y represión, las armas y las legislaciones de excepción deben desaparecer del paisaje cotidiano. De ahí que ETA deberá deshacer sus estructuras militares y poner las armas fuera de uso. Asimismo, los Estados español y francés tendrán que deshacerse de, o readecuar, los operativos armados y represivos creados para el conflicto. Las legislaciones de excepción dictadas durante el conflicto y que han servido para retroalimentarlo deberán desaparecer. En definitiva, todos los instrumentos que responden a un conflicto violento, deberán desactivarse para permitir la construcción de un futuro en paz y libertad.
En este sentido, también es necesaria la vuelta al hogar de todos y todas las presas y exiliadas, procediendo a adoptar las medidas necesarias para que, tras un largo periodo de ausencia, puedan adecuarse a la vida ordinaria.
No hay conflicto armado en el mundo que mantenga a centenares de personas encarceladas por décadas cuando el mismo ha terminado. Hay decenas de ejemplos en los últimos años de países que han alcanzado una paz justa y duradera con procedimientos legalmente y diplomáticamente reconocidos para tratar la vuelta a casa de personas encarceladas y exiliadas por su participación en el conflicto. Es posible y necesario hacer lo mismo en nuestro país.
Para ello ETA y los gobiernos español y francés deben abrir un proceso de diálogo y acuerdo para tratar las consecuencias mencionadas y resolverlas para siempre.
2.3.- Promover la reconciliación desde el reconocimiento mutuo
El conflicto ha tenido consecuencias muy dolorosas sobre una gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas. Muchas personas han perdido la vida, han padecido daños físicos y/o psíquicos, están desaparecidas, han sido torturadas o maltratadas, amenazadas, encarceladas o exiliadas. Un sufrimiento que se ha hecho extensivo a familiares y amigos.
Si deseamos una Euskal Herria que viva en paz y con justicia, deberemos responder y dar salida a todo este dolor.
La sociedad vasca deberá trabajar con tesón para que las heridas abiertas durante todos estos años puedan sanar. El camino de la reconciliación será largo. Un conflicto que se remonta siglos atrás no desaparece de un instante para otro. Para ello será necesario que la sociedad vasca y los Estados respondan a las causas que lo han generado. La sociedad deberá asimismo acompañar y, en la manera de lo posible, ayudar a aliviar el dolor de quienes hayan sufrido la violencia de forma directa y de sus familiares. Además, debemos ser muy conscientes de que la reconciliación no será posible sin lograr un acuerdo de convivencia democrática. La reconciliación exige ese acuerdo.
En nuestro Pueblo existen -y seguirá habiendo- puntos de vista diversos sobre lo acaecido en el pasado. Y si bien debemos tratar de buscar toda la verdad, esta verdad completa será la suma de diversas e incluso de diferentes verdades.
Nadie debe sentir temor de hablar sobre lo ocurrido; esto nos hará más libres y asegurará la reconciliación y garantizará que nunca se repita lo acaecido. Debemos conversar acerca de todo lo sucedido en estos años, así como sobre los motivos y razones del conflicto. Esto puede ser difícil, es, sin embargo, imprescindible si queremos construir una sociedad en paz. Seguramente, y tal y como señala un proverbio zulú, «toda la verdad es amarga, pero necesaria».
La Izquierda Abertzale está preparada para ello y muestra su total disposición a hablar sobre lo acontecido en nuestro país con quienes lo deseen. No aceptamos que el dolor y el sufrimiento de las víctimas del conflicto se usen como excusa para no dialogar. Muy al contrario debería ser un acicate para buscar un nuevo escenario de paz justa y duradera.
La reconciliación no significa olvido, ni tampoco que aquellas personas que hasta ahora se han considerado enemigas se conviertan en amigas. La reconciliación debe suponer el reconocimiento de las partes: el reconocer a la otra persona y reconocerse ante la otra persona. Significa reconocer el dolor causado y el respeto ante dicho dolor. Si durante años de conflicto la falta de sensibilidad hacia el dolor ajeno ha sido lo que caracterizaba a la partes en el conflicto, este nuevo tiempo exigirá un esfuerzo por parte de todos y todas en aras a sanar las profundas heridas que nos afligen.
