Un paso que fortalece a quien lo ha dado
La izquierda abertzale hizo ayer, en un acto solemne en el Kursaal, una declaración con la que pretende contribuir a la construcción de un escenario democrático en Euskal Herria y facilitar la transición entre la actual situación y la que desde hace tiempo anhela la sociedad vasca. Una propuesta que contiene medidas concretas, que es fruto de un importante proceso de reflexión y que abarca numerosos aspectos que deberán ser abordados por todos los agentes si realmente quieren poner las bases para una paz justa y duradera, también el de las víctimas y el dolor causado durante décadas de conflicto. En este sentido, la izquierda abertzale ha hecho un ejercicio de autocrítica que no ha realizado ninguna otra fuerza política, desde luego, no aquellas que han tenido una gran responsabilidad en la violencia del estado.
Así, contrasta la actitud de quienes han vuelto a comparecer ante la sociedad para aportar al camino de la solución, con la que mantienen, no ya aquellos que tiran de manual para descalificar cualquier paso, sino quienes insisten en aferrarse a esquemas pasados de dolor y sufrimiento. A este respecto, las declaraciones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, son elocuentes y demuestran para qué sirve el aval que el PNV ofreció en el Congreso al pacto de estado entre el PP y el PSOE. Ni suficiente ni insuficiente, el Gobierno de Rajoy anuncia que no va a hacer ningún movimiento y que va a mantener la política de excepción en las cárceles. Mucho tendrán que esforzarse los jeltzales para explicar las bondades de lo pactado en Madrid.
En todo caso, con esta iniciativa unilateral, que sucede a otras del mismo calado adoptadas en los últimos años, la izquierda abertzale no busca contrapartidas del estado ni de sus adversarios, aunque les inste a moverse, sino impulsar el proceso de soluciones y, de paso, logra asentar su posición política ante la sociedad. Porque el de ayer es un paso que fortalece a quien lo ha dado y pone en evidencia a aquellos que se mantienen inmóviles, incapaces de conectar con la voluntad de la ciudadanía. Quieran o no, van a tener que moverse, y cuanto más tarden, más costoso les resultará.