En este sentido, la Izquierda Abertzale desea mostrar con total sinceridad su absoluto respeto hacia todas aquellas personas que han sufrido y padecido en este largo conflicto, sin querer proceder a ninguna clasificación del dolor y el sufrimiento, ni a ninguna equiparación entre los mismos.
Son muchas las personas que, de diversas maneras, han sufrido en este conflicto. Conocemos su dolor y todas ellas merecen nuestro respeto. Por eso, el señalar que ha habido víctimas en todas las partes no es un acto de propaganda, sino un hecho real e inequívoco. Además de las víctimas de la actividad de ETA y otras organizaciones armadas, ha habido muertes producidas por fuerzas parapoliciales, terrorismo de Estado, represión, políticas de tirar a matar, torturas y tratos inhumanos, discriminación o restricción de derechos básicos. Esto es un hecho histórico que nadie puede negar.
La Izquierda Abertzale reconoce el dolor y el sufrimiento que las diversas manifestaciones de violencia han producido en Euskal Herria; la generada tanto por la actividad armada de ETA como por las políticas represivas y de guerra sucia de los estados español y francés.
La Izquierda Abertzale acepta que mediante sus declaraciones o actos ha podido proyectar una imagen de insensibilidad frente al dolor causado por las acciones de ETA. Ante ello, lamenta el daño que de manera no deseada haya podido añadir con su posición política. Y reconocemos que, en la crudeza del conflicto, nos ha faltado hacia unas víctimas la sensibilidad mostrada con otras. Lo reconocemos sin ambages, y deseamos que sea aceptado con la misma sinceridad con la que se muestra.
Con todo, la Izquierda Abertzale manifiesta hoy su profundo pesar tanto por las consecuencias dolorosas derivadas de la acción armada de ETA como por nuestra posición política con respecto a las mismas, en la medida en que haya podido suponer- aunque no de manera intencionada- un dolor añadido o un sentimiento de humillación para las víctimas.
Si deseamos construir una paz justa y duradera es crucial reconocer todo el sufrimiento padecido y mostrar un compromiso y una voluntad clara por sanar las heridas de nuestro Pueblo. Un Pueblo que, en sí mismo, ha sido y sigue siendo también víctima. Víctima en términos políticos y colectivos -y a lo largo de su historia- de la violencia sistemática de los estados español y francés.
La pertinaz negativa a reconocer los derechos que como Pueblo nos asisten es la base de los largos ciclos de injusticia, represión y resistencia a los que se ha sometido a nuestro Pueblo. Los Estados español y francés deberán reconocer el dolor causado a Euskal Herria y a los miles de hombres y mujeres de este país que han sufrido en sus propias carnes la política represiva y de guerra sucia de ambos estados. Generaciones de jóvenes vascos no resistieron y lucharon a través de la historia porque les gustase, no, miles y miles lucharon porque se sintieron reprimidos, excluidos y dominados por Estados y políticas ajenas a su cultura, identidad y dignidad como pueblo que somos y hemos sido por milenios.
Finalmente, la Izquierda Abertzale quiere recalcar que ninguna fuerza política puede eludir su responsabilidad en este largo conflicto: que nadie trate de mostrarse como mero espectador o evaluador de un conflicto en el que ha tomado y toma parte.
2.4.- El Pueblo Vasco necesita conocer la verdad: La Comisión de la Verdad como instrumento para conocer lo acaecido
La Izquierda Abertzale considera crucial hablar sobre lo ocurrido; recuperar la verdad sobre lo acontecido. Nuestro Pueblo necesita saber la verdad, pero debe ser toda la verdad sobre el conflicto político y sus consecuencias. El conocerla, además de hacer más fácil el tránsito desde un escenario de violencia a un escenario democrático, contribuirá a la reconciliación y nos hará más libres.
La Izquierda Abertzale considera que para conocer lo que realmente ha ocurrido en nuestro Pueblo debería constituirse una Comisión de la Verdad, de naturaleza internacional e independiente, políticamente imparcial, con una participación abierta y sin ningún tipo de exclusión. Correspondería a esta Comisión analizar las causas y consecuencias del conflicto y los abusos cometidos durante el mismo.
De hecho, entendemos que la formación de dicha comisión es fundamental no ya sólo para conocer lo acontecido, sino que también para -aprendiendo de la lección histórica- situar las bases con las que evitar que en el futuro se vuelva a reproducir nada similar, alcanzando una justicia verdadera y la reparación de todas las víctimas.
Esta Comisión de la Verdad necesitaría de la cooperación de todas las partes, con la implicación tanto de gobiernos, partidos políticos y la sociedad civil. Debería tratar sobre el papel de diversas organizaciones en el conflicto actual (tanto aparatos del Estado como instituciones, medios de comunicación, sociedad, partidos, organizaciones armadas...). Debería ayudar a la consolidación de la paz, teniendo en cuenta al conjunto de víctimas y sin ningún tipo de jerarquización ni clasificación. La organización de la Comisión, sus objetivos así como su actividad deberían acordarse entre todos los participantes.
La Izquierda Abertzale está decidida a apoyar la formación de dicha Comisión de la Verdad. En este sentido pedimos a los demás partidos políticos y a los Estados francés y español que muestren la misma disposición y voluntad. Como sociedad, solo así sanaremos las heridas que ha dejado el conflicto y aseguraremos que nunca más se vuelva a repetir.
2.5.- El diálogo y el acuerdo democrático como garantía de no repetición
Tan importante como conocer lo ocurrido es el establecer garantías para que no se vuelva a repetir lo ocurrido. Para ello es necesario hablar no tanto de lo pasado como de la convivencia futura. Si hemos de alcanzar una paz justa, verdadera y duradera es necesario que los agentes vascos procedamos a acordar y construir un escenario democrático. Un escenario democrático respetado por los Estados español y francés.
Es inaplazable el diálogo y el Acuerdo sobre un marco jurídico de futuro. Esa es la garantía de no repetición que consiste en poner el conflicto en parámetros exclusivamente democráticos, para que el debate político se dé sobre un suelo igualmente democrático y a través de vías meramente democráticas.
Dicho diálogo debería darse sobre las siguientes bases o principios:
A) Aceptación de los Principios Mitchell.
Todas las fuerzas políticas de Euskal Herria deberían hacer suyos todos los Principios Mitchell, de la misma manera que lo hace la Izquierda Abertzale. Dichos principios son la garantía para la consecución de un escenario de paz y soluciones democráticas. Por ello, todas las fuerzas políticas deberían manifestar su:
- Compromiso con medios democráticos y exclusivamente pacíficos para resolver asuntos políticos.
- Compromiso a renunciar al uso de la fuerza o a la amenaza de usarla, así como a rechazar que otros agentes la utilicen o amenacen con utilizarla, en el conjunto del proceso democrático y en cualquier hito o punto de inflexión del mismo.
- Compromiso con acordar someterse a los términos de cualquier acuerdo alcanzado en las negociaciones multipartitas y recurrir a métodos democráticos y exclusivamente pacíficos para intentar alterar cualquier aspecto de ese resultado en el que puedan estar en desacuerdo.
B) Se deben diferenciar los proyectos políticos de las soluciones democráticas.
Todo proyecto político democrático es legítimo en Euskal Herria y se debe lograr el escenario democrático para que cualquiera de los mismos pueda, además de poder ser defendido, ser materializado si la voluntad democrática mayoritaria así lo expresa.
C) La construcción de la paz exige el reconocimiento y respeto a la pluralidad de Euskal Herria.
La diferencia en torno al presente y futuro del Pueblo Vasco y sus relaciones con los estados francés y español, que pueden legítimamente mantener las fuerzas vascas, no impide que se reconozca y acepte la existencia de una realidad histórica, lingüística, social, económica y cultural llamada Euskal Herria. Una sociedad plural que ha bebido a través de la historia de las muy diversas aportaciones de los hombres y mujeres que han vivido y viven en este país. Una pluralidad que todos debemos reconocer y respetar.
D) Construir la paz conlleva el reconocimiento y respeto de todos los derechos, incluido el Derecho a la Libre Determinación.
El derecho a la libre determinación de los pueblos no es una posición partidaria sino un derecho básico. Un derecho humano de carácter colectivo reconocido por el derecho internacional, democráticamente practicado y aceptado por la comunidad internacional en varios casos recientes como ha sido en Irlanda, Escocia, Quebec, Montenegro o Sudan del Sur. El reconocimiento de este derecho no significa predeterminar nada sino otorgar a la sociedad la capacidad de decidir. Reconoce que es la sociedad vasca la que en última instancia debe acordar sobre su futuro.
Ezker Abertzalea
2012ko otsailaren 26a